A good person

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El amanecer florecía iluminando tenue cada rincón de los oscuros y vacíos lugares, su brillo destillaba calidez y molestia, indicando el comienzo de un nuevo y hostil día de supervivencia. Los rayos de luz traspasaron la ventana del cuarto en la que Annie Leonhardt descansaba plácidamente, las flores marchitadas con las duras tardes acaloradas, las bebidas y vasos que contenían aún vino de hace dos días, y los libros revueltos junto con hojas garabateadas y arrugadas reposaban en el único escritorio que compartía con su compañera de habitación, Hitch Dreyse.

Annie abrió los ojos nítidamente, la luz no tan intensa y apaciguada le molestaba demasiado. Y más dado al cansancio y el enorme agotamiento que logró sobrepasar en su misión de ayer. Una misión que no concernía para nada con el avance a la Humanidad, sino una de la que, desde pequeña le fue encomendada cumplir sin ningún error o atraso en ella. Capturar a Eren.

Apoyo anonadada sus codos para poder levantarse y fijar con aborrecimiento el sol, "otro día de desperdicio" se decía maldiciendo. En cuanto sus sentidos despertaron poco a poco, giró su cabeza buscando a su compañera de recamara. No la encontró. Pero observando el colchón vacío y silencioso de arriba, dedujo que se habría ido. Sin despertarla, de nuevo.

Annie gruñó, revolvió sus hebras doradas despeinadas y se levantó para cambiarse. Probablemente la regañarían por la tardanza. Ignorando este hecho, se tomó su tiempo para buscar su uniforme. Mirando alrededor del armario discernió el uniforme tirando en la silla con la percha tirada al suelo. Tal vez Hitch tuvo algo que ver, tal vez la reprocharía por el desorden, tal vez la mandaría al diablo, tal vez se dedicaría a escrutarla con una mirada que proclama sangre por no tomar en cuenta los consejos que siempre le pidió para que mantuviera el orden, tal vez se disculparía con voz fingida y una risa burlona, o sólo tal vez... nada ocurriese. Cogió rápidamente el uniforme y procedió a desvestir su pijama y colocarse el pantalón, deslizándolas con delicadeza, continuó por las botas oscuras, limpias y cuidadas, y luego sostuvo su sudadera. Sí, aquella sudadera, grande cuando se la entregaron, que su padre le obsequió con lágrimas en el rostro. Apretó la sudadera y se la puso.

La cabeza le dolía terriblemente y su cuerpo no había recuperado ni la mitad de su energía. Mientras se colocaba la chaqueta de la policía militar, su mente no pudo evitar en recordar la derrota a manos del sargento Levi y Mikasa Ackerman, después de haber despedazado la mandíbula en su forma de titan, el doloroso recuerdo de su padre, las lágrimas abordaban su gigantesco y monstruoso rostro. Quería regresar con su padre, ayer intentó con toda su determinación y fuerza de voluntad capturar a Eren, ya que él es su boleta de entrada para volver a con su padre. Los gritos de las personas defendiéndose o rogando que los soltasen de las enormes manos de la Titan Hembra eran ignoradas y acto seguido los mataba sin piedad, los humanos eran todos iguales. Sin embargo, no lo creía, había algunas personas que sí valieron la pena conocerlos. En ellos estaban, Mina Carolina o Armin Arlert.

Annie profirió un sollozo sordo, y sus ojos de cielo-cristal se nublaron en una mirada perdida hacia la ventana del cuarto. Cómo daría por retroceder en el tiempo y cambiar ese pasado, no vería en ese entonces el cuerpo vomitado de su amiga, retorcido y putrefacto adherido con la saliva de titan y bilis, a viva imagen tallada en su memoria jamás olvidaría la cara de Mina carcomida por el gigante, ni ojos, ni nariz, ni boca, sólo músculo mutilado en descomposición guiznándole sustancia espesa carmesí en donde antes estaba el angelical rostro de su amiga. La culpa la golpeó.

Dio media vuelta, dando la espalda a la ventana, reprimió las inmensas ganas de llorar, reprochándose que las guerreras como ella no lloraban, hizo ademán de apartar aquellos nostálgicos momentos en los que Mina le regalaba sonrisas y solía acompañarla cuando se encontraba muy aislada del resto de los demás. Divagando en sus profundas rememoraciones, se preguntó qué sería de Armin. Debido a las dos oportunidades que se reencontraron cuando era la titan femenina, en la segunda supo que se trataba de ella. ¿Comenzaría a despreciarla?

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