Sombras

Capítulo 1

Las pesadillas siempre
son mis dulces sueños.

Despertar oh dulce despertar otro bello día, casi puedo escuchar a mi madre decir esas palabras que tanto detesto pero no tengo otra opción más que levantarme y empezar mi día.

Al terminar de arreglarme con un simple vestido azul, coleta alta, unos lindos zapatos bajos y mi labial favorito morado estaba lista para ir al instituto, todo era tan perfecto hasta que vi la hora —!Demonios! Para ésto me desperté tan temprano —caí de mi nube rosa, tomé las llaves y subí al auto pisándole a fondo.

Llegue justo a tiempo, bueno casi pero tomando en cuenta que me abstuve de ignorar los semáforos como buena conductora, solamente llegué 10 minutos tardé y ahí fuera del salón de clases buscándo el valor para tocar la puerta, once, doce, quince... después de un gran suspiró decidi tomar la manija...
—Señorita Koller, también llega tarde —esto tiene que ser una jodida broma, piensa rápido.
—Claro que no profesor Weis, al no estar usted decidí ir al baño —espero ser mejor mentirosa que puntual.
—Y... ¿Por qué aún tiene su mochila? —ese maldito tono burlón, ¿ahora qué digo? Mi cerebro al fin despertó y sonreí.
—Necesitaba un tampón —jaja esa excusa jamás me a fallado y no lo hará ahora.
—Entremos de una vez señorita Koller ya es muy tarde —pronunció mientras entraba rápidamente al salón, lo seguí y tomé asiento ante la mirada curiosa de mis compañeros. Las clases transcurrieron lenta y normalmente, mi estómago gruñe y reclama ser alimentado gracias a que me salte el desayunó, no podía dejar ver el reloj cinco minutos después finalmente sonó el timbre.

Entré al comedor y me forme en la fila, al ver el menú de hoy sentí que el universo me recompensa al ver un delicioso pastel de tres leches con glaciado de chocolate, me serví dos rebadas, yogur y para no sentirme culpable una pera, busqué a mis amigos pero aun no llegan, me senté en nuestra mesa y decidí empezar a comer.
—¿No pudiste esperar para comer Art? —preguntó con burla Kaled mientras sonreía de lado ¿por qué tenía que verse tan bien cada vez que lo hacía? Por supuesto que jamás se lo diría o no podría quitarme lo de encima en un buen rato, en lo que yo divagaba mis amigos tomaron asiento.
—Sabes que mi estómago es más fuerte que yo además es ¡pastel! La poca voluntad que podría tener se fue en cuento lo vi —sólo escuche sus risas esperaban una respuesta así de mi.
—Dejala en paz Kaled, nosotros somos quienes llegamos tarde —Lysandro siempre tan dulce algo serio pero amable.
—Según yo nuestra querida amiga Art tuvo una interesante conversación con el profesor Weis por llegar tarde otra vez por lo cual no desayunó —.
—Espera ¿cómo sabes todo eso Janet? No compartimos esa clase —.
—Olvidas que Janet tiene el don de ser cotilla —mencionó con obviedad Killian y es verdad Janet siempre tiene que saberlo todo a veces es algo castrante pero también muy útil.
—En efecto mi encantador Killian pero no pude averiguar cuál fue tu excusa para savarte de un sermón y ahora que al fin estoy con la fuente estoy esperando mi respuesta —rodé los ojos no saber algo para Janet es una tortura, decidí atormentarla un poco más.
—No lo recuerdo muy bien aún seguía algo dormida tal vez después de terminar de comer logré recordar —a Janet le faltaba muy poco para tener un ataque de abstinencia por privarla  de información, Kaled y Killian lo disfrutaban pero Lysandro decidió acabar con su diversión.
—Art por favor díselo o se clavara ese tenedor —observé a Janet y no estaba segura del que el tenedor lo usaría con ella.
—Esta bien tú ganas, me encontró fuera del salón el también llegaba tarde le dije que fui al baño, me preguntó por mi mochila mi excusa fue que necesitaba un tampón —los chicos soltaron un carcajada al terminar la frase atrayendo la atención de todos lo estudiantes. —Ya tuvieron su dosis diaria de burlemse de Art —exclame irritada, provocando más risas a excepción de Lysandro quien solo mantiene una sonrisa. En ese momento entro el grupito de John o el imbesil John y su grupo de imbéciles como nosotros les llamamos, Killian miro directo a John con todo el odio en su ser y este no parecía entender ya que camino a nuestra dirección, esperaba que no terminara en golpes ¿o sí?
—Killian que gusto verte hermano ¿listo para la practica? —observé como Killian apretaba los puños y mandíbula por el "hermano" tan animado, Janet tenía su cámara lista para la acción, Lysandro preocupado por la futura suspensión o peor aún la expulsión y Kaled bueno a él sólo le faltaban las palomitas junto a esa sonrisa divertida en sus labios, todos esperando la respuesta.
—No somos "hermanos" John que te quede claro imbesil y por supuesto que estoy listo para dejarte en vergüenza como siempre.
—Tranquilo herma... Killian, no eres mejor que yo solo por ser el capitán —acusó levantando la voz para todos lo escucharán.
—No por ser el capitán sino por la capacidad de noquearte con un sólo golpe imbesil. —los gritos exigiendo pelea para confirmar lo dicho retumbaron todo el comedor.
—Killian no creó que esto sea una buena idea podrían expulsarte —intentó convencer Lysandro con tono preocupado.
—Callate he estado esperando esto por mucho tiempo, Killian moliendo a golpes al imbesil John —Kaled parecía un niño viendo su programa favorito después esperar todo el día.
—Tranquilo Lysandro lo peor que puede pasar es una suspensión y un John con ojo morado y nariz quebrada —trate de tranquilizarlo, entonces John lanzó el primer golpe pero falló lo cual aprovecho Killian para propinarle un golpe la boca del estómago quitándole el aire acertado un golpe en su nariz y otro entre la mejilla y su ojo dejando ahora al malherido imbesil John en el suelo Killian estuvo apunto de seguir golpiando en el suelo, logré abrazarlo por detrás y susurre en su oído.
—Killian, por favor basta es suficiente, ganaste si continuas lo mejor que te pasará es una expulsión —sentí como sus músculos se relajan. —Inhala y exhala, muy bien Killian ahora arriba.—
—Aaaaw lo huebiras dejado continuar, esto no es justo —Kaled a veces puede ser algo inmaduro por general es calculador.
—Joven King y señorita Koller a mi oficina ahora y que alguien lleve al joven Borges a la enfermería —exclamó el director con voz autoritaria y muy molesto, que no nos expulsen repetí una y otra vez hasta llegar a la ofina del director.