Simón comprende que Juan Pablo no es culpable de las penas y tormentas que han pasado él y su familia durante doce largos años, pero aún así sus vidas se unen de una forma que ni la propia razón podría llegar a comprender y todo por un siniestro pro...
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— Cuéntame todo. Desde el principio.
Aunque su voz intentaba ser amable y pacífica, francamente no lo estaba logrando. El chico frente a ella aún temblaba debido a los recientes sucesos.
— Yo... — no pudo decir más, pues la herida en su labio no permitió los movimientos necesarios para poder seguir. Aún así mandó todo al carajo y soportó el ardor —.... Salí... Salí de la tienda de videojuegos, a eso de las ocho en punto. Tenía planeado visitar a un amigo, por lo que pensé en ir por una pizza... Yo, no me dí cuenta de que me estaba siguiendo.
— ¿Se te acercó?
— Mucho... Él... Estaba del otro lado de la calle, no sé en qué momento cruzó, sólo recuerdo que en un segundo ya estaba frente a mí.
Esperaba que ese interrogatorio terminara cuanto antes, pero aún no sabía que hacer, ni a dónde ir en cuanto terminase, aún el shock estaba ahí.
En su mente.
En su vida.
En su todo.
Todo estaba roto.
— ¿Y luego qué ocurrió? — la comandante anotaba a gran velocidad todo lo que le decía en un block de notas. Su mirada estaba pegada en él, dejándolo aún más nervioso.
"No quiero recordar" (pensó)
— Necesito que me digas qué fue lo que pasó después — volvió a intervenir la uniformada, al parecer notando los pensamientos del chico.
— Me... Me acorraló contra un muro. Yo... Yo le dí una patada y corrí lo más que pude. Pensé que iba a rendirse cuando estuviera cansado, pero el que se cansó fui yo... Me refugié en un callejón, pero por accidente me tropecé con unos botes de basura y llamé su atención... Le juro que intenté defenderme, pero él es más fuerte.
— ¿Te golpeó y perdiste el conocimiento? — el castaño asintió.
— Luego de eso no recuerdo muy bien qué pasó... Sólo sé que desperté en la calle, mi ropa está rasgada, estoy golpeado y no puedo caminar muy bien... Por un dolor... Ahí.
— ¿Contactaste a algún familiar antes de venir?
— No, ya no tenía mi teléfono, ni mi billetera... No sé si él me la quitó o si alguien más lo hizo cuando estuve inconsciente.
— Muy bien... ¿Martín, verdad? — volvió a asentir — Llevaré este reporte al departamento correspondiente para levantar la denuncia, mientras tanto te canalizaré con el psicólogo de la delegación, y en lo que tú estás ahí intentaré contactar a tus padres.
— Mis padres murieron, soy huérfano.
— Bien, debe haber alguien mayor contigo, ¿Algún hermano o un tío?
