Ahora que lo sabe

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Que me he entregado de pies a cabeza,

que fue sin culpa y con mucho amor.

Que gracias a ti me sentí única, protegida.

Que en cada abrazo suyo había brisa,

reconfortante; paz.

Que libertad se tiró por la ventana en octubre

cuando mi corazón se volvió adicto al latido que generaba su sonrisa.

Que el alma me sonreía en todo momento, incluso en los momentos de insolvencia.

Que lloré con su partida y reí con su regreso imaginario,

que grité intentando contenerme a mi misma por no poder contenerte a ti.


No, usted nunca lo supo.

Ahora lo sabe.


Que con el paso del tiempo entendí que el suyo conmigo,

que el mío contigo,

se acortaba.

Que noté en su mirada el adiós más de cien veces, y allí estaba yo.

Allí estaba firme,

con el corazón en mis manos, estirándolas hacia ti,

intentando que lo recibas y no me dejes ir.

Escuché un poema con su primer beso,

lo recibí, lo abracé, lo guardé en una cajita de cristal.

¿Por qué romperla?

Sigo preguntándome por qué. 

No quiero que me responda.

No intente machacar los pedazos que en suelo han quedado.


No lo supo.

Ahora lo sabe.


Dudé, y a pesar de esas dudas nunca quise irme.

Creí que usted era un cobarde por marcharse así,

déjeme decirle: aún creo que lo es.

En cambio yo no lo soy: Muy valiente hay que ser para dejarlo ir.

Lo amé.

Claro que sí, alguna vez lo hice.

Hoy entiendo que ya no,

que usted perdió todo mi amor, se desvaneció.

¿Cuándo lo amarán con tanta intensidad?

¿Cuándo será usted lo que alguien más anhela?

¿Quién lo cuidará? ¿Quién lo apoyará?

¿Quién querrá amarlo?


Nunca lo sabré.


Quise perderme en esas pestañas,

encontrar un espacio entre ellas para quedar cerca

de sus ojos, de su sentir, de usted.

Me ahogué en libros intentando comprender.

Me he visto descalza todas las madrugadas,

algunas algo alcoholizada,

gritando su nombre, pidiéndole que venga.

Que me abrace, que me contenga.

Siempre termino en la misma suposición:

Merezco su desamor, y usted merece el mío.


No lo plasmaré más, ni en mis cartas,

ni en mis dibujos. Tampoco en mis sueños.

Me ha perdido ¿Sabe?

Ha perdido todo mi amor.

El cual fue puro, el cual era incondicional.

Entiendo que no me quiera oír, entiendo su agobio e incomprensión,

Deje de leer entonces, deje de estar aquí,

entienda que yo ya me fui.


Nunca lo supo. Ahora lo sabe.


Busque amor, ¡Vaya!

Vaya y encuentre brazos como los míos a su alrededor.

Vaya y encuentre labios llenos de esperanza,

como la que poseía a los míos al besarle las mejillas y la barbilla.

Vaya y encuentre otros dedos entrelazados a las suyos.

Vaya y recupere la risa.

Vaya y sienta el calor de otra piel que se erice como la mía,

al tocarlo.

Vaya y no lo piense.

Vaya y sienta.

Vaya sabiendo todo lo que hoy le escribo,

sepa es la última vez que a usted me dirijo.

Sienta las nubes en sus manos,

Sienta el mar en su garganta,

Sienta cosquillas detrás de las orejas y comezón en los tobillos.

Ame.

Ame de una vez, porque usted no me ha amado.

Ame.

Ame de una vez como yo lo he hecho y sienta,

de una vez,

todo lo que yo por usted algún día.

Entonces comprenderá. Entonces no será agobio, no será odio.

Vea todo lo que yo en usted en otros ojos,

en otro cabello, en otro cuerpo. En otra risa.

En otro beso.


Aunque lo intente, mi amor, está tan lejos...


Aunque ahora lo sepa,

Yo ya me fui.


-Abril.

Cuerda FlojaWhere stories live. Discover now