Un toque

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Robin

Un solo toqué, rápidamente se había vuelto algo más, una danza entre la curiosidad y la satisfacción, una batalla entre la razón y el impulso. Mis manos eran libres de mi mente.

En menos de lo que podía asimilar me ví tocando cada parte posible del hombre frente a mí, confirmando con mis palabras que se trataba de él. En cada roce ya no solo su voz me tenía cautivada, sus charlas que extrañamente disfrutaba o sus detalles, con cada roce tejía un hilo que me unían a él en lo que me era posible.

Me forcé a mi misma a ocultar mis emociones que iban creciendo dentro de mi bajo el éxtasis de lo que fue una batalla pérdida, tanto deseaba que me tocará, que se doblegará tan solo un poco, pero mi ambision fue más allá al exigir más al paso de mi tacto. Había sido yo la que se doblegó.

Podía sentirlo, el ambiente entre nosotros había cambiado pero a pesar de lo que pudiera pasar, tenía que confirmar que era lo que quería yo de este hombre. Había prometido ser feliz a cada persona que se sacrificó por mantenerme viva, ahora sentía que tocarlo no bastaba pero me deleitaba.

Su frío cuerpo resbalaba al calor de mi tacto, deseando explorar cada vez más. Me muerdo los labios reprimiendo ese lado más incontrolable de mi mente.

Pero aún así para mí deleite...

Cada parte de su ser acepto mi tacto, y mis manos lo apreciaron, como si nuestra piel fuera atraída por una fuerza mayor. Atracción. La atracción es normal, se puede vivir así, pero ¿Sólo es eso? O ¿Abra más que solo atracción?. Tenía que verlo, conocer quien era, y al final... ¿Abandonarlo?

Siempre abandono al final, el amor, el amor romántico no es para mí. Puedo ser feliz sin eso.

Pero él es diferente, tan diferente a cualquier hombre. Siempre pude domar a cualquier hombre y ahora él aparece tratándome con frialdad, pero con amabilidad; con seriedad pero con detalle, tratándome como su igual.

"¿Acaso no nota que soy una mujer?", Mi frustración me lleva a la realidad, parezco colegiala pensando de esa manera, así que decido romper la ilusión mencionando a Franky. Parece que ambos hemos decidido dejarlo de lado, pero no es suficiente, debo verlo, agradecer, dejar que mi curiosidad se sacie por completo para continuar. Una vez más sus manos me tocan y me transmiten un calor frío, como sí él tratará de decirme aquello que su voz no puede expresar.

Abro mis ojos feliz. Entonces todo se rompe.

Al principio me quedé sorprendida pero felíz, al fin podía contemplar sus ojos, bueno en realidad uno pero me observaba con tanta profundidad, podría suspirar y deleitarme en la noche obscura y fría de su mirada; una tranquilidad comparada con la luz de la luna en una noche obscura que me envolvía abrazadoramente. Por un instante me pareció irónico que nuestro primer encuentro fuera en una noche de luna resplandeciente.

Que él fuera una curiosidad, un proyecto, un reto, había quedado atrás, lo quería, quería que su ojo siempre reflejará mi alma. Talvez suena posesivo, pero una fuerza me gritaba que el obscuro color negro de su ojo debía ser solo mío.

Pero al contemplar más de él, sus facciones, su gestó, algo en mi alma se quebró. Él es Kenshi-san... Zoro... Pero su nombre completo lo sé de memoria, sus gustos, sus hobbies, su trabajo, lo sé casi todo en su perfección.

"Él es Zoro Roronoa"... Una lágrima rodó por mi ojo hacia mi mejilla, sin dejar de sonreír, me burle de la vida por ser tan atrevida.

Si, así es... Estoy sonriendo a simple vista, pero riendo en mi interior.

Sabía que Roronoa Zoro era un hombre codisiado, inteligente, un hombre con el poder hacer lo que quería, por propia mano había demostrado ser el tipo de hombre que lograba todas sus ambisiones. Deseado por muchos, en gran parte mujeres; pero él solo tenía una "Tashigi Smoker"...

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