Basoexia. [Nammin]

Namjoon y Jimin se encontraban en su lugar secreto favorito, La casa del árbol del mayor.
Hace poco habían salido de fiesta y –entre tragos–, terminaron confesándose mutuamente que ambos tenían una curiosa filia llamada "Basoexia". Y para ellos no era nada nuevo experimentar cosas entre ellos ya que generalmente se tenían bastante confianza, por lo que acordaron verse un día en su pequeño lugar secreto para hacer este experimento.

Y ahora se hallaban aquí.

Su relación era bastante peculiar, muy rara para el resto de personas ya que absolutamente nadie entendía lo que había entre ellos, pero no era necesario que lo hicieran, para ellos dos el solo ambos saberlo estaba bien.
Pero para hacerlos entrar en contexto, Básicamente eran amigos que mantenían relaciones sexuales, a veces uno más atrevido que el otro y en ocasiones también actuaban como pareja. Se gustaban muchísimo físicamente y la pasaban muy bien cuando estaban juntos.

Fácil de comprender, ¿No? –sarcasmo, je–

Su pequeño experimento constaba en poner a prueba esa "filia". No tenían nada realmente preparado, solo querían ver que ocurría.

–Bien, ahora que estamos aquí –dijo ansioso–... ¿Podemos comenzar?

El mayor solo dejó escapar una risa ante la notable emoción del menor, amaba eso de el.

–Por supuesto, pequeño.

Y dicho esto, Jimin –con un poco de vergüenza–, tomó asiento en el regazo del mayor que se encontraba recostado contra la pared en un gran colchón que se encontraba en la esquina del cuarto.

Este último –un poco sorprendido por la repentina iniciativa del menor–, colocó sus manos en las caderas de este mientras lo miraba fijamente a los ojos.
Jimin, por su lado, bajó lentamente hacia los labios del mayor, devolviendo la mirada hacia los intensos ojos del contrario, Y al llegar a los belfos dio una pequeña lamida sobre ellos.

El amaba los labios de namjoon, no eran demasiado gruesos pero tampoco demasiado delgados, simplemente eran perfectos, sobre todo cuando estaban sobre los suyos.

–Estás seguro de esto, Minnie? Sabes que podemos parar si te sientes incómodo.

El mayor no obtuvo respuesta más que los labios del pequeño sobre los suyos en un beso calmado, el cual con el paso de los minutos, o segundos, o lo que sea que hayan durado, fue subiendo de tono mientras que el mayor comenzaba a marcar un paso.
Comenzó a chupar y saborear el labio inferior del menor, y acto seguido dejó libres a sus manos para deslizarse por su cintura, haciéndo al pequeño dar pequeños círculos con sus caderas sobre su miembro un poco despierto mientras soltaba un agudo jadeo.

–Hmm, que gatito más sensible –dijo posando una mano en la mejilla sonrojada de este–.
–Nam, No me avergüences.

El nombrado solo soltó una risa, ese chico realmente era adorable.

Continuaron unos minutos más en la misma posición, ambos disfrutando del movimiento de caderas y el ligero roce de sus entrepiernas hasta que una idea vino a la cabeza del mayor que hizo recorrer un escalofrío por su cuerpo en anticipación. Hizo un pequeño cambio de posición dejando a Jimin acostado, con la mirada hacia el techo, y el arriba del chico entre sus piernas.
Miró hacia un costado y –tal como recordaba–, tomó un pequeño chocolate de una bolsa que había dejado sobre el colchón antes de empezar, le quitó la envoltura para acercarlo hacia la boca de Jimin, haciendo que chupara el dulce y luego lo dejó descansar dentro de su boca. Entonces juntó sus labios con los del menor e introdujo su lengua sin previo aviso, acompañando el movimiento con pequeñas simulaciones de "embestidas" sobre la ropa, generando roces entre ambas entrepiernas.