Capítulo 15

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Narra Jaredith

-Te dije que mi cuñadito, se iba a divertir aquí - decía Alexander bebiendo de su copa, rodé los ojos y seguí observando a mi hermanito bailar con todos los niños de la manada alrededor de una fogata.

-Dejemos a mi hermano, fuera de nuestros problemas - bebiendo agua tranquilamente.

Era día de la cosecha, los lobos de la manada Black Moon tenían un día especial para rendirle tributo a la diosa Luna, por toda la cosecha que tuvieron en el año.

Y yo como Luna de la manada, tenía que estar presente. Empezaron a sonar los tambores, sabía que ya debía entrar a ese círculo.

Me quite la capa, conocía esa danza Alexander me la había enseñado cuando tenía 15 años, cuando estuve enfrente del fuego, todos los niños se retiraron de ahí.

Mi vestimenta era una falda larga roja adornada con cascabeles en mis caderas, un top que hacía juego con la falda y una diadema.

Comenzando a hacer ese ritual, los cascabeles de mi falda comenzaron a sonar al mismo tiempo que los lobos aullaban, sintiendo los rayos de la Luna, ya que se acercaba la media noche.

Alce la mirada con una sonrisa, en eso observo a mi arcángel en uno de los árboles observándome, cuando nuestras miradas se conectaron.

Sentí como todo a mi alrededor se esfumó, solo estábamos él y yo, Norte me había dicho que quería verme hacer ese ritual.

Cuando acabo, todos los lobos se trasformaron en humanos y comenzaron a degustar del festín, ya no veía a Norte entre los árboles "¿Dónde estará?"

James ya estaba más que dormido, para él había sido un día muy cansado, estuvo corriendo por todo el bosque, jugando con niños de la manada, dio mucho de sí.

Recibí un mensaje de Edmont "Funcionó Jar, esos consejos que me diste para mejorar mi relación con Anika funcionaron, te debo una" sonreí.

-Gracias por traerme a casa Alexander - bajándome de su lomo cargando a James, el se convirtio en humano, me giré a otro lado estaba desnudo - ¡Alexander!

-Lo siento linda - se carcajea -¡ey! Voltéame a ver.

-No, estás desnudo -seguia viendo a otro lado.

-Por el amor de Dios, ni que fuera la primera vez que me ves desnudo -se acercó a mi, veia su sombra atrás de la mía- te recuerdo que yo fui el primer hombre que viste desnudo.

Lo encare - eso fue hace 7 años, tú y yo no somos nada en la actualidad.

-Jar ¿Cuándo vas a entender que mi amor por ti va más allá del tiempo? Se esperar mucho.

-Buenas noches - suspire y entre a mi casa, veo a mi arcángel ahí sentado en mi sillón, con expresión seria.

Me ayudo cargando a James sin decir nada, lo acomodo en su cama y cuando salió del cuarto.

-¿Escuchaste? - pregunte algo tímida, no quería que estuviera así.

-Ese lobo a veces me dan ganas de matarlo - suspiro y lo veo - pero tienen historia juntos, es algo con lo que no voy a poder competir.

-Eso ya quedó atrás Norte, ahora estamos tú y yo haciendo una nueva historia juntos -le acarició la mejilla, me beso con una sonrisa pegándome más a él.

-Tienes razón, amor -con una sonrisa, volviendo a besarnos - me encanto como bailaste, me hipnotizaste.

Unos meses después estaba en la biblioteca del edificio de la ciudad celestial, acabando mi tesis de titulación, sonreí al haber concluido por ahora esto.

Hasta que escucho que alguien me llamaba, claramente diciendo mi nombre.

-¿Eh? - me quite los audífonos, pero este lugar estaba vacío como siempre, volví a escuchar que me llamaban.

Mis piernas solo respondieron a esa voz, caminando por los pasillos, hasta que llegue a una habitación estaba una figura oscura, donde dislumbraba unas alas negras enormes.

