Los cinco sentidos.

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Despierto lentamente. Observo el amanecer rodeada de cojines y con una maraña de mantas enredada en mí. Todo es perfecto. Los pájaros cantan, el amanecer me despierta, Alex es perfecto y Carlos ha venido con nosotros una semana. ¿Qué puede salir mal?

Me levanto y me visto con unos pantalones altos azul oscuro, una blusa blanca con cuello de lazo negro y unos botines de cuero. Voy al baño y me pongo raya negra, brillo y unos toquecitos de colorete. Hoy estoy feliz y paciente, así que me hago una trenza despeinada rizando con la plancha algunos mechones.

Me pongo mi chaqueta de cuero, cojo mi mochila y bajo con mis hermanos a desayunar.

-¡Hola pardillo!-digo a Carlos dándole un beso en la mejilla.-Buenos días, gente insignificante.-Empiezo a reírme al ver la cara de mi padre, y sobretodo al ver las de mis hermanos menores.

-Buenos días, tonta del bote.-Dice  Carlos devolviéndome el beso.

Desayunamos todos juntos, como hacíamos antes de que mi madre se fuera. Lo echaba tanto de menos. Hoy hemos olvidado todas nuestras rencillas y esto es algo que no pasaba en meses. Una vez terminé de desayunar, subí corriendo a cepillarme los dientes, me di mis últimos retoques y bajé otra vez con mi familia para despedirme.

-Bueno gente insignificante y pardillo, yo me voy que llego tarde. ¡Un beso!

Salgo corriendo de casa, pero en el jardín alguien me retiene.

-Kira, ven que te llevo en moto.

-Carlos no hace falta, ya sabes lo que opinaría mamá...

-¿Tú ves a mamá por algún lado? ¿Crees que verdaderamente le importaba que te subieses a una moto? Kira, ven y sube a la moto, que te llevo.

-Vaaale.

Nos ponemos el casco cada uno y subo de paquete. Me abrazo a él y me acomodo en su espalda. Sus músculos se tensan y salimos a la carretera. Acelera y siento el aire rozar mi piel de camino al instituto.

Me siento en el capó del coche de Ángel mientras ambos esperamos el inicio de las clases.

-Ey, ¿qué tal vas tío?

-Paso de esas tonterías, ahora solo existo yo.

-Eso es lo que dices ahora, pero chicas como esa no se olvidan en un día...

-Mira Ángel, ya sabré yo lo que siento y lo que no.

-Ambos sabemos que tengo razón.

-No, no la tienes y deja de hablar de eso vale.-Le digo borde. Miro a la izquierda y lo que veo me cabrea. Kira bajando de la moto de un tío. Tío es tan perfecta. Pero ese tío no soy yo. La veo quitarse el casco y colgárselo del brazo. Su típico gesto del pelo, una risa y un abrazo al tío ese. Que la den por el culo chaval. De verdad que de las tías nunca te puedes fiar.

-Tío, está ahí...

-Ángel no me toques los cojones.

Camino hacia los pasillos de el instituto cabreado. Ya todo me la suda, me van a comer la polla.

Bajo de la moto y me despido de Carlos. Veo a Alex venir hacia mí pero, cuando paso por mi lado, me ignoró. Completamente. Cara de cabreo y ni siquiera me miró.¿Qué le pasa? Corro tras él y me situo a su lado.

-Hola Alex.-Le digo con mi mirada más tierna.

-Adiós Kira.-Dice pasando de largo. Ni siquiera una mirada. Su voz me ha descolocado completamente. Rabiosa, dura y sin sentimiento.

-Eh, ¿y eso?-digo sorprendida. Pero él continúa andando. Me está doliendo esto. Ni siquiera sé que he hecho para merecer esto. ¿Es por el beso? Las lágrimas acechan, pero no les voy a permitir el escaparse. Corro y me pongo delante de él.

-Eh, ¿qué coño te pasa?

-Kira déjame en paz.

-¡No! Solo dime que he hecho para recibir esto. ¡Mírame a los putos ojos y dime que te he hecho!- digo conteniendo más lágrimas.

-Kira no me vuelvas a hablar. ¿Entendido? Tú y yo ya no somos nada.-Continua andando sin ni siquiera inmutarse.

- ¿Es por el beso?- susurro mientras las lágrimas se escapan sin remedio. Entonces él se gira y me mira con asco.

-¿Lo dices en serio? ¿Y encima te pones a llorar? ¡No soy un puto juguete con el que jugar Kira!

Y dicho esto se aleja rápido sin mirar hacia atrás.

Noto mis lágrimas caer por mi cara. Noto mi cuerpo temblar. Noto mi respiración decelerar. Noto mi pulso aminorar su velocidad. Noto mi vista nublarse. Noto disminuir la distancia entre el suelo y yo. Noto como me caigo desde el vacío. Noto mi vida derrumbarse.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora