Siempre creía en las historias lacrimosas que oía y las escuchaba con maravillosa atención. No sabía cómo decir que no cuando alguien le pedía un favor. Pero, ¿le regresaban esos favores? Muy pocos, en opinión de Estefany.
-por lo menos, julia debió dejarte una parte de la propiedad – censuró Estefany.
-¿y qué hubieran pensado Tomás y su familia? – Andrea puso la tetera sobre la estufa.
-a Tomás no le falta dinero.
-Huntingdon es una compañía pequeña. No lo creo un millonario.
-pero tiene una mansión en Kent y un apartamento en Londres. Si eso no es tener dinero, ¿qué es? – concluyó Estefany, con sequedad.
-no ha captado muchos negocios a últimas fechas – insistió Andrea, suprimiendo un gemido -. Ya vendió unos terrenos que tenía, aunque no lo admite, y debe haberlo desilusionado el testamento de julia. Esta tierra le hubiera reportado una fortuna vendiéndola como lotes para construcción. Ese dinero le habría caído como anillo al dedo.
-y, para cuando termine el juicio de divorcio, Anna ya le habría quitado hasta el último centavo – predijo Estefany.
-ella no quería divorciarse – murmuró Andrea.
-¿y qué importa? – replicó Estefany, con un gesto -. Tenía un amante y era el cónyuge culpable.
Andrea preparó el té, mientras reflexionaba que no merecía la pena de exigir tolerancia de Estefany respecto a la infidelidad conyugal. A su amiga todavía le dolía la ruptura de su propio matrimonio. Pero el marido de Estefany siempre fue mujeriego y el caso de Anna no se comparaba con el suyo. Las preocupaciones del negocio y las dificultades con su hija adolescente volvieron tensa la situación del matrimonio de los Huntingdon. Anna consiguió a su amante y tomas se sintió devastado. Sin oír los ruegos de su esposa, se salió de la casa y se dirigió de inmediato a un abogado. Andrea hubiera jurado que tomas olvidaría y perdonaría el incidente. Se equivocó. Todavía espero que resuelvan sus problemas antes de que sea demasiado tarde – comentó en voz baja.
-¿alguna vez se te ha ocurrido que tomas pueda tener un interés personal al visitarte cada fin de semana? – preguntó Estefany, aclarándose la garganta.
Andrea la contempló como un pez fuera del agua.
-¡oh, por el amor del cielo! – gimió Estefany -. ¿Tengo que deletreártelo? Su comportamiento en el funeral levantó otras cejas, además de las mías. Si tú alzabas
Algo más pesado que una taza de té, cruzaba el cuarto para ayudarte. Creo que se ha enamorado de ti.
-¿de mí? – repitió Andrea, azorada -. ¡Jamás oí algo tan ridículo!
-podría equivocarme – dudó Estefany.
-desde luego que podrías – exclamó Andrea con desacostumbrada vehemencia y las mejillas arreboladas por su incomodidad.
-de acuerdo, cálmate – suspiró Estefany -. Pero sostuve una pequeña charla con él después del funeral. Le pregunté por qué sacó a relucir a otra viejecita para que te encargaras de ella...
-la señora anstey es su madrina – exhaló Andrea.
-que enterrará a otra generación de cuidadoras – predijo Estefany, pesimista -. Cuando te llevé a ver el apartamento, su cara momificada bastó para darme pesadillas. Se lo dije a tomas.
-Estefany, ¿cómo te atreviste? Lo único que haré es ir de compras y prepararle la comida. No lo considero demasiado a cambio de ocupar el apartamento pagándole un alquiler simbólico.
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Mas Alla Del Perdon - Niall Horan Terminada
RomanceHacía cinco años, Andrea se enamoró de tal grado del implacable Niall Horan, que descartó sus principios para volverse su amante. Pero la pasión de ese hombre nunca se convirtió en amor y, más adelante, incapaz de permanecer en esa jaula de oro, lo...