Solté un grito ahogado al ver a Hazel en el piso en un charco de sangre, la figura oscura de dio la vuelta donde pude identificarlo.

-¿Amadeus? - sacando mis flechas, pidiéndole ayuda a Zadquiel, él se rio.

-¿No lo entiendes? - Amadeus se carcajeo, comencé a respirar entrecortadamente, de un momento a otro Amadeus estaba atrás de mi.

Ambos nos observamos en un espejo del salón, era imposible me toque el rostro, había dos Amadeus reflejados.

En eso veo a Zadquiel, era Zadquiel con ojos rojos, no era Amadeus -Yo los controló, siempre he estado con ustedes.

-¡No! - llorando desesperada, sintiendo que entraba a un limbo, caí al piso- Zadquiel somos más que esto.

Necesitaba que entrara en razón, mis músculos estaban todos acalambrados. Lágrimas corrían por mi rostro, sentía que mi fuerza de voluntad se estaba acabando.

Fue lo último que recuerdo.

-Han roto las reglas Norte, han atentado contra la vida de Hazel - decía Perseus - sabes lo que tenemos que hacer.

-Nadie te ha dicho que fueras el juez de esto, yo tomaré cartas en el asunto.

Negué rapidamente- Nosotros no hemos hecho eso, fue Amadeus, él lo hizo.

-Deliberaremos esto y mañana tendremos la sentencia.

Esto era tan injusto, Zadquiel estaba destrozado, sabía que el castigo no estaba en manos de Norte, sino en los otros arcángeles en los 23.

Tomando el valor camine por las calles de la ciudad, nunca había caminado por esta ciudad contemplé la belleza que tanto hablaban los terrenales, llegue a ese lugar, toque la puerta desesperada.

-¿Jaredith? - era Norte, dejándome pasar rápidamente, lo abrace llorando en su hombro.

-Siento que te voy a perder - con la voz rota - ¿me crees que yo no lo hice?

-Claro que te creo, estoy haciendo lo imposible por atestiguar a su favor, pero no me creen y sin Hazel consiente - la arcángel está inconsciente, ya llevaba una semana así, no sabíamos cuándo iba a despertar.

-Entonces está ya decidida la sentencia -el bajo la mirada- Norte no quiero perder esto, mis compañeros, este estilo de vida - lo tomo del rostro obligándome a verme- No te quiero perder a ti, te amo Norte.

-Yo también te amo Jaredith- nos besamos con necesidad nuestros labios se buscaban, se reclamaban, se amaban.

Como nuestros cuerpos hablaran por si solos, le quite esa armadura plateada que siempre portaba, él se apresuró a quitarme la blusa.

-¿Estas seg-lo interrumpí con otro beso.

-No me hagas esa pregunta Norte, porque si - él me cargo como princesa a su habitación, sentándome en la orilla de la cama.

-Esta marca -sentía su respiración en mi nuca y sus manos en mi cintura- no significa que eres de alguien, tú eres libre - acariciando la misma - esta marca forma parte de ti, te amo con ella.

Me giré quedando frente a frente, él ya no traía camisa, así que le acaricié esas dos cicatrices perpendiculares besando su cuello hasta su clavícula, escuchando como suspiraba tomándome de la cintura- Norte estas marcas son cicatrices de una pena que cargas desde esa misión, se llevaron una parte de ti. Pero también te hicieron ser la persona que eres ahorita, el líder ejemplar que te has convertido, esa persona disciplinada que tanto admiro, no olvidemos de tu gran bondad que tienes guardado y que pocos tienen la dicha de conocerla, me siento afortunada de tenerte y te amo.

-Te amo mujer - mirándome a los ojos, esa noche ocurrió más que un encuentro físico, fue un encuentro de almas.

Ame a Norte de todas las maneras posibles, era difícil de explicar esto, no encontraba las palabras para describir todo esto que me provoca.

Entre tus alas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora