CAPÍTULO 32 - FREYA

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No había podido dormir el último par de días, estaba angustiada por todo lo que se venía y tenía mucho miedo de que todo saliera mal, a pesar de que todo estaba planificado para el día siguiente a ese, parecía que sus nervios iban en crecimiento con cada minuto. Precisamente el no poder dormir hizo que fuera más fácil para ella levantarse temprano para ir al laboratorio el cual había sido su lugar de rutina el tiempo que ella llevaba allí y en donde Maximiliano se había convertido en su acompañante en aquella ocasión, su cabeza se encontraba súper metida en sus pensamientos, Louise le había dicho que ya debían estar cerca de llegar a la capital, a pesar de tener los walkies con las frecuencias acordadas ninguna señal de comunicación se sintió en las noches que ella se encontraba escuchando y Louise tampoco había escuchado nada, así que esta última, estaba monitoreando las cámaras del bosque y de la zona 8 para estar pendiente del momento exacto en el que debían apagar la electricidad de la cerca, la espía se encargo de desviar todas las señales de las cámaras a su computador personal así seria ella solamente quien viera las cámaras de esas zonas por lo menos ese par de días, mientras que las otras almas de seguridad verían una imagen en repetición de esa zona.

¿Te encuentras bien?─ Maximiliano le había hablado sacándola de sus pensamientos ─Tienes muchas ojeras, ¿no has dormido bien?

Lo siento─ le dijo tratando de pensar una rápida excusa ─Aun me siento rara con todo esto de los experimentos, todos los días me sacan muestras de sangre y como que estoy agotada

Ya veo─ Dijo el chico, claramente desconfiado ─Tranquila, cada vez hacemos más avances y pronto deberían ser capaces de crear el antídoto para tu condición

Si, espero pronto logren dar con algo verdaderamente efectivo

Ya se encontraban entrando al gigantesco laboratorio del edificio central, miles de almas caminaban de un lado para el otro sin parar, todos realmente ocupados como todos los días; en otro momento de los que pasó allí le contaron como en ese laboratorio mejoraban las fórmulas de todos los medicamentos que habían en el mercado tratando de hacerlos más efectivos, así como estudiar aquellas enfermedades que no tienen cura para poder crearles una. La verdad Freya si se encontraba fascinada con el trabajo que allí hacían, las almas no eran tan malas como ella pensaba, tenían conocimientos infinitos sobre muchas cosas, quizás lo que era malo era el líder que tenían, el cual estaba dispuesto a hacer cosas inhumanas. Volteó su mirada hacia Maximiliano y lo apreció un poco más que antes, quizás ellos dos si podrían hacer una diferencia en ese mundo, derrocar el mando de Tadeus, pero rápidamente James volvió a sus pensamientos y el plan que tenían preparado para sacarla de allí ¿Y si los convencía de quedarse? Quizás podría pedirle ayuda a Maximiliano para intentar hacer un trato y entre todos derrocar al tirano ¿El se le uniría? ¿O se pondría del lado de su padre? Quizás estaba subestimando lo que el chico quisiera para con ella, no podía ser tan tonta de confiar así.

En ese momento, Maximiliano la tomó de la mano, llegando hacia el área donde tenían sus muestras de sangre, se sobresaltó un poco moviendo su mirada de la mano a él, nerviosa.

Tranquila, todo estará bien, puedes confiar en mi

Como si le hubiese leído la mente, aquella declaración la hizo sonreír a medio lado y suspirar soltando todo el aire que tenía contenido y que ni ella misma sabia que lo estaba haciendo. El lugar donde ahora estaban era un área circular donde las paredes eran de cristal, podía ver claramente a las personas caminando fuera de esa habitación y ellos podían verla perfectamente a ella, en el centro había una camilla y pegada hacia las paredes de cristal estantes con diferentes muestras de sangre, pudo leer a lo lejos "Freya Wayslove" así como en el estante sobre ella "Maximiliano Bianchi", hasta ese momento no sabía que su prometido tenia apellido y se sintió tonta por lo obvio que podría ser.

Hola Su Alteza Freya ¿Còmo se encuentra hoy?─ Samira había sido la enfermera que todos los días le sacaba la sangre, tenía una mano realmente suave que ni siquiera sentías la aguja atravesar su piel.

