Asesinen al extraño: segunda parte

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—Si decides seguir mis pasos vas a perder novias, amigos, sentimientos y probablemente tu cordura. ¿Aún así quieres ser como yo?

—Jack.

El Dominio
Día del asalto

Los toques en la puerta no tenían ninguna intención de remitir, cada vez más fuertes y estresantes.

—¡Chris!, abre la maldita puerta—Saya estaba empezando a perder la poca paciencia que le quedaba.

Finalmente, la cerradura chasqueo y la puerta se abrió, la desesperada Yakuza se encontró con su compañero medio dormido y despeinado.
—¿Ahora que?, Íbamos a vernos más tarde con Marcus y los demás. Déjame dormir hasta entonces...

—Hay un problema...—la nipona estaba atormentada, se notaba en su rostro.

—¿Que sucede?.

—Lin me encomendó una misión esta noche, no podré ir al asalto en casa de Chester. Si no estoy ahí... Los van a matar a todos—explicó con desasosiego.

Su compañero rodó los ojos y bostezo.
—No te preocupes me tienen a mi, yo los protegeré...

—Estoy preocupada por todos, imbécil, aún estás lastimado y eres pésimo trabajando en equipo—la asiática hizo una pausa para masajear su sien.

—Mierda... tengo jaqueca.

—¿Cuál fue el encargo del maestro Lin? —Le preguntó Chris ignorando la desagradable actitud de su amiga.

—Proteger una dirección...—dijo entregando un papel.

Chris, suspiró mientras miraba la tosca letra del maestro Lin.
—¿Quieres que me encargue de esto? no creo que sea una buena idea, Lin te lo encargo a ti...

—Es solo proteger, muy probablemente no ocurra una mierda...—exclamó de manera molesta.

—Eres terrible pidiendo favores...—dijo Christopher.

Saya tomó aire; estaba siendo poco razonable.
—Tuve una mañana complicada, la boca me sabe a vomito y siento que mi cabeza va a explotar. Por favor, Christopher, toma mi lugar, si llegara a haber un problema tu eres el único que puede hacer algo sin cagarse en los pantalones.

No parecía una mala idea, proteger un objetivo se figuraba más sencillo que llevar a cabo el asalto a la fortaleza custodiada por dementes y retrasados sureños.

Luego de meditarlo terminó por aceptar. Su amiga necesitaba ayuda y negársela en ese momento de terrible tensión no parecía concebible.

—Ok, lo haré—aceptó.
—Asegúrate de que quemen el maldito cadáver de Chico, o lo que quede de él...

Una sonrisa de alivio se formó en el pálido rostro de la Yakuza.

—Gracias Chris, te debo una... les diré a los demás sobre esto, Lex tendrá que tomar tu lugar en la entrada.

—Me debes más de una—se quejó con hastío—que no maten a nadie...

La asiática resopló—eso espero. —dijo antes de darle un beso en la mejilla y retirarse.

Cerró la puerta, María se había escondido detrás para evitar ser vista, estaba en ropa interior, miraba a Chris, nerviosa.

Deadly Class: Niños Entre SerpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora