{⚝ƭɦɾεε รɦσƭ⚝} รαѵเɳɠ ყσµ [ҡσσҡѵ] [cσɳcℓµเ́∂α]

⛦ᴛʀᴇs⛦

Taehyung apareció sin avisar.

–N-no, me llamaba a mí. Jajaja...–Parecía algo nervioso.– Es mi hija, mi princesita.

Cogió a la niña y se la llevó a un cuarto vacío. Esta seguía mirando a Kook y susurrando. V le dió muchos juguetes para entretenerla. Seguido a esto, volvió con el desgraciado JK.

–Desde ahora en adelante, cuidarás de esa niña y yo te vigilaré. Todo esto terminará cuando aprendas a cuidar de tu salud y ha tener responsabilidades.

–Espera, espera ¿me estás diciendo que voy a ser la niñera de esa niñata y tú mi supervisor?

–Cuidado con los apodos.

El azabache no le hizo caso y se dirigió a la puerta de su casa.

–Estás loco. Te voy a poner una denuncia por allanamiento de morada. –Daba grandes y rápidas zancadas.

Consiguió agarrar su muñeca y detenerlo.

–¡No te vayas! –Gritó.

–Haré lo que me dé la gana.

Apretó fuertemente la articulación de Jeon, para así no poder soltarlo. Kim estaba desesperado en ese momento. Había hecho lo que podía y más para prevenir sus desgracias, no dejaría que ahora lo arruinara todo.

–Mira, para ya de comportarte como un idiota. He estado avisandote para que las desgracias no se te vinieran encima y en la mayoría no me has hecho caso. Así que no te moverás ni un pelo y obedecerás lo que yo te diga.

Lo miró con rabia, pero no desobedeció.

...

Había pasado ya un mes desde aquella inesperada intrusión en la vida de Jeon Jungkook. Todo marchaba sobre ruedas, y este había recapacitado, dejado su vició para convertirse en mejor persona; así como retomar sus estudios. También, creó un vínculo con la pequeña niña, y sin darse cuenta, con Taehyung. Le era difícil de admitir, pero sentía cierta atracción por el mayor.

Todo esto no salía de su cabeza, incluso cuando estaba lo mayor distraído posible jugando con Aki:

–Parecéis padre e hija... –Afirmó un Tae tirado en el sofá con algo de sueño.

–¿Qué se supone que estuvisteis organizando anoche? Te vi con mi portátil de madrugada.

El azabache se preocupaba por él, algo común a estas alturas.

–Ya, bueno, solo organizaba una cosa.–Se quedó pensativo.

–¿El qué?

A Tae no le gustaban tanta preguntas, pero no tuvo más remedio que informar con la verdad al curioso.