Luces y un vecino pelirrojo

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   Los tres miembros de la familia Jeon cenaban tranquilamente antes de tres horas para la noche de navidad silenciosamente en aquella mesa de madera anticuada, dándose apenas pequeñas vistas uno del otro sin ninguna expresión en sus rostros como lo hacían la mayoría de veces a menos que sea importante, tomando en cuenta de que era un día festivo y no había un cambio entre ellos, solo un par de decoraciones en aquella casa.

─Y... ─la mujer carraspeó su garganta ─¿Te gusta la cena?

Pasaron un par de segundos hasta que el menor de los Jeon respondiera.

─Esta bien ─dijo el pelinegro en un tono de voz bajo y sin importancia.

─Me alegro mucho que te haya gustado con el tono de voz que elegiste ─dijo sarcástica la mujer ─Jungkook, por favor, al menos alegra esa cara.

Levantó la vista para mostrarle una sonrisa forzada, borrándola al momento y nuevamente su rostro en la comida.

La madre sonrió pero sin ninguna satisfacción.

─¿Cómo hago para borrarte ese mal gusto de cara que tienes? ─dijo con enojo y tristeza.

─No creo que puedas hacerlo ─clavando el tenedor en el pezado de pavo en aburrimiento ─A menos que regresemos a nuestra casa.

─Vieja casa, Jungkook. Lo hicimos con tal de que vivieramos mejor en esta residencia tan bonita, ¿Verdad, querido? ─dirigió su mirada hacia su marido.

El mayor solo asintió mientras masticaba.

─¿Sabes? Estuviera contento en lugar de molesto con tal de que hubieran tenido la consideración de avisarme a tiempo para al menos despedirme de mis lugares preferidos. Ahora estamos lejos, sin ningún conocido cerca y mi hermano fuera de esta ciudad. ─solto el cubierto con el ceño fruncido hacía su madre, desvaneciendo al recordar aún más ─mis amigos...

─Tu hermano está en camino y podrás hacer muchas cosas buenas aquí.

─Pero no en este día, ¿No ves lo vacío que se siente esta noche o con los pocos días que hemos estado aquí? ¡Ni siquiera aún tenemos cable!

─No había otra manera, apenas llevamos dos semanas aquí y estamos solucionando...

─Si lo había, no mudarnos ─quito la servilleta de sus piernas para levantarse y dirigirse hacia su habitación.

La mujer llamó la atención de su marido con sacudidas y señaló con la mirada a su hijo.

─Jungkook ─habló su padre ─tienes catorce para comportarte de esa manera.

Así es, se estaba comportando como un niñito berrinchudo pero no le importaba. Le estaba afectando de muchas maneras saber que comenzaría de nuevo en todo lo que había tenido su vida y más de haber pisado su mes favorito.

Jeon Jungkook siempre ha sido un entusiasta en la época de navidad, donde sentía que su cuerpo podía relájarse de tensiones por completo y disfrutar de ferias, luces típicos navideños, salidas, adornos, reuniones y por supuesto, ¡Los regalos! Pero aquella noche no quería que reviviera ni una sola sonrisa, recordando en que había salido con sus padres a ferias en la ciudad donde residía pero no era lo mismo, tampoco en haber adornado la nueva casa y no ver ese mismo brillo en aquellas luces como siempre las miraba, viéndolas vacías y pensar que su madre había estado tratando de subir sus ánimos con gaitas desde la radio y sus comidas preferidas. Ni los regalos de sus padres piensa que lo ayudarían.

De boca arriba acostando en su cama suelta un suspiro, siendo manejado con recuerdos y pensamientos de cada año siendo el peor de todos.

Después de algún tiempo en la oscuridad de su habitación la luz de la calle resplandecía en una esquina de su ventana que no había sido tapado bien con la cortina, levantándose pesadamente para tapar aquella hasta que inesperadamente llamará su atención lo que pasaba desde la calle. La espectacular casa de enfrente tenía el doble de luces y adornos que la suya propia, frunciendo las cejas al ver tantas personas abrigados alrededor, correteando niños en el jardín y algunos cantando, bailando o tocando algunos instrumentos que no conocía mientras que otras casas estaban en tranquilidad.

Luces y un vecino pellirrojo ~Junghope O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora