El conserje caminaba por los pasillos del instituto hasta llegar al armario del material. La puerta estaba atascada desde fuera para que no se pudiera abrir desde dentro. El conserje suspiró para luego desatascar la puerta y abrirla. Dentro estaba un chico joven de pelo rojo y ojos de color naranja con bastantes moratones y marcas de golpes. Vestía una chaqueta naranja y un chándal negro.
—Hola, Bob. -Dijo el joven.
—¿Cuántos eran esta vez?
—5.
—¿Qué es lo que has hecho esta vez para que te peguen?
—He corregido a uno delante de todos en la clase de mates.
—No, si al final te lo buscas.Bob ayudó al joven a levantarse.
—¿Vas a decírselo al profesor?
—¿Para qué? Siempre que lo hago acabo peor.
—Solo ves con más cuidado.
—Lo intentaré.Después de despedirse, el adolescente se fue a su casa.
P.O.V. Sam.
Hola, me llamo Sam Drest, y si os lo preguntáis, sí, soy el chico que acaba de salir del clóset, pero nada gay. Para empezar, tengo 14 años, nací con una alteración genética que me mejoró el oído, no me refiero a que puedo escuchar cosas a más distancia de lo normal, bueno eso también, pero yo me refiero a algo más complejo, ya lo entenderéis en el futuro. Quitando mi oído, era un chico totalmente normal dentro de todo. Estoy orgulloso de decir que soy bastante listo y que puedo aprobar sin estudiar y eso me deja mucho tiempo libre para no hacer nada productivo con mi vida, como haría cualquier en mi lugar.
Desde muy temprana edad he sufrido acoso por parte algunos compañeros de clase y para rematar esos eran las personas populares, por lo tanto el resto de los compañeros de mi clase se ponían del lado del fuerte.
Debido a eso, tuve que ir al psicólogo durante unos años, pero al ver que ya pasado el tiempo dejaba de funcionar dejé de ir.
Cuando tenía 9 años mi propia mente creo un amigo imaginario para poder aguantar la situación. Prefiero pensar eso a qué tengo un trastornó mental, pero a los 11 años desapareció. Aunque suele aparecer en situación de mucho estrés, miedo, presión, etc. Hace tiempo me apunté a kendo, ya que desde siempre me ha gustado jugar con espadas.
Pero siempre tiene que pasar algo malo, y ese algo es que una de las personas principales que me acosan ya llevaba un tiempo apuntado.Pero eso era solo fuera de casa, dentro, todo era mejor:
Mis padres son los dueños de una gran empresa y por el trabajo pasan mucho tiempo fuera en otra casa que tenemos. Pensaréis que es malo, y lo es, pero solo tienes menos de 10 años.
Como ya os he dicho, tengo mucho tiempo libre. Y puedo pasarme las tardes jugando, viendo series, leyendo o algo por el estilo. Tuve una niñera cuando era más pequeño, pero desde hace tiempo me cuido solo.Al día siguiente:
Eran las nueve de la mañana, sábado. Sonó la alarma de mi despertador haciendo que me despertará. Me levanté ligeramente para acercarme al despertador y parar la alarma. Luego de eso me derrumbe de cara contra la almohada para seguido bostezar.
Dude un poco sobre se debería salir de la cama o seguir ahí durante unos segundos hasta que me di cuenta de que una vez despierto ya era muy difícil volver a dormir en mi caso. Con una cara somnolienta me dirigí al baño para mojarme la cara.
Seguido volví a mi habitación para cambiarme de ropa. Me puse un chándal de azul muy oscuro, una camiseta térmica negra, una camisa de manga corta de color gris y una chaqueta de deportes naranja.
Salí de mi habitación para ir al comedor donde como era costumbre no había nadie, suspiré pesadamente y entré en la cocina seguía teniendo sueño. Me hice un bol de cereales y me lo comí mientras veía la televisión, como no estaban dando nada interesante me puse a ver unos documentales de animales de mi padre, no era la primera vez que me dedicaba a verlos, ya que de los 20 DVD ya me había visto 16 contando este. Ya eran las 10 pasadas de modo que salí de casa asegurándome de llevar el móvil cargado al máximo, dinero y las llaves.
Estuve caminando durante unos 20 minutos hasta que pare en una banco para descansar. Relajado estuve allí sin hacer nada unos 5 minutos hasta que decidí a levantarme, pero la voz de alguien hizo que me detuviera y me diera la vuelta.
—Vaya, vaya, vaya, mira quién tenemos aquí. Si es nuestro gran amigo Sam.
Ya conocía esa voz, era de un compañero de clase que siempre está molestando, precisamente al que también va a kendo. Él tenía la funda de la espada en su espalda, pero parecía más grande de lo normal.
—¿Qué quieres Javier?
—Pues mira que quiero saber algo. Tú vas más atrasado en kendo, pero por lo que sé eres bastante bueno. Solo quiero saber cómo de bueno eres.
—Entiendo a dónde quieres llegar, pero aquí no tengo la espada y tú que eres un "experto" ya deberías saber que no se puede hacer una lucha de espadas sin espadas. Adiós.Intenté acortar lo más posible la conversación para poder irme y alejarme de él, por obvias razones no me caía bien. Pero él ya tenía previsto que no tuviera mi espada, total me había pillado de sorpresa.
—No te preocupes por eso, ya me he encargado.
Comiendo la funda de su espalda la abrió revelando dos espadas de kendo, eso explicaba por qué era tan grande la funda.
Intenté oponerme varias veces terminó amenazándome para que hiciera lo que él quería. Al final acepté, total, solo tengo que dar unos cuantos golpes de espada y luego rendirme.
Nos fuimos a un lugar más despejado para empezar la pelea. El primero en atacar fue Javier, movía la espada de lado a lado con gran fuerza. He de admitir que aunque yo tuviera más destreza él era mucho más fuerte que yo. Cada vez que atacaba notaba por el sonido del aire que su fuerza aumentaba poco a poca haciéndome retroceder. Retrocedí unos cuantos pasos hasta escuchar un sonido que a mí parecer era muy desagradable. Por desgracia sabía quién provocaba ese sonido, no era nada más ni nada menos que uno de los amigos de Javier.
Dándome la vuelta y poniendo la espada por delante detuve un golpe de otra espada que tenía esa persona.—¡Idiota, te dije que esperaras a mi señal! -Dijo Javier molesto.
—Venga ya, me estaba aburriendo mucho solo mirando. - Respondió su amigo.
—¿Qué coño está pasando? - Dije con molestia.Sinceramente me esperaba algo así, esos dos nunca se separan.
—Ayer en clase se nos ocurrió hacer esto.
—Ya veo, dos contra uno, vuestras madres se sentirían orgullosas de vosotros.
—Javier, déjamelo a mí, ya lo harás tú a la siguiente.Me puse en una pose defensiva esperando un ataque que nunca vino. El chico que me amenazó no se movía ni un centímetro y además, tenía los ojos como platos como si hubiera visto un fantasma. Me di la vuelta para no ver nada y cuando volvía a ver a los dos ellos estaban corriendo en dirección contraria.
Con algo de miedo me miré el cuerpo, las manos precisamente, ya que no las tenía tapadas. Pude ver unas inscripciones raras de color negro que nunca había visto en mi vida moverse lentamente en mi piel. No sabía que era, como habían llegado ahí, o porque. Mientras que mi cabeza intentaba buscar una explicación de forma apresurada no note como el color de la inscripción cambiaba a rojo para luego prenderse fuego. El fuego no quemaba, me daba sueño, caí al suelo intentando no dormirme pero fue inútil. Lo último que recuerdo es ver a la silueta de alguien delante de mí.
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Soy un héroe, a mi manera
Viễn tưởngUn héroe, ¿Que es exactamente un héroe? Hay bastantes definiciones que te dicen lo que es, pero la mayoría tratan sobre una persona justa, valerosa, amable, extraordinaria, una persona que prefiere el bienestar de las personas antes de el suyo propi...