Cómo olvidar aquella condenada sonrisa, que aún proviniendo de un demonio, lucía como la del más hermoso ángel de todos.
Tenía que admitir que tenía cierta envidia, un poco mayor al temor que el príncipe del Devildom le causaba, por tener una sonrisa más encantadora que la propia.
Por ahora, no tenía mucho qué hacer al respecto. Ignorar a Diavolo parecía la única alternativa. Lucifer, sentado en una colina pequeña, rodeado de sus hermanos, intentaba distraerlos de la atención del príncipe y protegerlos a toda costa de él.
Diavolo, sin embargo, no se iba a quedar de brazos cruzados mientras observaba a aquel hermoso ángel, rodeado de otros seis ángeles —no tan hermosos a su parecer— , quien se veía afectado por el lamentable resultado de la Guerra Celestial.
No era secreto lo que había ocurrido. Y el nombre de Lucifer retumbaba en todo el Devildom, en boca de cada bruja, súcubo y demonio existente, hasta llegar a oídos de la realeza. Es por ello que apenas ver aquella bola de fuego bajar, aquella estrella dorada cayendo, Diavolo no perdió oportunidad en conocer a aquel que había retado al Creador.
—Y bien, no parece que en el Reino Celestial tengan modales —la voz del príncipe demonio rompió con aquel silencio, llamando inmediatamente la atención del pelinegro, quien volteó con una mirada altiva, soberbia, como si aquel pelirrojo no mereciera su atención—. Mi nombre es Diavolo. Supongo que todos ustedes han oido de mí, y de mi padre, el Rey Demonio.
Hubo silencio de nuevo. El ángel se negaba a hablarle y también impedía que los otros seis lo hicieran.
—Eres Lucifer, ¿no es así? —en vista de que no iba a obtener su nombre por las buenas, era menester hacerle saber que lo conocía de todas maneras.
—Veo que has oído mi nombre —se dignó finalmente a responder, volviendo a verle con esos ojos rojos inundados de soberbia.
—Todos lo conocen ahora. Fue una lástima lo que ocurrió allá arriba, ¿no es así? He de admitir que tú tenías muchos mejores argumentos que el Creador. Pero tu expulsión junto al resto de tus hermanos demuestra solamente un punto.
— ¿Cual?
—Que tú tenías la razón.Esa afirmación llamó la atención de Lucifer en un abrir y cerrar de ojos. Inmediatamente volteó de cuerpo completo, incluso extendiendo sus alas, tan blancas y brillantes que podrían hacerse pasar por el sol, y tan deslumbrantes que Diavolo cubrió sus ojos con las manos para atajar la luz.
—Pasé mi existencia entera pensando que el Creador era perfecto y no se equivocaba nunca. Incluso ahora que he sido exiliado con mis hermanos, llegué a creer que fue por culpa mía, que yo me equivoqué al pensar que podia gobernar el Reino Celestial mejor que Él. Y ahora vienes tú, un demonio, a decirme que yo tenía la razón.
—Porque la tienes. Y no cualquier demonio, el príncipe de ellos, te dice que tienes razón. Piensa por un momento. Alguien que quiere demostrar algo, en vez de serle dada la oportunidad de demostrarlo o fallar, es retado y expulsado del Reino como castigo, sin derecho a responder más que la Guerra que protagonizaste. ¿No es acaso un grito desesperado por tener el control de todo sin que nadie se entrometa?Diavolo entonces sonrió de nuevo. Por la mirada de Lucifer, comprendió que había logrado captar su entero interés. Y esa sonrisa que le daba, robaba también la atención del ángel.
—Permite que te dé a ti y a tus queridos hermanos asilo en mi castillo. En nombre del Rey Demonio, les ofrezco todo lo que puedan necesitar, y todas las comodidades que se les puedan ofrecer.
Ese fue el inicio de su vida como demonios.
†
El paso del tiempo era tan incierto. Parecían días los que habían pasado, cuando era mucho más. Lucifer tenía una manía por vigilar lo que el Creador hacía, y fue así que supo sobre sus planes acerca de la creación de los primeros humanos. Así entonces, quedaría inaugurado el Reino Humano. Serían dos, un hombre y una mujer, que le jurarían posteriormente su eterna servidumbre y obediencia al Creador.
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The One I worship [DiavoLuci] [Shall we date: Obey Me!]
FanfictionTras la Guerra Celestial, lo único que le queda a Lucifer son seis de sus siete hermanos, y Diavolo, el hijo del Rey Demonio, quien le ha mostrado un mundo lleno de placeres y amor.