Donde se desea hay libertad. Todo deseo es deseo de cuerpo. Luego, el cuerpo nunca fue una cárcel.
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Hacer de la relaciones un acto espiritual implica marcar el desprecio por la libertad.
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La libertad sólo debe ser entendida en términos inmanentes, a saber, corpóreos.
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Entre el otro y mi percepción sólo hay carne.
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El espíritu es y fue la única cárcel del cuerpo.
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Las mujeres no representan el grado cero del espíritu, sino el límite entre lo que se puede desear y lo que no.
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¿Cómo dibujar un fantasía? Creyendo que el entre el otro y yo hay una presencia.
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Nuestro cuerpo no es una presencia, este es un fantasma, porque en tanto fantasma oscila entre lo que ha dejado de ser y lo que viene siendo.
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El único salto racional es el que se dirige al delirio.
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Sobre el enamorarse
RomanceEl texto es lo mismo que un cuerpo, un cuerpo enamorado. Lo escrito no es otra cosa que las raíces que se desprenden de sus delirantes manos.