Un poco cansada Sami, pero bien dentro de lo que cabe

No se preocupe, esto tomara solo unos minutos y luego podrán volver a sus aposentos─ Esto último lo dijo con un tono más seductor que el anterior, moviendo su mirada entre Max y ella, así como a sus manos ahora juntas. Samira se dio media vuelta mientras preparaba la aguja y Freya se ponía colorada como un tomate, soltando el agarre rápidamente y sentándose en la camilla en medio del lugar.

¿Como van los preparativos de la boda? ¿Está saliendo como tu querías que fuera tu boda?

Lo odio realmente, son demasiadas opciones y elecciones, que si las copas, que si la comida, que si que tono de blanco serán las servilletas y que este no puede ser igual al color del vestido de novia, como si en realidad hubiesen blancos distintos, la decoración del jardín, de la recepción, simplemente lo odio─ Rodeó los ojos mientras Maximiliano reía por lo bajo. Mientras más tiempo pasaba con él menos miedo le daba su mirada, mas entendía que esa era su forma de mirar y que no era en absoluto malvado.

¿Quieres algo de ayuda? Podría decirle a mis madres que te recomienden algunas cosas

Me encantaría eso, la verdad yo hubiese sido feliz, con simplemente algo muy íntimo; quería estudiar leyes antes de que, bueno, todo esto empezara y aunque siempre fui cuadrada con las reglas, nunca me imaginé casada. Siempre me imaginé quizás viviendo con alguna pareja pero nunca armando una boda como esta. Elizabeth si ─ Dijo con una nostalgia en la voz ─Ella desde que tenía 4 años ha armado su boda, tenía este libro de recortes, donde dibujaba y pegaba cada detalle y no fue algo que le duro solamente la niñez, justo antes de que todo pasara, con 16, tenía un novio de secundaria con el cual siempre decía que iba a hacer realidad la boda de ese libro, siempre le añadía y quitaba cosas pero creo que era como su manual de como sería su boda perfecta y créeme que ella si distinguía los diferentes tipos de blanco.

Maximiliano la escuchaba atenta, mientras volvió acercarse a su mano y con sus dedos le hacía unas pequeñas caricias en la mano, Freya suspiró relajada a lo que Samira volvió a ellos.

¿Lista?

La rubia asintió, para que inmediatamente le insertaran la aguja, un par de segundos pasaron antes de que la enfermera la volviera a sacar.

Todo listo, siempre es una maravillosa paciente─ Samira le sonrió ─Yo creo que ya tenemos muestras suficientes, después de la boda pueden venir para probar el prototipo que ya tenemos casi listo, disfrute sus últimos días de solteros─ Y ahora le guiñaba un ojo, haciéndola poner aun mas roja pero tratando de evitarlo.

─¿Tan pronto?─ Freya se le notaba la emoción en la voz, mientras Samira asentía.

La rubia no pudo evitar emocionarse y brincó hacia los brazos de Maximiliano, este la envolvió con sus brazos, pero ella se apartó rápidamente al darse cuenta que en realidad no era James y que con James era con quien quería compartir esa emoción.

Lo siento─ Dijo tomando un poco de distancia del chico.

No te tienes que disculpar, vamos a ser esposos, lo menos que podríamos hacer es abrazarnos ante una buena noticia ¿no?

Si, tienes razón─ A Freya le entraron unos nervios, porque sabía que en realidad ser esposos implicaba muchas cosas más, cosas a las que no creía estar dispuesta por el momento.

Freya, tranquila, jamás te obligare a hacer nada que no quieras hacer─ Como si hubiese leído su mente otra vez, El chico le acarició el rostro, como sintiendo su miedo y no podía negar que ese tacto si la calmó un poco ─Vamos, veamos si mis madres pueden ayudarte a finiquitar los últimos detalles de la boda

Este volvió a tomar su mano, sin preguntarle y la encaminó sin dejarle ninguna opción, era raro e incomodo no tener el control de todo.


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Ultima Edicion: 17 de Agosto del 2021 

EL ALMA - Saga: Impura Trinidad - Libro 1 (Completa ✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora