Makena

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Era un día lluvioso, como todos los que Makena estaba acostumbrada, fríos y lluviosos, así eran todos los días que pasaban uno tras otro lentamente pero sin descanso mientras ella miraba por la ventana. La soledad atacaba a su corazón y los recuerdos se desplazaban por su mente, trataba de entretenerse, pero no podía, solo sentía desesperación y tristeza. Un día comenzó a escribir.

Sus agarrotados dedos cogieron un lápiz y observando con detenimiento la hoja en blanco que se hallaba delante suyo un rayo de esperanza la cruzó, desplazó entonces su mirada a la ventana y observó a través de ella todo lo que ocurría, con este nuevo conocimiento comenzó a relatar todo aquello que recibía por sus sentidos. Las estaciones pasaron y ella incansable continuó con su labor:

OTOÑO

El jardín se cubrió de hojas marrones, amarillas y rojas las cuales formaban un arcoíris de colores cálidos, que, aunque para el ojo humano solo eran unas simples hojas desperdigadas por el viento, para Makena eran algo especial. Formaban figuras y con un poco de imaginación historias, historias sobre soldados, dragones, sirenas y princesas encerradas en torres que luchaban por su libertad. Historias tan antiguas como el mismísimo universo, las cuales gracias a aquellas hojas, eran distribuidas por todos los lugares. Mucha gente no notaba esta realidad pero, Makena con solo una mirada al exterior de su ventana era capaz de verlo y descifrar aquel saber.

INVIERNO

Una época fría y lluviosa, de calles vacías y silencio en la ciudad. Aunque no todo era malo, luces navideñas adornaban los paseos y en los días más hermosos pequeños copos de nieve caían formando una danza alrededor de aquel jardín. Cada uno diferente al anterior pero todos blancos y puros, creando un paisaje de belleza y tranquilidad tan asombrosas que cortaban hasta la respiración. Estos copos no contaban historias sino memorias procedentes de tiempos pasados en los que la gente rodeaba una chimenea para darse calor unos junto a los otros, sin discusiones o guerras que impidieran su felicidad y con un chocolate en las manos hablaban, mientras que el viento y la nieve en el exterior escuchaban atentamente las noticias para luego volar e ir a susurrárselo a Makena al oído, ella sonreía y volvía a mirar por la ventana.

PRIMAVERA

Esta siempre fue la época favorita de Makenaya ya desde el inicio de los tiempos, las flores cubrían todo creando un manto de colores creando de esta forma hermosas ilusiones visuales. Además era una estación mágica en la cual los jóvenes enamorados venían a sentarse en el banco de su jardín. Juntos se abrazaban pasando horas y horas solamente observando aquello que les rodeaba. En ese mismo lugar muchos se declaraban amor eterno, se regalaban flores o simplemente eran felices junto, riendo entre colores vivos. Esto alegraba las tardes de soledad que ella solía tener sin moverse, solamente observándolo todo con aquellos ojos que nunca descansaba y con aquella mano que se dedicaba a escuchar las voces y susurros del viento y a escribir aquellos sueños.

VERANO

Esta estación era un momento de risas, y canciones, de niños jugando sin parar a la luz de un sol sofocante. La luz de ese astro transformaba el lugar dándole un aspecto de inocencia. En esta época Makena soñaba con aquella juventud que se le resbalaba de entre los dedos, con aquellas risas en la piscina, aquellos juegos y carreras alrededor de su jardín. Recordaba además las tardes de paseos por la ciudad cuando todavía mantenía su ser, y escapaba entre sonrisas escondiéndose detrás de los árboles de sus amigos. Luego cuando la encontraran todos juntos irían a la cafetería cercana, saludando por el camino todas las personas con las que se cruzaban y la tarde acabaría con un delicioso bocadillo que se comerían entre anécdotas.

Y así iban pasándolos años, Makena miraba desde su balcón y escribía a veces historias, otras recuerdos de voces pasadas, otras poesías de enamorados y por ultimo memorias de su juventud. Esto nos enseña que las estaciones siempre tienen algo que decir solo hay que tener los ojos abiertos y el oído dispuesto a escuchar los susurros del viento.

FIN

<<Este microrelato está escrito en honor a aquellas personas que nos enseñan a través de sus vivencias como a pesar de que muchas veces la vida va mal hay que sobreponerse y luchar por todo lo bueno que aún queda por pasar. La vida es hermosa y hay que valorarla. >>

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Antes de todo quería agradecer a todos los que habéis llegado hasta aquí, lo valoro de verdad. Este libro comenzó una tarde lluviosa en la que me puse a pensar mientras observaba a través de mi ventana y de ahí surgió esto que hoy os traigo. Con él pretendo además de enseñaros una valiosa lección que yo misma tuve que aprender tocar el corazón de todos aquellos que lo han leído. Me gustaría así mismo que este escrito os hiciera sentiros identificados con alguna parte de vosotros mismos. Espero haberlo conseguido.

Por último desearos a todos felices fiestas y que las paséis con aquella gente que os quiere de vuestro alrededor que son muchas mas de las que nos imaginamos.

Un abrazo a todos y hasta pronto

BLUESILENCE.

Pd: Es un relato autoconclusivo, solo contará con este capítulo. Gracias!!

Los susurros del viento [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora