Isabel Torkell. Año 2020.
— ¿Has escuchado lo que dijo tu madre, Isabel? —preguntó mi padre con tono de reproche.
Si, claro que la había escuchado, después de todo, siempre tengo que hacerlo o sino hay consecuencias.
—Si, lo he hecho.
—¿Y?
—Supongo que tengo que decir que Si —dije frunciendo el entrecejo.
No hay nada más lindo que ir de compra de chicas al centro comercial con mamá, es una tortura lenta y sin escrúpulos.
Deberías de comer menos, tienes que hacer entrar ese pantalón en tu cuerpo, no hubieras almorzado, hay que ir a la nutricionista, etc.
Mi mamá está enceguecida con que sea Miss Señorita de la Cosecha y eso conlleva que haya muchas peleas entre las dos.
Según ella, no puedo hacer combinar una cara bonita con rollos en la panza.
—Trata de no armar una pelea otra vez —me advirtió mi papa—no podemos dejar que los otros vean de nuevo el carácter de tu madre, ya es suficiente con ser el chiste de la Iglesia.
Ah, ¿olvidé mencionar que soy hija de una familia religiosa conservadora? No les importa que use maquillaje mientras gane el concurso.
Hay que ser chispita para entender a mis padres.
Asistí con fingida determinación y me gire con dirección a mi cuarto.
Mi casa tenia 3 niveles, el primero era la plata baja, en donde estaba la cocina, la sala y 2 baños de invitados. En el segundo nivel estaban las habitaciones y en el tercero estaba el vivero de mamá.
Cosecha yerbas "medicinales" por no decir cannabis para las viejas del barrio.
Llegué a mi cuarto y me limité mirarme al espejo.
Mi cuerpo poseía unos kilos de más visibles, pero eso no hacía que no tuviera buena forma, ya que a pesar de estar sobre mi peso ideal, trataba de mantenerme día a día.
Mi cabello marrón chocolate caía en ondas largas por mi espalda y mis ojos color avellana hacían juego con el.
—Supongo que ya estás lista — mencionó mi mamá—es hora de irnos.
Su tono seco y sin humor me pone los pelos de punta.
La seguí sin decir ninguna palabra o demostrar alguna emoción en contra de las de ella, porque sabía que si hacia algo que no le gustara, mi mejilla iba a sufrir las consecuencias.
Salimos de casa y nos subimos al viejo auto de mamá.
En cuanto cerramos las puertas, se giró sobre si y me miró analizandome.
—A la primera queja o berrinche, vas a estar castigada todo el verano y no vas a poder ir a ver a tus amigos.
Su tono "de mamá buena" no hay que tragarselo.
Asistí rápidamente y miré por la ventana, puso el motor en marcha y partimos rumbo hacia el centro comercial.
El resto del recorrido fue calmo, ninguna de las dos dijo nada.
Los árboles al borde de la carretera le daban un toque folk a nuestra ciudad, y no era de menos, daba una sensación de ser un pueblo alejado y lleno de misterios sin resolver, pero estábamos alejados de eso, es el pueblo más aburrido de todos, si ocurre un choque de auto, es lo máximo que vamos a poder ver en semanas.
ESTÁS LEYENDO
I&Blood
Ma cà rồngDesde que Isabel conoce al impactante y sobrenatural Calen Atoy su vida da un vuelco más que oscuro, dando lugar a una guerra que viene queriendo prenderse desde tiempos mediavales ... y nadie podrá escapar de ella. -Tú serás mía -dijo Calen mientra...