El manicomio de La Torre

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Hace años, muchos años...

...la montaña en la cuál está ubicada La Torre, se alzaba una tumba. Se erguía bajo la sombra de un sauce. Poco a poco, con el tiempo, la tumba se fue borrando del mapa, al igual que el sauce, al igual que el manicomio. Esa tumba, era de un antiguo residente del manicomio. Le llamaban Nunca.

Nunca era un chico alto, de aspecto esquéletico. Siempre había caído bien a la gente, siempre ayudaba a la gente. Por eso recibió el mote. Porque cuando cayó en la demencia y los policías interrogaron a la gente, ellos respondían: "nunca haría daño a nadie", "nunca mataría". Bueno,  fue testado que Nunca podía matar y ser peligroso, así que la frase cobraba sentido "Nunca era capaz de matar". En el sentido literal.

Pero, ¿por qué cayó en la demencia?

Él nunca mencionó nada. De hecho, apenas sabía decir cosas con claridad. Algunos sostienen la teoría de que le visitó el demonio (es necesario mencionar que por aquel entonces la religión era muy importante y todo giraba en torno a ella), o que había caído víctima del desamor... Fueron tantas las teorías que casi se podía escribir un libro con todas ellas.

Como iba diciendo, Nunca era un integrante del manicomio. Un vecino ya se había quejado por la muerte de una de sus cabras, pero la policía no reaccionó hasta que murió ese mismo hombre, la noche de ese mismo día.

Rápidamente, fue clausurado en la habitación número 318. Aunque ese dato es un poco inexacto, pues ya nadie puede avalarlo. Llevaba una camisa de fuerza, pero no era de color blanco, sino de color negro. Eso le diferenciaba de los demás: hasta el momento, los pocos encerrados allí nunca habían matado a alguien de una manera tan agresiva. Cabe mencionar que el hombre murió desangrado, sin piel. Literalmente.

El manicomio estaba situado en lo alto de La Torre. La Torre era un lugar marginal, donde los habitantes eran escasos. Estaba cerca de la capital, pero no estaba dentro. Librándose de problemas, la capital decidió establecer el manicomio allí.

Los primeros días, fueron agitados. Nunca estaba inquieto, y se retorcía por la sala como si algo dentro de él hirviera y necesitar expulsarlo. A veces se arrinconaba y gritaba de dolor. Su voz fue cambiando. Pasó de ser grave a aguda, y poco a poco se fue encogiendo. Su torpeza aumentó y necesitaba ayuda para caminar deprisa. Cojeaba un poco, incluso.

Los días póstumos fueron más tranquilos. Las dosis de medicación también aumentaron, pero en realidad eso no significaba nada, porque él dejó de comer. Lo único que hacía era beber.

Parecía que la vida de Nunca y su ansias de muerte iban a acabar, pero no.

Un día, cuando el vigilante acababa su turno en el pasillo 53 (donde estaba Nunca), Nunca abandonó su habitación. No fue por ninguna negligencia, sino que él mismo fue capaz de abrirla. Sin dudarlo, se dirigió al bosque.

El bosque era pobre, con escasos árboles. Contenía algunas tumbas, pero sólo en una zona alejada del bosque. A menudo, la gente del pueblo iba a llí a consumar el acto, en especial la gente joven. La explanada era tan sumamente grande que a penas se podían escuchar los gritos de placer de una pareja que estaba a diez metros. Y encima, tampoco se podía ver.

Además, también había un camino, que conectaba la capital con el pueblo. Era el camino alternativo que la gente sin automóvil cogía para desplazarse andando.

Aquella noche, la gente que ahí estaban eran tres parejas, una mujer mayor, un niño y una chica de dieciséis años.

Nunca, se movió sigilosamente entre las sombras para ver si localizaba a alguien. La euforia que le causó al escuchar los pasos de las personas que en aquel momento estaban en la esplanada fue incomparable. Se movió lentamente y, poco a poco, se acercó a una de las parejas que estaban sentadas en el suelo. Soltó una risita histérica y pronunció en voz alta "Montse".

Desgarró a ambos y se comió los restos. Pero no tuvo suficiente. Siguió a por los otros.

Aquella noche, su camisa de fuerza quedó manchada de rojo, pero, al ser negra, ni se notaba. Volvió a su habitación y, milagrosamente, no dejó ninguna pista.

Segundo día. La gente era escasa, así que decidió bajar al pueblo. Esta vez, llevaba la cara tapada, y nadie le pudo reconocer. En total trece víctimas.

Tercer día. Las autoridades decidieron poner vigilancia. Se reducieron los muertos, pero aún así, siguieron habiendo. Un total de siete víctimas.

Cuarto día. La gente se desesperó y aumentó sus medidas de seguridad. Nunca iba armado con una pistola, y consiguió desatarse la camisa de fuerza. La gente aguardaba en sus casas, haciendo turnos de vigilancia. A pesar de ello, hubo un total de cinco muertos.

Quinto día. Nunca decidió ir a la pedanía que había justo antes de entrar en la ciudad. Dado que allí no se habían puesto en alerta, se recibieron un total de treinta y dos muertes.

Sexto día. Nunca fue atrapado y penado con la muerte. Tres víctimas.

Séptimo día. Nunca fue ejecutado. Lo enterraron, y su tumba se situó junto a un sauce, en lo alto de La Torre, alejado de toda la población.

Octavo día. Ninguna diferencia.

Noveno día. Alguien le explicó a la policía sus risas y la continuación del nombre "Montse" en voz alta.

Centésimo tercer día. Se descubrió que lo que Nunca tenía era rabia, y quería venganza. El nombre de Montse, repetido varias veces y escrito con sangre en la pared de su habitación, era el de su madre biológica. Se descubrió, también, que Nunca era ciego. Y que por eso mató a tanta gente, por intentar localizar a su madre y poder matarla.

Día milésimo quinto. Se demolió el manicomio y se construyó una escuela.

Día milésimo sexcentésimo sexagésimo noveno. Se tala el sauce y se destroza la tumba.

Eso pasó hace años...

...ahora, sólo restan cuatro piedras, y nadie es capaz de imaginarse qué había allí. Bueno, excepto los lugareños, que han recibido historias de sus antepasados, pasando la leyenda de generación en generación. Aún hoy en día, no se ve a la gente salir más de diez minutos en la madrugada. Así que, de algún modo, la creencia persiste en ellos. Porque, más de uno, ha mencionado alguna vez una extraña presencia que repetía el nombre "Montse", en la noche.

Así que...

...todo tiene un lado oscuro que no se puede ocultar.

Incluso este utópico pueblo.

Me gustaría dedicar esta historia a dos personas:

@NeivaYT

@AlphaX1200

One shot MK's bakeryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora