Kido Yuuto, sabe que su dulce hermanita, Haruna, está enamorada de un tal Fudo Akio. Investigando a cerca de este sujeto, descubre que es un rompe corazones de primera y trata a las chicas como objetos o trofeos que añadir a su lista.
Cómo buen herm...
Esperaba pacientemente a su hermano en su habitación. Kido estaba en una reunión de la empresa y tardaría un poco en llegar a casa. Entonces la puerta de la habitación se abrió. Kido casi se queda sin aliento al verla allí y no sabía si debía preocuparse o alegrarse de su visita. -Hermano, tenemos que hablar. - Sí... Supongo que sí.- dijo desanimado, mientras dejaba el maletín en si escritorio.- A decir verdad yo también tengo algo de lo que hablar contigo. -¿Te importa si empiezo yo?-preguntó con las manos juntas sobre el pecho. -Claro que no, adelante.- Kido se sentó junto a ella en la cama para escucharla atentamente. -Yuuto, lo que hiciste no fue plato de buen gusto y he sufrido bastante al ver como mi hermano rompe una promesa. -Si...- Kido agachó la cabeza y trató de retener las lágrimas. Haruna se la levantó y lo miró fijamente a los ojos. -Pero también es cierto que tu intención de protegerme no se merece que te deje de hablar. Además, si yo fuera tu hermana mayor o simplemente estuvieras en la misma situación seguramente también te intentaría proteger. Por que somos hermanos y nos queremos. -Gracias...- ya no pudo aguantar lo y dejó sus lágrimas caer por sus mejillas. -Hey, no llores. No me gusta verte así. -Lo siento...- decía con dificultad.- Te quiero hermana. Haruna lo abrazó para que pudiera llorar en su hombro mientras le decía palabras de consuelo para calmarlo. -Yuuto...- dijo cuándo ya estaba más calmado.- Sakuma vino a verme y... Me contó lo de Fudo. -¿Lo de Fudo?- en seguida se sobresaltó.- ¿Qué te contó exactamente? -Algo que quiero que me digas tu mismo con sinceridad. Yuuto, ¿Estás enamorado de Fudo? -Sí.... Creo que sí. Pero que más da eso, el quería a Yumi, y al enterarse de quién soy realmente seguro que le doy asco y me odia por engañarlo así. -Eso no lo sabes.- protestó Haruna.- Si no le preguntas jamás lo sabrás. -¿Qué insinuas? ¿Es qué quieres que vaya a verle? -Exactamente eso. -¡Es una locura! No querrá ni verme. -No lo has intentado ¿Cómo puedes saberlo? -¡Es mejor que no lo intente! Sí voy allí y de verdad me rechaza entonces el dolor será peor. -No te rechazará. Lo sabes bien. El te quiere. -No, no me quiere a mi. Él quiere a Yumi. -¡Kido Yuuto!- Kido dió un pequeño brinco asustado.- ¡¿Dónde está el empresario seguro de si mismo al que todos los empleados temen?! ¿¡A caso te has quedado tonto por amor!? O peor aún ¡¿Le temes al amor?! -Kido Yuuto no le teme a nada.- dijo apretando los dientes con un pequeño tic en el ojo, molesto por lo que su hermana parecía insinuar. -Entonces, viste, sal de esta maldita cueba, busca a Fudo y...¡Dile lo locamente enamorado que estás de él!
Era muy fácil decirlo, como todo, pero a la hora de hacerlo, las cosa era más complicada. Había logrado encontrar su dirección, logró llegar hasta allí... Ahora solo faltaba tocar el timbre. El lugar era bastante humilde y estaba en una zona común, propio de Fudo.
Poco a poco acercó el dedo al timbre y el pulso le temblaba cada vez más. Pulsó el botón y el timbre se escuchó en toda la casa. Alguien se acercaba a la puerta y la abrió. -Hola.- dijo incómodo. Se hizo un silencio de pocos segundos que parecían horas. -¡Tu! ¿Qué haces aquí? Fudo estaba realmente sorprendido por la vista. Pero además, su aspecto hizo preocupar mucho a Kido. Sus ojos estaban muy irritados, la piel más pálida de lo normal y su cabello alborotado y grasiento sobre su cabeza. -Creo... Que tenemos que hablar... Fudo hizo una mueca de seriedad y lo invitó a pasar haciendo un gesto con la cabeza. La casa estaba completamente desordenada y oscura. Se sentaron en el sofá y Fudo le dio una taza de café. -Y bien ¿Qué tienes que decir?- preguntó con frialdad.- Y ahórrate los tópicos de «Lo siento mucho» o «yo no quería», por q si es así ya te estás largando. Con aquellas palabras Kido tenía claro qué él no le amaba y que lo iba a rechazar, pero ya que estaba allí, debía disculparse. -Fudo yo... Había escuchado hablar mal de ti y mi hermana Haruna estaba loca de amor por ti, pero... Al ver parte de tu vida sin conocerte quién eras en realidad, entonces como hermano mayor quise proteger a Haruna del daño. No me estoy justificando, solo quiero que sepas él porque. Y... Bueno....- Vio que Fudo estaba a punto de hablar así que elevó un momento el tono de voz para darle a entender que todavía no había terminado de hablar.- El caso es que empecé a conocerte y... Bueno... No solo me di cuenta de lo equivocado que estaba contigo si no que además... Yo... M-me....me enamoré... de ti. Ya estaba, ya lo había dicho. Miró a Fudo, esperando una respuesta, pero antes de que hablara ya sabía lo que pasaba por la mente del ojiañil solo con ver aquella expresión de dolor y rabia en sus ojos. -Te crees que con eso basta. Lo de que querías defender a tu hermana lo entiendo pero... No había ninguna necesidad de jugar con mis sentimientos, ni a mi se me habría ocurrido.- las lágrimas habían empezado a brotar de sus ojos.- Conocí a la mujer de mis sueños. Divertida, delicada, elegante, segura de sí misma... Y un montón de cualidades que a mis ojos la hacían perfecta, pero luego resulta que es un maromo disfrazado. ¿Y ahora pretendes que me trague tu discursito? Para empezar ¡Yo no soy gay! Y para acabar ¡No te tengo el más mínimo aprecio! ¡Me das asco! ¡Lárgate de mi casa!
Salió corriendo de allí, puso rumbo a al casa de su hermana y una vez en su habitación, se refugió entre sus brazos con el corazón hecho pedazos y un llanto desgarrado surgiendo de su garganta. -El...no...el no...no me....ama- gritaba.- El....me odia... Haruna lo acunaba como a un bebé y le hablaba como una madre. Se sentía impotente al ver a su hermano tan mal, no sería capaz de recuperarse de algo así. Era un corazón hecho cenizas...
(...)
Los días pasaron, pero nada era igual. El ánimo de Kido no mejoraba, por lo tanto solo le quedaba una forma de escapar de todo aquello. Una tarde su padre lo citó en su despacho para decidir su futuro y la respuesta de Kido fue clara. -Me voy a Los Ángeles. Creo que allí tengo mucho más que aprender y será muy útil para la empresa. -Me alegra que allás tomado esa decisión tan madura hijo, yo opino igual que tú pero... ¿Qué hay de Sakuma y Haruna? - Haruna lo entenderás y en cuanto a Sakuma, dice que le concedieron una beca para estudiar contabilidad en LA así estaremos juntos. -Vaya, veo que ya lo tienes todo bajo control así que, ordenaré que preparen todo. -Bien...
Sentía mucha lastima al tener que irse así, pero el dolor en su corazón era más grande que todo lo que le unía a Japón. Era una decisión muy meditada. Pero.... ¿Que hay de Akio?
Haruna fue a hacerle una vista. No quería que su hermano se fuese sin recibir las disculpas que le correspondían...
