Capítulo setenta y tres.

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–Ya deja de decir tonterías –intenté besarlo, pero una vez más evadió mis labios.

–No son tonterías Danbi. Yo te quiero... en serio.

Su voz grave en aquella confesión estremeció mi cuerpo y desencadenó un latir acelerado en mi pecho, pero mi mente insistía en recordarme que no debo confiar en sus palabras.

–Ya hemos pasado por esto –di un paso atrás–, y no funcionó.

–No –negó con la cabeza–. Eso fue diferente, tú no quisiste una relación seria.

–¿Y qué cambiaría si ahora digo que sí? ¿Pasarán tres meses y terminarás conmigo?

–Danbi –tomó aire y los soltó en un suspiro ahogado–. Incluso te conté sobre mi pasado doloroso, pero ¿aun así no confías en mí?

–Yo no confío en nadie –sonreí cínica y mantuve una sonrisa leve.

–Te pareces tanto a mí –sonrió.

–¿Qué? –reí–. Claro que no.

–Yo también oculto mi dolor con una sonrisa como esa.

–¿No te aburre tanto drama? –sonreí y me acerqué–. Simplemente divirtámonos como antes.

–No –dio un paso atrás y me miró seriamente–. O decides quererme sinceramente o te olvidas de mí.

–No hay algo que "olvidar" –hice comillas con los dedos exagerando mi cinismo.

–De acuerdo entonces ya no habrá nada entre nosotros.

–Por mi está bien –levanté mis hombros.

–Recuerda que tú lo quisiste así –su mirada fría me consumió.

–Lo recordaré –musité mientras daba la vuelta.

–Bloo, tomaré tu auto –de repente Owen atravesó corriendo el pasillo.

–¡No! –exclamó Bloo y corrió hacia la salida. También corrí tras él.

–¡Lo siento! –gritó Owen mientras se subía al auto y lo encendió a prisa–. Tengo prisa, cuida a mi hermanita –arrancó el auto casi atropellándonos.

–¡Es mi maldito auto, Idiota! –gritó Bloo.

–Que imbécil –gruñí mirando con ira mientras miraba el camino por el que Owen había desaparecido a toda prisa.

¡¿Qué clase de hermano abandona a su inocente hermanita en la casa de un depredador sexual?!

–¿Quieres comer? –cuestionó de repente Bloo.

–¿Qué? –regresé mi mirada hacia él.

–Tengo hambre, vamos a algún lugar y comamos algo delicioso.

Entrecerré mis ojos, presiento que trama algo, pero ¿quién se niega a una invitación a comer?

–Vamos –sonreí.

Regresamos dentro de la casa para que Bloo se duchara y preparara para salir, con todo el tiempo que le tomó aquello, pude hacer mi tarea.

–Listo, ahora si vamos –anunció al entrar a la sala donde yo permanecía.

–Vaya, ya era hora –me quejé y volteé a mirarlo.

Me puse de pie mientras lo observaba detenidamente, estaba tan apuesto que no pude disimular una sonrisa.

–¿Seguirás mirándome mientras babeas o te darás prisa? –sonrió.

–Engreído –hice una leve mueca y dejé de mirarlo.

RUDEWhere stories live. Discover now