Capitulo 3 "no puede ser tan difícil"

1.7K 87 1
                                    

Se hizo una coleta alta dejandose mechones de pelo sueltos y se puso ropa más cómoda: un chandal rosa y con una sudadera del mismo color, debajo de esta una camiseta blanca, corta, (se le veía parte del ombligo), acabó su modelito con unas deportivas tambien rosas.
Se dirigió a la puerta pero en ese momento entraba a la casa Olga con un chico y una chica; sus nuevos vecinos de enfrente.
-¡Cielito!-exclamo la mujer. Levaba un vestido azul que le llegaba por debajo de las rodillas, y encima de esta prenda lucía un delantal de flores- estos son Olivv y su hermana María, son hermanos y son nuestros vecinos de aqui al lado.
-Mmmm....hola otra vez- saludo Katia.
-Como, ¿es qué ya os conocíais?-pregunto Olga muy sorprendida-.
-Si, la hemos visto antes, la hemos propuesto unirse a nuestra pandilla- respondio Maria acariciando los sovervios muebles de la casa-.
-Por favor entrar, seguro que teneis que hablar de mucho.
-Olga, tenemos que irnos, tenemos cosas que hacer- se excuso la joven pelirroja-.
-Pero si acaban de llegar- dijo la mujer desilusionada- además, he hecho una tarta de chocolate para chuparse los dedos.
-Bueno Maria, a lo mejor nos podemos quedar un ratito- suplicó Olivv relamiendose los bigotes-.
María y Katia de miraron.
-¡No!- dijeron las dos a la vez y compartieron una sonrisa-.
-Te recuerdo que nos estan esperando,y ya que estamos aqui, podemos acompañar a Katia- propuso la hermana pequeña del chico-.
-Por mi genial- volvio a sonreir Katia-.
Salieron de la vivienda a regañadientes.
Por fin a bastante distancia empezaron ha hecerse preguntas tales como "¿Dónde vivías antes?" por parte de María o por ejemplo por parte de Olivv "¿En la ciudad tambien tenías un grupo de amigos?".
Llegaron a la mina abandonada en pocos minutos (en bicicletas).
-Bueno, decirme, ¿Cuál es mi prueba?
- Es muy fácil para una princesita de ciudad como tu- siguio diciendo Jorgo- ¿ves esos tablones de madera que sujetan el techo?, bien por que hay algunos por los que puedes pasar, al final de todo el recorrido hay una pulsera con un cocodrilo, si la coges estas dentro.
-Bien, pensaba que iba a ser algo más difícil- se hizo la dura, pero en realidad estaba bastante asustada, por que aunque huviera mucho espacio entre los tablones y el techo, estos estaban muy altos del suelo, y si se caía.... intentó no pensar demasiado en ello.
"A lo mejor los 13 años y medio de gimnasia ritmica ayuda en algo" se dijo a si misma mientras subía por unas escaleras oxidadas.
-T-ten cui-cuidado- le aconsejó Peter-.
Katia suspiro.
Cuando llego ariba del todo empezó ha andar con cuidado.
"No puede ser tan difícil, primero un pie y luego el otro" dijo temblando por detro.
Comenzo ha andar, al principio era fácil, pero poco a poco la cosa se iba complicando más y más. Cuando pisó uno de los tablones que estaban a la mitad, este se calló al suelo, y con el chocaron con el suelo todos los de su fila.
Si antes era difícil, ahora era casi imposible.
Se agarró a las últimas esperanzas que le quedaban y puso el pie en uno de los trozos de madera que no se habían caído aún.
Pero este estaba muy suelto, y bajo varios centímetros de donde estaba antes, Katia se equilibró con los brazos para no caerse, y siguió adelante.
Se sentía como una equilibrista apunto de perder su trabajo en un circo.
Tenía miedo, mucho. Siguió andando hacia delante, tenía que conseguirlo o ¿se iba a quedar sin amigos durante el resto del verano?, "para nada" pensó la chica al hacerse esa pregunta en su cabeza. Ese verano iba a ser diferente, especial y divertido, y para eso necesitaba tener una pandilla de amigos con los que pudiera contar siempre que lo necesitase.
Pisó otro tablón, pero este se movió demasiado y tiro a la chica para atrás, perdió el equilibrio y se agarró a los tablones, estaba colgando, literalmente, estaba colgando, con las dos manos agarradas a los trozos de madera.
-Si no quieres continuar, puedes dejarlo e irte a casa- le propuso Frank-.
-No gracias, yo no me rindo con tanta facilidad- le dijo al chico casi gritando-.
Pero en ese momento no sabía que podía hacer.
Pataleo con las piernas para ver si podía llegar al suelo, pero no, estaba más lejos de lo que esperaba.
Al final le vino la inspiración, y fue hacia el final como si fuese un orangután, primero una mano y luego la otra. Pasaron segundos, pero para ella habían pasado días enteros, sentía como el tiempo se alargaba.
Pero como era de esperar, lo consiguió, cogió la pulsera y bajó de un salto.
-!!!Ahora es un Cocodrilo!!!- gritaron todos a la vez al terminar la horrorosa prueba-.
Katia se puso la pulsera con orgullo, lo había conseguido, ERA UN COCODRILO.

Los Cocodrilos: el asesinato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora