Lata De Galletas

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Azúcar

Harry Potter acababa de cumplir los 24 años, todo un adulto en el mundo muggle y el mágico. Esto no es por asomo relevante pero si importante para una persona, Minerva McGonagall, directora de Hogwarts, quien había estado pensando en contratar a Harry como un profesor suplente para Madame Hooch, quién acababa de necesitar vacaciones luego de un juego particularmente doloroso entre las casas rivales de Hufflepuff y Ravenclaw.

Irónicamente, luego de la guerra, Slytherins y Gryffindors habían firmado un pacto tácito de no agresión entre ellos, lo que llevó a que la atención siempre distraída de las otras dos Casas, se concentrara en ellos mismos. Esto parecía ser algo positivo hasta que un Cuervo llamó a un Tejón "idiota, débil y llorón", luego de que el pobre Huff, distraído viendo a una linda chica, agregó una hoja de mandrágora de más en la poción que estaba haciendo, la poción exploto y daño a las pociones aledañas, ocasionando que todo el salón quedara cubierto de algo parecido a limo verde y apestoso.

Slughorn, quién daba las clases hasta Quinto, y daba la casualidad de que estos alumnos eran de Tercero, no pudo parar la discusión entre ambos y luego, todo fue un efecto domino. Los Ravenclaws empezaron a buscar pelea con los Hufflepuff y estos contestaron el fuego.

La escuela era un campo de batalla mayor que cuando Slytherin y Gryffindor se peleaban. Los Leones trataban de parar las peleas y las Serpientes pedían palomitas a los elfos domésticos para disfrutar el espectáculo.

Minerva se estaba quedando sin ideas y Hooch quedo herida de un brazo cuando una Bludger dirigida a un Raven la alcanzo a ella. La fractura había sido tal, que aun con Crece-huesos, tardaría meses en recuperarse y estaban a principios del ciclo escolar, y Harry aceptó el puesto dado que acababa de finalizar sus estudios en el mundo muggle.

Había una regla interna de la escuela, de que no se le debía ofrecer un puesto a una persona sin estudios terminados y dado que Harry había ido al mundo muggle, Minerva rogaba que ya los hubiera terminado y así era. Ahora estaba atravesando las puertas de Hogwarts mientras le dedicaba una enorme sonrisa.

—Profesora McGonagall, me alegra verla de nuevo—.

—Un gusto igualmente, señor Potter, pero dado que trabajaremos juntos, sería prudente llamarme Minerva—.

Harry le dedico otra sonrisa enorme, un asentimiento y empezó a seguir a su antigua Jefa de Casa. Minerva lo dejó instalarse en sus habitaciones en una torre a medio camino entre Gryffindor y las mazmorras.

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En todo el mundo, en todo el universo, había una sola pregunta que Severus Snape quería que le respondieran ¿Por qué? Y de ahí, todas las demás eran una derivación de la misma ¿Por qué había sobrevivido al ataque de Nagini? ¿Por qué lo habían exonerado de todos los cargos? ¿Por qué Minerva se había disculpado con él y luego ofrecido a dejarle volver como profesor de pociones mientras decidía el siguiente paso en su vida? ¿Por qué aceptó y continuó dando clases aunque con la concesión de solo dar clases a Sexto y Séptimo año? Y la pregunta más grande de todas ¿Por qué estaba vivo?

Era una pregunta que se había hecho de niño, viendo a su padre beber y a su madre ser golpeada por su padre. Era una pregunta que lo atormentaba mientras veía a Lily convertirse en su mejor amiga. La misma pregunta lo persiguió durante todo Hogwarts, se convirtió en una losa sobre su mente cuando tomo la Marca y se instaló permanentemente en su corazón cuando Lily se fue de su lado.

Cuando Lily murió, la pregunta tuvo una respuesta: vivía para expiar sus pecados. Era una respuesta temporal a su existencia, pero respuesta al fin y creyendo que todo estaba dicho y hecho cuando le dio sus recuerdos al vástago de James Potter, se dejó arrullar por el terciopelo oscuro de las sombras, y la muerte lo recibió en su seno... por escasos segundos.

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