P12: Propuesta indecente.

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—¿Por qué me estás mirando de esa manera?—cuestionó Erick apoyándose en el umbral de la puerta de la habitación de Danna.

Una risita brotó de los labios de la castaña y el corazón de Erick se aceleró.—Gracias por hoy...

—No tienes que darme las gracias por nada, mi amor.—respondió el muchacho tomando su mano para llevarla hasta sus labios y dejar un pequeño beso sobre ella.—En verdad me alegra mucho que te haya gustado ir a bailar...—hizo una pausa.—Ahora...buenas noches...—añadió inclinándose sobre ella para depositar un beso en sus labios.—Descansa....

Danna sonrió sobre los labios de su marido y él suspiró antes de alejarse de ella.—Erick...—lo llamó.

—¿Si?

—¿Quieres...quedarte conmigo hoy?—cuestionó por lo bajo. Los ojos verdes del pelinegro la observaron fijamente un par de segundos.

—¿Quieres que me quede?—preguntó.

—Bueno...creo que sería lindo y en serio quiero...—susurró.

—¿Es una propuesta indecente?—bromeó y automáticamente las mejillas de la castaña se sonrojaron haciéndolo sonreír de manera juguetona. Verla sonrojarse era algo lindo, definitivamente.

—¡Erick!—se quejó y luego se unió a su risa.

—Es una broma, cariño.—rio.—Me encantaría quedarme contigo hoy...—respondió sincero.—siempre y cuando tú no te sientas incómoda...

—No me siento incómoda con esto, si me sintiera de ese modo entonces no te lo habría pedido ¿no crees?—reflexionó. Él rio de nueva cuenta y dejó otro beso sobre sus labios.

—De acuerdo, entendí el punto.—sonrió.—Dame un par de minutos para ir por mi pijama ¿de acuerdo?—Danna asintió en acuerdo.—No tardaré...—le prometió antes de marcharse en dirección a su habitación.

Ella soltó un largo suspiro y caminó en dirección a la cama para tomar asiento. Estaba completamente segura de que sentía amor por Erick, de lo que no estaba tan segura era porque había tenido el impulso de invitarlo a dormir a su habitación; es decir; su relación iba marchando perfectamente bien, pasaban tiempo juntos, charlaban y reían de cualquier cosa y ella amaba esos pequeños lapsos de tiempo que se dedicaban el uno al otro pero era la primera vez que iba a dormir con un hombre y era inevitable no sentir como su nerviosismo de a poco comenzaba a tomar fuerza y a hacerse más y más intenso.

Se quitó los aretes y los dejó sobre la mesa de noche; y mientras esperaba por Erick un nuevo pensamiento llegó hasta su cabeza invadiendo su mente en cuestión de segundos. Si alguien le hubiese dicho que en cuatro años ella iba a estar nerviosa por dormir con Erick; se hubiese reído realmente. La idea le hubiese parecido tan descabellada y tonta que definitivamente hubiese pensado que estaba mal de la cabeza.

Sin embargo estaba pasando y por más que intentaba e intentaba mirar un poco al pasado para tratar de comprender en que momento había pasado no conseguía hacerlo, la sonrisa de Erick, el brillo de sus ojos y el sabor de sus labios se lo impedían. Danna era feliz. Era feliz a su lado y le gustaba el modo en el que las cosas se iban dando de a poco.

—¿Estás bien...?—cuestionó la voz de Erick haciéndola salir de sus pensamientos. Apartó la mirada del suelo y lo encontró de pie en el umbral de la puerta vistiendo un pantalón deportivo y una camiseta de mangas largas que se pegaba un poco a su abdomen haciéndolo lucir completamente increíble.

—Si.—respondió de inmediato ofreciéndole una pequeña sonrisa.—Sólo estaba pensando...

—Pues debió ser algo realmente interesante porque estabas demasiado concentrada...—comentó él lanzándole una sonrisa que hizo que el aire abandonara los pulmones de la castaña de golpe.

¿Sera porque te amo?||Erick B. Colón.|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora