Kouki abrió los ojos, su cuerpo dolía en lugares que no sabía que podían doler.
Pero no era un dolor molesto, era un dolor... Agradable.
Se giró acomodándose de lado, sintiendo el fuerte pecho de su novio y su rostro se sonrojo.
Cubrió su rostro con sus manos, recordando todo lo indecente que había sido la noche anterior.
Recordó el tacto, los besos, las caricias y la sensación de plenitud después del orgasmo.
Kouki se sentía... Completo.
Cuando Seijuuro sintió los movimientos de su novio quiso morir de ternura. Y después de dolor.
No sé lo diría porque sabía que Kouki; uno, se daría cuenta y dos, querría irse al otro extremo del planeta por la vergüenza.
Pero como rayos le había dejado lo que estaba seguro eran sendas marcas en su espalda.
El 99% de si mismo estaba satisfecho y orgulloso de que de esa manera descagarse su placer, de que de esa forma le hiciera saber lo bien que se sintio la noche pasada pese a ser su primera vez.
El otro 1% le decía que quizá era un engaño y en realidad era de dolor.
Claramente pateo a ese 1%, ya que Kouki no dejo en ningún momento de gemir sensualmente, de moverse a compás de sus movimientos. Kouki se veía tan extaciado en sus recuerdos, tan sexy que no pudo evitar excitarse de nuevo, llamando la atención de su tembloroso novio.
—¿Sei?—
Seijuuro se movió magistralmente, quedando arriba se si castaño, moviendo su cadera para mostrarle lo mucho que le gustaba la posibilidad de hundirse nuevamente en su interior.
—Creo que has creado un monstruo—
Kouki se mordió el labio, sus mejillas rojas y un ligero temblor en su cuerpo.
Abrió más las piernas haciendo una obvia invitación.
—Entonces... Creo que debo calmar a ese monstruo—
Seijuuro ni se inmutó. Si el plato era servido ¿Quien era el para no comer?
Kouki salía de la ducha ya muy tarde esa mañana, habían decidido salir a comer dado que ninguno tenía ganas de hacer algo en la cocina, grito y fue a donde su novio se encontraba, avergonzado hasta la médula.
—¡Por dios! ¿Que le apasado a tu espalda? Parece que un gato te uso de... Ohhhh...—
Seijuuro no pudo evitar reír cuando por fin logro ponerse la camisa, su pobre novio parecía a punto de salirsele el alma del cuerpo.
—No te preocupes Kouki, en cualquier momento con gusto me puedes usar para afiliarte las uñas si me das otra noche como la de anoche o como hoy en la mañana—
Y bueno... El emperador se quedó sin esa clase de noches por una semana.
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31 DIAS DE AKAFURI
أدب الهواةConjunto de drables como reto para la página #Porque Amamos el AKAFURI Distintas temáticas, todas completamente AKAFURI. (Algunas de estas historias tendrán una continuidad)