¡Qué Shidori!

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-Tio, ¿Puedes enseñarme cómo se hacía esto?

Pregunta Juan Carlos a su compañero

- Ostias, pero si es una gilipollez. Sólo debes mezclar la sal con el vinagre y meterlo ahí.

Auron no era un alumno ejemplar, pero se le daba bien la química. Mezclar un poco de esto con un poco de aquello siempre había sido su punto fuerte, y tenía especial habilidad en no explotar nunca.

-¿Sabes? - dijo Auron - me gustaría algún día inventar algo. No sé, un remedio, una droga, o algo que cambie el mundo

Juan Carlos sonrió. Le parecía una locura lo que su amigo decía.

-Pues empieza a mezclar cosas, tío. Si descubres un buen alucinógeno, seré el primero en comprarlo.

Ambos se rieron, y quizá fue porque ninguno de los dos imaginó que esa conversación sería la chispa que provocaría un incendio en la vida de Auron.

Esa noche, acostado en su cama, no conseguía dormir.
Su habilidad para las químicas era suficiente para aprobar la materia, pero no tanto para descubrir algo. Tendría que esforzarse, investigar, experimentar.
"Quizá" pensó "me costará un huevo y medio descubrir algo. Pero ostias, que estaría bien shidoris descubrir una droga de esas fuertes. Bien shidori..." Y se durmió.
Esa noche soñó con Naruto tomando un zumo de naranja, cantando "Paradise".
Un sueño extraño, para un tipo con un futuro increíble. Tío, qué Shidori. No sabía lo que le esperaba la mañana siguiente.


Auron, el rey del Naruto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora