IV. John.

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John, John, John. Printemps conoció a John en un bar. Printemps no tenía idea de qué hacía en ese bar, pero ahí estaba. Ella estaba a punto de marcharse, cuando un hombre bajo, al parecer borracho, la tomó del brazo e intentó besarla.

El hombre gnomo la estaba lastimando, Printemps no podía hacer nada; en ese momento se regañó mentalmente por no haber aceptado las clases de box o karate cuando era más chica.

Printemps se estaba desesperando, incluso comenzaban a salir lágrimas de sus ojos, porque para Printemps, sentirse impotente era lo peor.

Pero llegó John. Un chico alto, que al ver a Printemps en apuros, fue a ayudarla. El hombre enano se asustó con tan sólo ver a John, lo único que dijo fue "lo siento, viejo; no sabía que venía con alguien", y se fue.

Printemps le dio las gracias a John, y John le regaló una sonrisa. Ambos se quedaron congelados, viéndose el uno al otro. Printemps se levantó de puntas, tomó el rostro de John entre sus pequeñas manos, y lo besó.

Un tanto romántico para Printemps, pero le gustó. John parecía un súper héroe, lo que hacía que Printemps se sintiera como la chica en peligro.

Por eso duró tan poco, porque a Printemps no le gustaban los clichés.

Los besos de PrintempsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora