En cada estrofa, sus lágrimas se entrelazan con las letras, desvelando la inestabilidad que brota de su quebrantado corazón, las penumbras de su existencia se tornan versos etéreos, y en cada poema, su voz fluye como un río de suspiros.
En el lienzo...
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Hay días de gloria, donde me elevo en esplendor, y otros días, me sumerjo en abismos de dolor.
Es un torbellino, incontrolable en su naturaleza, mi reacción es lenta, sin coherencia.
Pareciera que soy uno más en la multitud, mas oculto una anormalidad en mi latitud.
"Estoy aquí para ti", ese es el conjunto con el que muchos me latigan al oído.
Aunque siempre he enfrentado mis batallas en solitario, sin nadie a mi lado.
Soy el guerrero que batalla por sí mismo, a pesar de los obstáculos, mi sonrisa es un paraíso. Soy aquel que ha sufrido desengaños en amores, y aún así, su corazón sigue latiendo con fervores.
El amor siempre lo encuentro en mi ser propio, llorando noche tras noche, con la mente en dos vertientes; una me anima a escribir poesía, a volar en autonomía, la otra busca arrebatarme toda felicidad.
Parece que opiniones, circunstancias, pérdidas familiares, fracasos, no me afectan, pero lo hacen, de verdad lo hacen. En ocasiones deseo escapar, cesar el sufrimiento, elevar mi autoestima, pero cada vez más me desvanezco, me pierdo.
Aunque sé que:
¡No me rendiré!
Soy aquel que se levanta y sigue adelante, a pesar de toda trampa en el camino, soy aquel que no deja de soñar, y alcanza sus objetivos con tino.
Hay emociones que anidan en mí, pero mi inestabilidad no se refleja en el exterior.
Soy un enigma de sensaciones, un tsunami tempestuoso bajo apariencia en calma, pues dentro de mí, hay una orbe en tempestad, que solo yo, en silencio, puedo enfrentar y sanar.
