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Elsa

22 de Agosto.

El día en el que finalmente seré mayor de edad.

Me levanté medianamente emocionada, como todos mis cumpleaños luego de la muerte de mi padre, y caminé hasta el balcón de mi habitación, dirigí mi mirada en dirección a la tumba de mi padre y tras dar un suspiro triste camino directamente a darme un baño. Luego de 15 minutos salí de la ducha y fui a cambiarme, me puse mi ropa interior y en bata fui a escoger mi ropa para hoy.

Al final me decidí por un top de tirantes blanco crema y una falda apretada y lisa color celeste grisáceo, me puse una cadena dorada, unas cuantas pulseras y un anillo de oro el cual tiene un medio corazón, pues el otro lo tiene Anna, además de unos tacones blanco crema simples, una correa en el tobillo y otra más gruesa por los dedos.

Dejé mi cabello suelto, tomé mis cosas y me encontré con Anna en el pasillo. Ella traía un pantalón ancho y de tobillo ajustado color beige, un top blanco suelto y una zapatillas con plataforma blancas, su cabello estaba atado en una coleta, además de que tenía su anillo y un collar puesto.

- Feliz cumpleaños, hermana. - Dijimos al mismo tiempo a lo que nos abrazamos mientras reíamos.

- Vamos, mamá nos está esperando abajo. - Dijo a lo que nos dirigimos al comedor.

- Feliz cumpleaños! - Escuchamos a todos los de la servidumbre junto a nuestra familia justo al entrar al comedor.

Antes de que pudiéramos decir algo aparece Gloria, la que era nuestra niñera y nos cuidó cuando nuestros padres no estaban, sosteniendo un gran pastel de chocolate con varias velas encendidas sobre él. Nos cantaron y estábamos a punto de soplar las velas, hasta que nos detuvieron.

- Los deseos mis niñas. - Dijo Gloria.

Con Anna nos miramos y cerramos los ojos inmediatamente. No sabía que iba a desear, probablemente ahora está teniendo una batalla interna por lo indecisa que es, pero yo, yo simplemente deseaba lo mismo que los años anteriores.

Deseo un nuevo recuerdo de papá.

Sabía que no se cumpliría, era técnicamente imposible tener un nuevo recuerdo de él sin él con vida, pero es lo que he deseado desde que murió, tal vez uno de esos discursos inspiradores que siempre hacía, o esos chistes malos que llegaban a dar risa, simplemente quiero algo más que recordar.

Desayunamos juntos y algo incómodos pues realmente la relación que manteníamos Anna y yo con mi padrastro y hermanastro era horrible, evitamos hablar con ellos, nunca nos quedamos a solas con ellos y jamás le hicimos caso a sus órdenes a pesar de que eran los mayores a nuestro cuidado, muchas veces mamá nos retaba por ello, y nosotras nos enojabamos y terminábamos en Anna y yo dando portazos mientras mamá gritaba abajo nuestros nombres, eso llevó a que la bella relación madre e hija llegara a una relación amor odio, y amor simplemente porque era nuestra madre.

Terminamos de desayunar y con Anna nos fuimos en mi auto a la Universidad, y nos llevamos una linda sorpresa al ver a Rapunzel y Mérida con globos, flores y peluches, además de con una gran sonrisa en la cara.

- Feliz cumpleaños!. - Gritan al mismo tiempo mientras saltan a abrazarnos.

- Awww... muchas gracias, chicas. - Dije casi sin aire por el fuerte abrazo que recibimos. - Vamos adentro para dejar esto.

Anna y yo teníamos un par de globos, ella verde y amarillo y yo azul y morado, y un ramo de variadas flores blancas. Al llegar a los casilleros guardamos las cosas, a excepción de los ramos los cuales habíamos dejado en el carro ya que no podíamos ir con ellos todo el día.

Cerré mi casillero cuando de repente siento un par de manos cubriendo mis ojos por lo que dejo de caminar.

- Quién s... - Dijo una voz fingida que a pesar de eso reconocí.

- Eres muy malo en esto, Hicc. - Dije riendo.

- Hey! Eso es injusto, ni siquiera me dejaste terminar. - Dijo mientras se ponía a mi lado.

Río - Y eso no es mi culpa.

- Como sea. Feliz cumpleaños. - Dijo mientras me extendía una caja

Con una sonrisa juguetona la abro mientras él sonríe tranquilamente. Al abrir la caja me encuentro con un hermoso collar de plata con un dragón blanco colgando, recuerdo que dijo que amaba los dragones durante nuestra conversación el otro día, y yo dije que también los creía geniales. Seguro de ahí se le ocurrió.

- Es muy bonito, Hicc. Muchísimas gracias. - Lo abrazo.

- Fue difícil, habían varios modelos, pero ese era el más sencillo, como tú, no en el mal sentido, simplemente refiero a que eres uh na chica sencilla a pesar de que no estás rodeada de lo simple y eso es muy apreciable, no crees estar sobre el resto por ser la familia más poderosa y lo admiro.

- Gracias, es lindo saber que alguien aprecia la sencillez en un mundo tan avaro como este, donde lo que tienes vale mucho más que lo que puedes dar y el como luces es más importante que el quien eres. - Dije acariciando al dragón blanco.

- Como sea. Te veré mañana en tu fiesta.

- Mi fiesta? De qué hablas? - Dije desconcertada.

- Ahora entiendo a qué se refiere papá al no contarme secretos... - Murmura. - Tu madre invitó a las empresas amigas a un elegante cóctel y cena mañana puesto a que es viernes y todos podrán quedarse hasta tarde.

Yo solamente me limito a rodar los ojos fastidiada.

- Creo que acabo de arruinar tu fiesta sorpresa. - Dijo con rascando su nuca demostrando nerviosismo.

- No, Hicc, acabas de arruinar el plan de mi madre para transformarme en su hija perfecta frente a las empresas para así conseguirle un prometido. - Dije algo enojada.

- En ese caso... de nada? - Dijo ahora confundido.

- De hecho si, muchas gracias. - Dije caminando donde mis amigas.

- Desde cuando hablas con, Hiccup súper popular Haddock? - Dijo Rapunzel.

- Lo conocí por las empresas, nos hicimos buenos amigos.

- Si... por ahí se empieza. - Dijo Anna.

Ruedo mis ojos. - No es mi tipo, Anna.

- Y cuál es tu tipo? - Me cuestiona Mérida.

- No lo sé... los que hay que descubrir tal vez. - Dije sin poder evitar pensar en unos bellos ojos azules bajo una capucha.

La era de los nuevos guardianes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora