Thirty two.

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Sentía un dolor punzante en mi cabeza y ésta parecía al borde de explotar.
Mi habitación estaba obscura y agradecía eso, llevé mi mano hacia mi frente y la noté notoriamente caliente ¿tenía fiebre?.
Intenté sentarme en la cama pero por la rapidez de la acción sentí un mareo por todo mi cuerpo y unas ganas muy grandes de vomitar. Llevé una mano a mi boca y como pude salí corriendo de la habitación dirigiéndome al baño, torpemente me tiré en el suelo y luego de levantar la tapa del inodoro dejé escapar todo lo que dentro de mi quería salir. Sentí a alguien sujetar mi cabello y acariciar mi espalda de arriba  a abajo con lentitud y cariño.
Cuando acabé mi respiración estaba agitada y aún me sentía mareada.

-Tranquila-escuché la voz de Daniel suavemente.

Tomó una coleta y se encargó de sujetar mi cabello con ella en una coleta desprolija.

-Ven, tranquila-sujetó mis brazos y cinchó de mi sentándome sobre la tapa del inodoro-¿Cómo te sientes?-preguntó hincándose delante de mi.

-Estoy mareada-susurré, él asintió y acarició mi mejilla, luego dejó su mano sobre mi frente y negó.

-Tienes fiebre-hizo una mueca-te traeré una aspirina.

-No-sujeté su brazo cuando intentó irse-no te vayas-me miró unos segundos y luego asintió.

-Ven, vamos a la habitación-asentí.

Pasé mi brazo por sus hombros y él sujetó mi cintura con fuerza, caminó lentamente junto a mi sujetándome para no caer, yo me tabaleaba levemente pero el chico se encargaba de devolverme a él.
Con delicadeza me dejó sobre la cama y puso algunas almohadas extra en mi espalda para quedar sentada, levantó las cortinas y dejó entrar la luz en la habitación.

-Te traeré agua y una aspirina, ¿está bien?-asentí y luego él salió.

Ladee mi cabeza hacia atrás y solté un fuerte suspiro, Daniel no podía estar aquí ayudándome de esta manera, ni siquiera estábamos bien y él aún estaba aquí como si nada, me hacía las cosas aún más difíciles.

El ojiazul volvió con un vaso lleno de agua y su otra mano cerrada.

-Ten-se sentó en la cama junto a mi y me extendió el vaso, luego abrió su mano y me dio la aspirina.

La tomé con rapidez y luego solté un suspiro devolviéndole el vaso.

-¿Puedes llamar a Jack? mi hermano-me miró con el ceño fruncido-no debes estar aquí, Daniel-negué-una cosa era que estuvieras aquí por Mía y otra muy diferente es que te quedes por mi, no es que no aprecie lo que haces-aclaré rápido-pero no puedes, ya no estamos juntos y no puedes y no debes estar aquí cuidando de mi.

-¿Que no estemos juntos significa que no puedo preocuparme por ti? ¿que no puedo ayudarte?-me miró algo dolido-tienes un muy mal concepto de todo, Zoe-negó repetidas veces-pero bien, si es lo que quieres lo haré.

Se incorporó y con pasos fuertes salió de la habitación bastante molesto.

Finalmente Jack vino un rato después de eso, pero no se quedó demasiado, no mucho más de una hora y luego volví a quedar sola. Una vez me sentí mejor decidí bajar a la cocina, una vez allí noté que había un olor a alcohol horrible que me hizo asquearme y que las ganas de vomitar volvieran.

-¿Estás bien?-me giré hacia la puerta y vi a Daniel allí parado mirándome atento esperando una respuesta.
Yo asentí y él me imitó entrando en la cocina, se dirigió al refrigerador y sacó una botella de agua.

-No puedo quedarme mucho Zoe, es el cumpleaños de mi hermano-me giré hacia el calendario que teníamos en el refrigerador y confirmé la fecha del día de hoy-Me gustaría poder llevar a Mía, ¿crees que pueda ir?-hice una mueca.

•Don't stop loving me•  3°《Daniel Seavey & Jonah Marais》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora