• Veintiocho - Presente •

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Los murmullos eran más altos que de costumbre. El movimiento era más notorio conforme los alumnos iban y venían de una mesa a otra cargando el periódico. Bendito periódico.

Suspiró mientras seguía comiendo. Sus compañeros ya se encontraban haciendo suposiciones, cosa que a él no le importaba, pero debía participar por la insistencia de cierto pelirrojo.

—Es demasiado, en estos últimos años ha estado todo patas arriba —comentó Hermione apretando el diario El Profeta entre sus manos—. Es claro que algo está ocultando el ministerio, desde la desaparición de...

Todos se quedaron callado y lo voltearon a ver. Harry suspiró nuevamente y dio el último bocado de su comida.

—Está claro lo que está pasando —comentó con tranquilidad—. Mi secuestro y lo últimos acontecimientos fueron por la misma persona —declaró. Eso fue suficiente para que su alrededor bajara un poco la voz para escucharlo—. No se ha hecho público por el miedo que pueda ocasionar.

—Harry, ¿qué es lo que...?

—Todo lo pasado estos últimos meses y la fuga de Azkaban viene de la misma persona —interrumpió a Seamus y se limpió la boca y las manos con una servilleta. Muchos se quedaron atrapados por la elegancia del movimiento—. Ya está en cada quién creer si es verdad o no, pero eso no quitan los hechos.

—¿Quieres decir que quien-tú-sabes ha regresado? —preguntó Neville en un susurró.

Harry simplemente sonrió y se levantó de su silla, dispuesto a irse del gran comedor.

—Me retiro, chicos. Tengan un buen provecho.

Y, tras eso, se fue.

La mesa de Gryffindor estaba totalmente callada, para la extrañeza de los demás estudiantes, pero el chisme empezó a volar después de que la gran puerta se cerrara detrás del joven azabache.

Nadie sabía con seguridad lo que había pasado el último día del torneo de los tres magos, sólo conocían las horas que habían esperado a Harry éste volviera. Sabían las expresiones que habían hecho los profesores cuando el trofeo y el chico no se encontraban en ese lugar. Sabían de las semanas de silencio que habían llegado a Hogwarts, los miles de reporteros y hasta el mismo Ministro recorriendo la cancha de quidditch.

Sabían que Harry ya no era el mismo después de eso. El chico se refugiaba más en los libros, se alejaba de las personas y, por alguna razón extraña, empezaba a tener sus tiempos libres ocupados en no-sabían-qué.

Esos meses sólo denotaban misterio. Terror.

Habían teorías, una más improbable que la otra, pero sólo una era la más obvia.

♣ ♣ ♣ ♣

Harry salió del comedor sin prestarle atención a todos los ojos que seguían sus acciones. Suspiró profundamente y miró al techo. Ya había pasado navidad y seguía sin poder ver a su Tom, tenía que esperar hasta las vacaciones de verano para poder ir a donde él estaba y quedarse todos los días pegado a él como una garrapata.

Siguió su camino de cada día y se dirigió hacia las mazmorras, a esa hora su profesor de Pociones ya estaría de regreso al castillo.

Sonrió.

Podría molestar más a Severus, por más que éste amenazara sobre matarlo si sigue enfadando, sabía que nunca le haría un verdadero daño, más cuando una sonrisa casi bailaba sobre sus labios en todas sus ridículas discusiones.

Bajó las escaleras y esquivó uno que otro hechizo del travieso Peeves, quien se aburrió de ver su cara sin expresión después de salvarse de cinco bromas. Estaba seguro que el poltergeist estaría buscando una nueva víctima y desquitaría toda su furia en ella.

Sueños profundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora