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"Un día como otro"

-¡Boruto! Ven aquí, aun no hemos terminado la misión. ¡Kore! -Konohamaru, trataba de detenerlo como costumbre, mientras sus otros dos alumnos ya ni siquiera prestaban atención a la común y agotadora escena.

El hijo de hokage había salido recién de la torre, claro, no como todos pensarían, sin discusiones, sin problemas, una conversación tranquila. Ya habían superado aquella faceta desesperante, boruto ya no sentía aquella rivalidad, aquel odio. En realidad, se había llenado de respeto y amor hacia su padre, comprendía cada acción y lo ayudaba en todo lo que fuera posible, pero otro problema en su interior no lo dejaba en paz...

-Es solo atrapar un gato, se los dejo a ustedes, ttebasa.

-Por dios...¡Boruto!

El chico de rubios cabellos, saltaba entre los arboles, escapando de su Sensei, últimamente se sentía estancado, sin muchos ánimos, pero lo disimulaba bien. Comenzó a escaparse de cada misión de este tipo, saltaba por toda la aldea, hasta estar lo suficientemente lejos y recostarse en el pasto o en algún árbol. Le gustaba dormir tomando el sol o practicar lanzamiento de shurikens, a veces iba a un río que estaba cerca y pescaba, o solo se sentaba con sus pies en este, jugueteando con el agua.

Hoy no sería la excepción, luego de media hora entre correr y saltar, se detuvo en un árbol, este se ubicaba cerca del camino entre el rió y en dirección a la aldea. Se acomodo, pensó en lo molesto que se le hacia todo y cuando se dispuso a dormir una voz lo hizo sobresaltarse.

Un bello canto en dirección al rió, pudo ver una larga y brillosa cabellera de un rojo intenso, esta paso entre los arboles, se movía al par con el viento y las hojas, el joven no pudo evitar sentir curiosidad, y como si de un gato se tratara, se acerco sigilosamente, se acomodo en un árbol cercano donde pudiese verla mejor, pero sin levantar sospecha, sintió a lo lejos unos pasos, pero no le dio importancia. Estaba hipnotizado.

Una joven, con un revoltoso y largo cabello que se deslizaba mojado entre sus hombros, su particular color era lo que mas destacaba de todo el lugar, mas que el rió, mas que cualquier flor, mas que el sol. Sus ojos eran unas brillantes perlas, que el chico comparo como ver a la luna. Sin dejar de mirarla, hipnotizado, se dispuso a verla mas detalladamente. Su cuerpo parecía pequeño pero fuerte, no estaba seguro, ya que la chica se encontraba sobre una piedra en el rió, dejando flores sobre este mirando como la corriente se las llevaba, su canto era melancólico, parecía que lloraba. Un fuerte dolor en el pecho invadió a Boruto, una ganas de llorar, de salir corriendo, de escapar del lugar, pero su cuerpo no reaccionaba, se encontraba atrapado.

-¡Boruto! -La uchiha grito colocándose a su lado, llevaba demasiado tiempo buscándolo, y se sentía realmente aliviada, ya que tenía mucha prisa, pero su amigo no reaccionaba y casi por instinto dirigió su mirada donde el posaba la suya, y de la misma manera, la pelirroja la unió con la de ellos. La respiración del chico se detuvo y como si algo lo hubiera golpeado se quejo de dolor.

Los arboles danzaron con el viento, y las nubes taparon el sol, para soltar un fría lluvia.

Aquel Rojo (Boruto y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora