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Tenten estaba cansada, sus ojos rojos e hinchados a causa del llanto le ardían, cerrar sus párpados le ayudaban a que el malestar desapareciera, pero aún con ello, el sueño no parecía querer llegar.

La castaña estaba acostada con sus brazos sobre su vientre y los ojos cerrados tratando de disipar cualquier pensamiento de su mente, porque con la mente despejada, quizás sería capaz de quedarse dormida. No estaba cobijada porque el clima frío del departamento la había ayudado a regular su temperatura después de semejante escena que acababa de ver y es que su rostro se había enrojecido tanto y la había acalorado de una manera exagerada pues no recordaba que algo así le hubiese sucedido antes, incluso se había mordido el labio involuntariamente después de disculparse.

Se volvió a sentir apenada y tuvo que ahogar un gritillo con la almohada porque estando en la casa de Neji era evidente que tenía que volver a verlo a la cara y darle las gracias por dejarla dormir ahí, pero es que, ¿cómo iba a hacerlo? Si Tenten tardó en reaccionar tratando de diferenciar los rasguños de su espalda con alguna alergia por las marcas rojizas.

—¿Cómo iba a ser alergia? —se dijo así misma.— Si a leguas se nota que la tipa esa había estado jugando a darle latigazos a Neji cómo si fuera Jesucristo.

Tenten volvió a ahogar otro gritillo al darse cuenta de que así menos lograría conciliar el sueño.

—¿Será real eso de que la leche tibia te ayuda a conciliar el sueño? —se preguntó Neji, buscando el cartón de leche en su refrigerador

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—¿Será real eso de que la leche tibia te ayuda a conciliar el sueño? —se preguntó Neji, buscando el cartón de leche en su refrigerador.

El castaño se tomó su tiempo buscando un recipiente para poder colocar un poco de leche ahí y calentarla en el microondas. Un minuto después la vertió sobre un vaso y se dirigió a la sala de estar, se sentó sobre el sillón frente al televisor y se inclinó sobre la mesilla frente a él para dejar el vaso después de darle un trago a la leche, tomó el control remoto dispuesto a encender el televisor para que al menos el ruido de ésta lo arrullara, sin embargo, por el rabillo del ojo detectó un movimiento que lo detuvo.

Vio la puerta de la habitación que estaba utilizando Tenten abrirse de una manera lenta, bastante sigilosa, los ojos de Neji se mantuvieron en la puerta de madera. La cabeza de Tenten se asomó por la puerta entre abierta y fijó su vista en la puerta del cuarto de enfrente, que correspondía a Neji, supuso que detrás de ella estaría el castaño durmiendo plácidamente sobre su cama, y de buenas que era así, porque no sabía como iba a hacer para mirarlo a los ojos después de haberlo visto de aquella manera, ¿cómo podría? Si a duras penas podía sostenerle la penetrante mirada perlada que tenía, porque una cosa eran sus ojos, pero otra muy distinta era la manera en la que Neji miraba, como si helara a las personas, como si paralizara las cosas, y Tenten se había dado cuenta rápido de que ella no era inmune a ese efecto.

Neji observó con diversión a Tenten desde el sitio donde estaba sentado, sus labios temblaban dudosos entre la idea de soltar una carcajada o simplemente esbozar una sonrisa. Neji no se movió ni un poco, sabía que con la luz de la luna que entraba por la terraza a sus espaldas, Tenten podría llegar a notarlo, pero de todos modos, no le sirvió de mucho aquello porque cuando la chica salió de su habitación, viendo que estaba libre de la presencia de Neji y que por ello podía ir al baño a hacer sus necesidades para volver a encerrarse en esa habitación hasta que amaneciera, divisó una silueta sentada sobre el sofá en la sala de estar.

DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora