- Capítulo Único. -

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Aquel festivo día lo comenzó con una petición pronunciada incorrectamente y unos lindos ojitos cafés mirándole anhelantes...

—¿Pitas comigo? — el menor había heredado también el encanto de su castaño padre. —Quero hace tajeta pa papi. — si, ese encanto al que no podía negarse.

—De acuerdo niño. — le sonrió, ignorando las manitas llenas de pintura que habían dejado una variedad de manchas coloridas en su holgado pants, tras aferrarse a sus piernas.

Se inclino para levantar al pequeño Peter Stark- Rogers que, aún mucho más sonriente, señalo hacia su habitación, apurándole sin decir palabra alguna.

Suspiro embelesado un poco más de él, así como ya lo estaba de Anthony, su padre. No pudo evitar pensar en el otro causante del chiquillo entre sus brazos, Steve Rogers.

Un valiente capitán del ejercito que había muerto en Afganistán cuando Peter solo tenía meses de nacido.

Todavía recordaba enterarse por internet de aquella noticia, así como también ver la fotografía donde aquel antiguo compañero que le había robado el corazón en la universidad, se mostraba cabizbajo con su hijo en brazos, frente a la tumba de quien fue su esposo.

Sin pensar mucho en lo que hacía y en como se vería luego su osadía, apareció un par de meses después en su hogar. Sin una buena excusa, deseando de pronto no ser recordado e incluso ignorado por Tony quien de hecho, si que respondió y sin duda le reconoció.

Aunque con una sonrisa cansada y un Peter que se diluía en sus lágrimas.

—Strange... — le saludo. —¿Qué haces aquí? — nego casi enseguida, tras caer en cuenta que seguramente se había enterado de su viudez. —No necesito otro pésame, solo por favor entra y sostenlo un momento.

No tuvo tiempo de replicar cuando ya tenía en brazos a un bulto rosado que se peleaba con la frazada que lo rodeaba como un burrito, alterado comenzó a mecerlo para calmarle.

Unos minutos después los ojitos hinchados del menor lo observaron detenidamente, tratando de reconocerlo entre sus jovenes memorias, le sonrió sin poder evitarlo hasta que una manita recién liberada de su prisión de tela, se estampo en su mejilla.

El breve silencio fue roto por la risa de Tony que había visto todo lo ocurrido, su hijo imito el gesto hasta que enfoco su biberón en la mano de su padre y el llanto comenzó de nuevo.

Desde entonces, había estado junto a ellos presenciando cada una de sus sonrisas, de esas que poco a poco se hicieron más habituales, más grandes y más brillantes, incluso de varias había sido el causante.

.

Ya en su habitación observó como Peter dejaba enfrente suyo unas hojas en blanco y unas acuarelas, lo vio brincotear alegre mientras señalaba el retrato de su rubio padre. —Papá Tif pitaba. — Strange asintió aunque ese dato ya lo conocía. —Yo no se musho pero me gusta. — comenzo a enseñarle dibujo tras dibujo y por un momento creyo reconocerse en algunos pero Peter no dejaba espacio en su incesante e infantil parloteo para preguntar si en verdad era él.

Lo vio llevarse las manos al rostro dramaticamente, le observo tratando de entender que le ocurría hasta que el niño por fin hablo.

—Quero hace un árbol pero me acabe el verde, ¿qué hago?

Stephen le sonrió, mojando enseguida un pincel para pasarlo sobre el color azul y aplicarlo en la hoja de cartoncillo, Peter a su lado observaba sin decir palabra alguna. Tras colorear un triángulo de ese color, enjuago el pincel en el vasito de agua que habia llenado.

"Una petición especial."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora