Y todo empezó...

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-Escases de los rayos de sol, de privacidad, de vista a la naturaleza, de frescura matinal, asi se encontraba Sierra hace 16 años en la prisión Salinal de la región Norte de Santander, aquella gran ciudad que habia visto crecer a Sierra, mujer de cabello medio colocho, de tez obscura, ojos muy pronunciados color aceituna dando un aspecto tosco, de estatura promedio, sus labios parecian dos caminos que al final se encontraban para unirse.
Sierra habia sido acusada por la muerte de Hasan Rovati.

-Buenos dias Sierra, hoy se cumple el final de tu condena, empaca tus cosas, arregla tu cama, limpia el piso, lava el sanitario; una vez hagas esto, dirigirte a la dirección de la prisión, dijo la carcelera a cargo de la sección 1201 la cuál era etiquetada "asesinas de maridos"
¡Cuanto ansiaba escuchar estas palabras Sierra.!
Una vez terminadas sus asignaciones siguió su trayecto hacia la dirección indicada de la prisión.
Fue recibida por la Directora de la penal la cual solo pronunció cuatro palabras:
"Jamás vuelvas por aquí"
y consigo entrego un anillo, 150 Lempiras y una vieja fotografía de una niña.

-Señorita Denaly, ¡Buenos días!
dijo el mayordomo de la familia Soril.
Es tiempo de tomar su baño, añadió.

-No Luciano, no es un buen día, hoy se cumplen 16 años desde que Sierra está pagando la muerte de mi marido.
Necesito que vigilen bien a Lucy. Sierra puede acercarse a ella y no quiero que le haga nada.
Manda a uno de esos guardias de Doña Mirty a que la cuiden en la Universidad y asi evitar tragedias, ordenó Denaly.
-Como usted mande, respondió Luciano, saliendo de aquella amplia habitación, forrada con cortinas color rosa pastel, añadidas jarras de rosas en cada esquina, lámparas de cristal, y un agradable olor a incienso que nunca faltaba en la habitación.

Denaly, ¡ah!, ¡que mujer! tan elegante, alta, color de piel claro, sus cabellos tan finos y largos, rosaban sus caderas, negros eran sus ojos, como los de un gato cuando contempla la luna en la noche, tenía un gusto tan único para vestir, elaborando mágicamente atuendos que eran envidiados por sus amigas, loca por los viajes, habia visitado junto con Lucy casi todo el mundo. Se preguntan ¿quién es Lucy?. Esa misma pregunta se hicieron Sierra y Denaly hace 18 años.
Ruíz era el apellido de Denaly, y cualquiera que escuchaba mencionar tal apellido suavizaba su rostro, ya que era una de las mujeres mas queridas en aquella ciudad, tenia gran pasión por las obras de caridad, habia realizado muchos voluntariados fuera de su País, había regalado tantos años de su vida para ayudar a quien ocupase de ella.
Pero hoy había llegado la tiniebla a su vida, con la salida de Sierra de prisión.
-¡Maldita Sierra!, ojalá te hubieses muerto en la cárcel. Exclamó airada y con gran odio.

Sin perder tiempo entró en su bañera, tomó 7 velas y dispuso a colocarlas alrededor de la tina. Enseguida encendió una sola vela y el resto quedaron sin encender.
Su cara se tornó un tanto extraña, como recordando algo malo pero que a su ves le causaba gran satisfacción.
Sin haber tomado el jabón de baño, salió de la tina y extrajo de su gabetero una pequeña navaja que había regalado Hasan a Sierra.
-Tu tiempo ha llegado, es tiempo de que pagues con dolor, con angustia, con creces todo lo que hiciste, dijo para sus adentros, pensando en Sierra.

Regresó a su bañera con navaja en mano, introdujo su pie derecho, luego el izquierdo y así lentamente todo su cuerpo en la tina.

-¡Ah!, exclamó muy gozosa, una vez que habia hecho un corte en su pierna derecha con la navaja, y su rostro contemplaba con gran excitación el agua tornase roja.

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2019 ⏰

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