❣︎

944 145 58
                                    

ファーストキス / Primer beso

Todos los niños sienten admiración por sus padres, ya sea porque son las primeras personas con las que tienen contacto o se convierten en su propio estereotipo de súper humano. Los padres cuentan con todos los requisitos que se necesitan para ser llamados "héroes", desde primera instancia captan la atención de sus pequeños con cada acción; cuando un padre arregla la bicicleta de su hijo, cuando una madre sutura la muñeca de su hija. Cada acción por pequeña o insignificante que sea es un punto a favor.

Pero muchas veces, más comunes de las que se cree, esta admiración se convierte en amor, el primer amor de cada ser humano. Aunque esto poco a poco va cambiando con el pasar del tiempo, ya no es la madre o el padre el motivo de romanticismo en los hijos sino alguien similar a ellos, ya sea físicamente o en el carácter.

Kinrou de seis años se encontraba en el patio de su casa cortando flores, las más bonitas que pudo encontrar no solo en su patio sino también en el de sus vecinos, porque sí, su madre lo valía, las flores más hermosas para la mujer más hermosa. Llevaba ya un buen número en una manta que usaba para cargarlas sin estropear sus pétalos, miró cada flor examinando su belleza, las acomodó por tamaño y color para después atarlas con un listón blanco.

Con ramo en brazos se encaminó a su hogar donde seguramente estaría la reina de su corazón, esa que en fines de semana lo levantaba con un beso y de lunes a viernes entraba a su cuarto con una sandalia en la mano preguntando si ya estaba listo para ir a estudiar; al momento de entrar a su hogar dulce hogar lo primero que vio fue a su hermano menor, Ginrou de cuatro años quien parecía darlo todo de sí para terminar una carta la cual tenía un corazón grande hecho con macarrones. El pequeño retrato de Shirogane era un desastre la mayoría de veces, pero cuando se trataba de un obsequio para Tetsuken, su padre, se esmeraba como nunca antes lo había hecho con una determinación brillando en sus pupilas y un sentimiento de cariño y amor desmedido acrecentando en su pequeño pecho.

Kinrou miró desde la lejanía al más pequeño y pasó de largo dirigiéndose a la cocina que es el lugar donde estaría Shirogane tejiendo algún traje o arreglando la maltratada ropa de Tetsuken, al llegar se asomó tímidamente desde el marco de la puerta esperando ser visto por la mujer y que ella le invite a entrar,  la vio justo frente a la ventana junto a su esposo a quien besaba sin pudor alguno; el menor abrió los ojos ampliamente y se escondió tras la pared con un montón de preguntas.

¿Qué fue eso? ¿Era normal? ¿Por qué nunca antes había visto algo así? ¿Cómo se llama eso? ¿Él puede hacerlo? ¿Estaban peleando? ¿Era una pelea? ¿No era una pelea?

El menor huyó en dirección a la sala, aturdido por sus propios pensamientos y agobiado de lo que fuera eso, no quería que nada malo le pasara a su mamá pero no sabía si eso que hacían y no tenía nombre era malo o bueno. Se sentó en el suelo y dejó el ramito de flores a un lado meditando si era correcto hacer preguntas o tomar cartas en el asunto directamente.

— Kin — el castaño alzó la vista encontrando las enormes y brillantes esmeraldas de Ginrou que le miraban con curiosidad — ¿qué pasa?

— No sé — el rubito frunció el ceño sin comprender — papá y mamá hacían algo — al momento de escuchar "papá" las alarmas se dispararon para Ginrou.

— ¿Qué hacían?

— No sé — el más pequeño se sentía agobiado por la poca información que le daba Kinrou.

— ¿Cómo se veía?

— Era... Ven a verlo tú mismo.

Ambos se pusieron en marcha rumbo a la cocina, una vez ahí se asomaron con cautela encontrándolos en la misma escena que el pequeño castaño había presenciado con anterioridad; Ginrou se escondió a la vez que parecía molesto por la vista que se llevó.

Pʀɪᴍᴇʀ ʙᴇsᴏ ☾︎ᵈʳ•ˢᵗᵒⁿᵉ☽︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora