nos conocimos y nos amamos,
se convirtió en un recuerdo inolvidable
un melodrama que vale la pena ser miradoRosa. Justo así se tiñeron las pálidas mejillas de la joven a su lado cuando terminó de soltar aquel cumplido. No podía responder con certeza sobre hace cuánto tiempo nacieron estos sentimientos por la mayor; no sabe si fue cuando se estrelló con ella el primer día de universidad en uno de los pasillos, cuando miró como su entrecejo se encogía un poco al escuchar los complicados términos que el profesor explicaba, o cuando por el rabillo del ojo pudo notar la ligera sonrisa tímida que le regalaba a uno de sus compañeros. Porque también pudo ser ese momento en el que aceptó volver a casa a su lado.
Pero no le preocupaba, la verdad era que se sentía muy bien sabiendo que la dueña de esos sentimientos era la pálida y no alguien más. Ni siquiera la idea de que lo rechazara al saberlo le afectaba en este momento. Probablemente era la primera vez que Jungkook se sentía de esta manera con cualquier persona ajena, porque nunca había encontrado el rosa en ninguna de las personas de las que anteriormente creyó estar enamorado.
La mayor parte de las personas a su alrededor le había ayudado a descubrir el color de los sentimientos, algunos eran aún más difíciles de asimilar que otros. De algunos en serio que no quisiera acordarse nunca, pero tampoco podía dejarlos ir porque ellos ahora eran parte de él. Y podías notarlo apenas lo mirabas.
Jungkook era el chico que tenía el amarillo piña marcado desde la barbilla hasta el puente de la nariz, como consecuencia de las cosquillas que su abuela le regalaba cada que iban a visitarla, y se complementaba con un destello de amarillo mostaza en la comisura de los labios y la punta de la lengua porque nunca iba a olvidar lo mal que le supo el desayuno que su abuela le dio la primera vez que fue a visitarla sin sus padres; pero no pudo ser verde porque él amaba a la abuela. El jade estaba marcado en parte de sus brazos y su espalda, porque era el color que mamá le dejaba en cada abrazo. Y un amarillo canario se encontraba debajo de las marcas del jade porque era el color que desprendía su padre cada que jugaba con él. Jungkook fue rellenado de colores a lo largo de su vida, había tantos como experiencias y sinceramente no podía contarlos con los dedos de la mano, ¡ni siquiera si incluía los dedos de sus pies! Cada uno de ellos tenía un nombre proporcionado por él mismo, pero aún mejor era que cada uno tenía una historia.
Pero nunca antes había sido rellenado de rosa, hasta esa vez, cuando las yemas de la mano de Yoonji sujetaron la palma de la suya; un ligero toque de éstas habían quedado marcadas en la posición perfecta para encajar con sus propias yemas cuando cerraba la palma, así fue como Jeongguk logró que su mano derecha estuviese toda rosa.
Para este momento el rosa era uno de los colores predominantes en el chico tatuado de colores. Todos podían notarlo menos Yoonji, la razón que lo estaba rellenando cada día más. Con su sonrisa, con sus pequeñas manos y esos gestos extraños que hacía cuando Jeongguk dejaba besos sobre la punta de su nariz. Y esta última acción los había llevado a la situación que siempre había estado esperando. Cuando el pequeño cuerpo de la pálida fue a recostarse a lado del cuerpo propio, y esas pequeñas manos fueron a dar hasta sus mejillas, y entonces sus pequeños ojitos que parecían los de un gato lo miraron como si estuviesen mirando la cosa más maravillosa del mundo y así los labios ajenos fueron a parar a los propios. Esa situación era la que Jeongguk había estado esperando desde el momento en el que la conoció. Fue cuando supo que no tenía más ganas de retroceder, que quería quedarse ahí porque se sentía bien.
La historia de amor entre aquellos dos universitarios comenzó de la mejor manera, comenzó como le habían contado al moreno ciento de veces. Y estaba feliz de ser un afortunado al haber logrado conseguir el rosa en su cuerpo tan pronto, muchos de sus compañeros aún no destellaban el rosado ni la emoción. Aún más afortunado se sentía cuando miraba que podía rellenar el pequeño cuerpo de Yoonji cada que la sujetaba entre sus brazos, o cuando besaba su frente; cuando la tomaba tímidamente de las manos mientras caminaban juntos o cuando iban a comer su comida favorita. También recuerda el color lila que quedó cerca en su pecho cuando la pequeña gata de su novia ronroneó por primera vez en esta altura de su cuerpo.
Rosa era lo que le llenaba cuando su novia le enviaba alguna canción, o cuando él cantaba alguna para ella. Rosa era lo que sentía con las cartas que su novia le regalaba, o con los halagos que le proporcionaba, un rosa pálido llegó por primera vez a él cuando su novia le había preparado una sorpresa por su cumpleaños. Y este listado es bastante corto para contar todas las veces que Yoonji le hizo rellenarse de rosa, en realidad hubo infinidad de cosas más, y cada una iba llena de más sentimiento. Cada una era una nueva historia, y una nueva marca para Jeongguk, quien ahora también se pintaba de nuevos colores, que vivía nuevas experiencias y que deseaba que su novia nunca le soltara.
Jeongguk sabía que nunca en su vida iba a dejar de agradecer a la mayor por haberlo hecho sentirse de esta manera, porque las sonrisas no terminaban nunca a su lado, porque las palabras no llenaban ni la mitad de lo que sentía. Tampoco los abrazos que se daban antes de dormir, o los besos traviesos que cada uno soltaba en el otro. Las miradas traviesas entre clases apenas y alcanzaban a cubrir un poquitito de todo lo agradecido que estaba Jeongguk por haber encontrado a Yoonji, el sujetarse las manos a escondidas le ayudaba a rellenarlo.
Porque todo era rosa en su relación, era demasiado rosa.
y Jeongguk se dio cuenta de ello cuando sujeto con ambas manos las puertas del elevador para permitirle entrar a la pelirrosa que llegaba agitada, y la pequeña parte del cuerpo ajeno que rozó con ellas se llevó parte de su color. En ese momento todo lo que pudo soltar jeongguk fue una ligera sonrisa luego de sentir como una parte de él mismo se desprendía.
Las notitas que escribía su novia para halagarlo, los besos que ella dejaba antes de mostrarle una plena sonrisa y salir corriendo, las fotos que le enviaba cuando estaban lejos y ella lo extrañaba, los mensajes largos, o las canciones; todo eso seguía siendo demasiado rosa. Pero era tanto que claramente que ya no cabía en él.
Fue cuando comprendió que no todo podía ser tan rosa, porque él ya no podía seguir rellenándose de un solo color, necesitaba más y su novia ya no era capaz de dárselos. Quizá por eso pensó que era buena idea compartir parte de ese rosa con la chica que había conocido en el elevador. Cada que sujetaba sus manos, cuando tocaba cada parte de su cintura, cuando despeinaba su cabello y hasta cuando sonreía dejaba que una parte de ese rosa que le regalaba Yoonji se fuera con ella.
Jeongguk dejaba el exceso de rosa que le proporcionaba la más bajita con la alta chica con cabello color amor, así tanto amor no le parecía demasiado. Y había parecido una buena idea cuando su mente lo proceso en un inicio, sin embargo él nunca había sido bueno ideando planes, por eso nunca se había cuestionado el hecho de que aquello tuviera repercusiones o saliera mal. Por ese motivo no supo reaccionar cuando el rosa comenzó a predominar de nuevo en los colores que rellenaban su ser. Había aprendido a equilibrar los sentimientos de YoonJi, pero no se preocupó en aprender a equilibrar el rosa en la chica del elevador.
Jeongguk se estaba inundado de rosa nuevamente, pero en esta ocasión parecía que eso no era demasiado para él. Parecía que él necesitaba más de ese color; y a pesar de que la pequeña chica cabello corto se estaba quedando cada día más sin su característico color, parecía no ser suficiente para que su novio le regresara al menos un poco de ello.
Ya no había citas, ya no había cartas ni mensajes largos, tampoco estaban los abrazos y mucho menos los besos traviesos que hacían reír a ambos. Porque Jungkook ya no tenía amor que darle. Porque a pesar de que se juraba y perjuraba que Yoonji era la chica que necesitaba ya no sentía ni un poco de aquello que descubrió apenas al conocerla.
Aquel joven sabía que la pequeña chica con voz aguda había llegado a su vida para enseñarle lo que era sentir todos los colores, pero también comprendía que ella no era su final. Había comprendido que ambos habían estado de paso en la vida del otro para rellenarle del color faltante cuando miró como la pálida intentaba ocultar entre sus manos la gran mancha en tonos azules que se iba haciendo más grande cada que el reloj marchaba.
Y Jeongguk sabía bien qué significaba ese color, porque lo había sentido cuando perdió a su primera mascota, cuando su mejor amigo se fue a otra ciudad; cuando se dio cuenta de que ya no estaba enamorado de YoonJi.
con un final bastante decente, eso es suficiente para mí
yo te amaba.
lo hicimos juntos; nuestro escenario de amor
ahora las luces se apagan
y cuando volteemos la página,
la cortina caerá silenciosamente.

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Rosa ; jjk + myj ; único
Short StoryJeongguk, el chico relleno de colores, pero aún le falta el rosa; YoonJi, la chica con demasiado rosa para rellenar. » Hetero. » BTS » KookJi (YoonGi fem x JungKook) » Único. » 191219 No plagio. Cualquier adaptación dentro o f...