La mesa esta llena, hoy es jueves y toca pollo con macarrones creo que hablo por todos cuando digo que hoy es nuestro día favorito y el bullicio se siente en el comedor.
Todos estamos esperando que la señora Ana nos sirva para disfrutar de la comida, dirás que exageramos, pero aquí esto es lo mejor que tenemos, ahhhh sin contar que en nuestros cumpleaños nos dan un quequito del sabor que queramos y bueno solo faltan unos cuantos días para mi cumpleaños número 8.
-Idalia Hant- mencionan mi nombre- a enfermería- o no ¿por qué en este momento y no cuando friego los pisos? -Idalia!- grita la hermana Juliana por última vez y no tengo de otra más que seguirla.
Cada cierto tiempo nos hacen exámenes médicos para saber como estamos de salud y así evitar que algo malo nos pase.
Paso por la oficina de la madre superiora y veo que platica con una pareja, tal vez les interesa adoptar y sean fijado en mí por eso me tienen que hacer una revisión.
Paso por otras dos oficinas hasta que llego a la enfermería, toco y esta ocupada, así que espero en las sillas que estan afuera al poco rato sale una niña que parece tener mi misma edad y se sienta a un lado mío.
-¿eres nueva?- le pregunto y ella niega.
-no- parece agitada y se le dificulta respirar.
-¿estás bien?
-no pero mi mamá dice que pronto estaré bien- escucho como voces llenan el pasillo y la madre superiora sale junto con la pareja.
-Holly ven vamonos- la niña corre y sus coletas rebotan al ritmo de su paso, por un instante me recuerda a Yelena, antes de que perdiera su vista le encantaba correr y andar por todos lados pero un día simplemente volvió a las literas con una venda en los ojos y unos agujeros negros reemplazaron a ese par de ojos azul zafiro, ya no volvió a ser la misma.Me hicieron los estudios y me dijeron que no había salido bien y que mañana necesitaban revisarme de nuevo, a mí no me gustaban las revisiones me hacían sentir incomoda por la forma en que te tocaban pero siempre nos decían que era algo necesario.
Volví al comedor cuando ya todos habían terminado, pero la señora Ana me había apartado mi comida.
-¿cómo te fue pequeña Idalia?- sentí un acongojo en su mirar.-Mal, mañana me revisarán para confirmar qué tengo- al parecer eso le dolió más- No llores, saldré bien y el sábado comeré uno de esos ricos quequitos que haces- No es necesario, toma no le digas a nadie- de abajo de la mesa saco un quequito de chocolate.
-¡Gracias señora Ana!- di la vuelta a la mesa y la abrace- ¿el sábado me dará otro?-
-Sí pequeña el sábado te daré otro- se le quebró la voz y yo no entendía por qué- ahora ve al huerto que ya todos estan allá- la tarde pasó entre huertos, costura y rezos, a la hora del baño Claudia no fue con nosotros aún no se acostumbraba a la cicatriz que había abajo de su espalda pero con el tiempo lo haría al igual que todas, rara era la niña que aún no la tenía aunque no sabemos a que se debía esa cicatriz simplemente un día nos llamaban, nos dormían y después al despertar ya la teníamos, la hermana solo dice que es para dar vida.Al despertar como es habitual rezamos y en el desayuno me dicen que debo ayunar y me llevaban a la enfermería, el doctor me dice que me va a inyectar algo para que no duela y empiezan a rezar por mí.
-Que Dios me ampare- dice el doctor y antes de perder la conciencia veo como en una camilla traen a la niña de coletas de ayer.
Idalia no volvió a salir de ese quirófano o por lo menos no con vida, salió en un costal de basura convertida en un cascarón humano, su corazón salió ahora en un envoltorio con coletas y no tardarán mucho en conseguir comprador para el resto de sus órganos.
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