Dedicatoria:
Para todos los que estamos luchando contra nuestros demonios, y a todos los que gritamos sin ser oídos, y esperamos ser escuchados alguna vez.BETHANY
Aquí estaba, dispuesta a dar el primer paso, dispuesta a terminar con todo el sufrimiento al que me habían expuesto.
No solo era mi culpa, como varios decían, también era culpa de ellos... Su mente enferma, sus estigmas sociales que me hacían hundir aún más, ellos ganaron... Ellos siempre ganan.
Me encontraba sentada en el borde del muelle, divagando sobre saltar. No es que fuera una altura impresionante desde aquí, pero el invierno volvía al mar un desastre arrasando con todo, las pequeñas rocas al fondo seguro harían lo suyo conmigo.
Cuando mis pensamientos ya no daban para más, lo decidí, iba a saltar, miré por última vez el cielo y respiré profundo, tratando de darme valor, pero de un segundo a otro, cuando mis manos por fin soltaron las barandas unos brazos extrañamente fuertes me lanzaron hacia atrás, cayendo de espaldas sobre algo, o, mejor dicho, alguien.
- ¿¡Cuál es tu problema!? -le grité mientras me levantaba, quedando frente a frente- ¿Qué haces aquí? -levantó su mano lentamente, supongo que para ayudar a levantarme, por impulso me dispuse a poner mis brazos hacia adelante, en forma de protección- Vete... -susurré, los sollozos aparecieron y las lágrimas acompañaron el momento-
- ¿Cuál es tu problema? Solo te estaba ayudando -estaba molesto- ¿Qué pensabas hacer?
- No es asunto tuyo, tengo que irme -pasé junto a él, pero me detuvo- Suéltame
- Bethany... -negué y me solté- ¡Beth!
Corrí hasta mi bicicleta y anduve con cuidado bajo la lluvia, claramente no volvería a casa, y menos me aparecería por la escuela, no así como estoy.
Fui al único lugar donde sabía que podía estar segura, a pesar de la lluvia, ese lugar me mantenía en paz. En quince minutos llegue a mi destino, hubiera sido menos si no fuera por la lluvia, me detuve en la casa abandonada que descubrí un día hace mas de cinco años, dentro del bosque que está detrás de la iglesia. Tome la manta que usaba cada vez que venía aquí y me acurruque sobre el viejo sofá junto a la chimenea llena de cenizas y moho.
Desperté con la ropa húmeda, envuelta en mi abrigo y con la manta sobre las piernas, con el cabello pegajoso, algo le había caído durante la noche. Me armé de valor y subí a mi bicicleta, me fui a casa rezando para que no hubiera nadie ahí, rezando por no encontrarme con su rostro. Aparqué mi bici en la entrada y abrí la puerta silenciosamente, subí a bañarme en completo silencio y agradecí al cielo cuando lo vi tirado en su habitación, durmiendo sobre su propio vómito. Entré al baño y suspiré molesta, estaba hecha un asco, de ninguna manera me presentaría así en la escuela.
Al terminar metí mis libros en la mochila y bajé corriendo, él ya se estaba despertando.
La clase de cálculo siempre me pareció abrumadora, jamás fui buena con los números, jamás. Pero qué más da, cuando me vaya de este lugar no las necesitaré, quizás sí, pero sin duda no necesitaré estos cálculos de mierda para comprar los víveres.
Durante el almuerzo me mantuve donde siempre, junto a la cancha de fútbol, intentando resolver algunos ejercicios matemáticos para poder sacar una buena calificación en la prueba de mañana. Me gustaba estar en este lugar, alejado de todas las demás personas, la escuela solía ser muy tóxica, el ambiente era hostil y estar aquí me solía dar cierto tipo de paz, y así evito los comentarios de las personas y sus miradas de mierda hacia mí, como las odio.
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Todo lo que fui✔️©️
RandomBETHANY La vida no es color de rosas, eso me quedo claro cuando murió mi abuelo. Patrick Griffin me enseño como ser feliz, me enseñó el valor de las cosas simples, me enseño sobre la alegría y como vivir la vida, pero no me enseño como sobrevivir a...