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y todo saldrá bien. Tal como lo hiciste ayer, antes de ayer y antes de antes de ayer, deberás sentarte en tu terraza y esperar. Pero -esta vez- completamente desnudo. Tu vestido es -ahora- el texto sagrado. El samurai vendrá a buscarte y te llamará. No te muevas y no le contestes. Quédate quieto, inmóvil. Pase lo que pase, no te muevas y no hables. Si cumples con estas instrucciones, el grave peligro habrá pasado y tu vida volverá a ser la de siempre. Ah, y no toques tu biwa. Limítate a colocarlo a tu lado. ¿Comprendido?

Muerto de miedo, Joichi dijo que sí con la cabeza y se retiró a rezar.

9) DONDE SE CUENTA EL SUPLICO DE JOICHI

Cerca del anochecer, Joichi se dispuso a obrar de acuerdo con las instrucciones del sacerdote.

Se sentó en su terraza y se quedó tan quieto como cuando meditaba; casi contenía la respiración.

El biwa, en el suelo, a su lado.

El pobrecito permaneció así durante casi dos horas. AL fin, oyó los temidos pasos del fantasma del samurai que venía en su busca, a través del jardín.

En cuanto estuvo a unos nueve o diez metros del ciego, rugió:

-¡Joichi! ¡Joichiii! ¡Jooooiiiichiiii!

Al no escuchar la respuesta del muchacho, el samurai se desconcertó y dijo:

-No responde. ¿Dónde estará ese condenado? ¡No puede ser que falta a la cita!

¡SOCORRO! ( 12  cuentos para caerse de miedo) Elsa BornemannDonde viven las historias. Descúbrelo ahora