*Lunes por la noche*
×Aarón×
Mañana en el instituto se estarán realizando todos los preparativos para el día de San Valentín. La verdad hace mucho que no le tomo importancia. La única vez que lo hice todo salió mal.
|Flashback|
Hoy es 14 de febrero definitivamente me le declararé a Jess. Me preparé desde la semana pasada, no hay forma de que me rechace. Además ella es muy linda con todos y siempre me sonríe cuando nos vemos. Creo que lo haré a penas la vea. No quiero arrepentirme.
Camino a la escuela la atmósfera era tan rosada, sentía las dichosas mariposas en el estómago, mi corazón iba a millón. Estaba nervioso, pero feliz. En realidad tenía la esperanza y fe de que todo saliera como la planee. Nunca opté por pensar en qué sucedería si me rechazaba. Mi energía era TOTALMENTE positiva y mi ilusión estaba en lo más alto.
Cuando llegué a la escuela la vi caminar por el pasillo entre la gente y como dije no espere ni un segundo más.-¡Jess! - grité haciendo que todas las personas en el pasillo voltearan a verme - ¡Quisiera darte estos chocolates como muestra de mi amor por tí! - cerré los ojos y estiré mis manos esperando que los aceptara.
Todos en el pasillo estaba murmurando y a la espectativa mientras que yo aún seguía sin abrir mis ojos. De repente una cálida mano se posa en mi hombro y me pide salir al patio. Cuando por fin abrí los ojos ¡Era ella! ¡Era Jess!- Hola Aarón - dijo con una enorme y sobretodo enérgica y dulce sonrisa mientras agachada frente a mi, posaba su mano en mi hombro - Vamos salgamos de aquí - sugirió.
- ¿Aceptas, Jess? - respondí con unos luceros enormes en cada uno de mis ojos.
- Salgamos de aquí primero, Aarón - volvió a sonreir, esta vez tomándome de la mano.
Acepté y cuando nos encontrábamos en un lugar más privado en el patio trasero de la escuela. Nos sentamos en una banca junto a un enorme árbol. No había casi nadie y se me ocurría que era el ambiente perfecto para empezar nuestro amor.- Dulzura, estás conciente de mi enfermedad ¿cierto? - dijo a penas nos sentamos en la banca
- Sí, y no me importa, Jess- repliqué estirando mis brazos hacia los lados - sólo quiero estar contigo ¿Sabes?- dije asintiendo un monton de veces con la cabeza- ¡Lo juro!- Aaron, no puedo estar contigo. Además eres mucho menor que yo, agregando a eso que en cualquier momento puedo morir y si eso pasa no quiero que sufras - dijo esta vez un poco más seria
- ¡No! ¡No digas eso, Jess! - grité con un evidente nudo en la garganta y a su vez brotaron mil lágrimas de mis ojos - ¡No dejaré que nada malo te pase! - Me negaba supremamente a aceptar la idea de que una estúpida enfermedad la apartara de mi lado- Eres un niño muy lindo y valiente, Aarón. Nunca dejes de ser así - sonrío una vez más ubicandose frente a mí, de rodillas.
- Si no me quieres solo dilo, Jess. - dije abrazando mis rodillas y haciendo pucheros.
- Claro que te quiero, y mucho - dijo tomando mis rodillas y limpiando a su vez algunas de las lágrimas que corrían por mis mejillas - ¿Sabes? Te considero el hermano menor que nunca tuve y por ello te diré esto y quizá estás un poco pequeño para entenderlo, pero ninguna de las cosas que vemos son para siempre y aceptarlo es parte de crecer. Hasta las estrellas más bonitas que adornan el cielo por las noches desaparecen y dejan de brillar alguna vez. Todo tiene un fin. Y algunos por azares del destino, en ocasiones llegan antes que otros.•seis meses después•
Jess se encontraba internada en un hospital hacía ya una semana. Al parecer su salud se había agraviado y según mamá ella no iba a estar allí durán mucho tiempo. Pero justo después de unos días, Jess falleció.
||Fin Flashback||
Obviamente para un niño de 8 años era supremamente traumático ver a una persona a la que amaba con todo su corazoncito, morir.
•Aaron•
Yo la amé como a nadie. Después de ella me resigné con todo lo que tuviese que ver con "amor". Era una completa farsa. Nunca iba a llegar a nada y siempre iba a tener un final.
Incluso mi mamá notó que cambié desde ese día porque a partir de ese acontecimiento decidí tomar las palabras de Jess y conservar la distancia con absolutamente cualquier persona que amara. No quería que por mi amor hacia ellas, en algún momento se alejaran de mi o llegará a perderlas.
En el instituto se había comenzado a rumora que era un patán y pues para que negarlo, solamente eran chismes. La única chica que me había importado en la vida había muerto. Sé que en ese entonces tenía 8 y ella unos 17 pero en verdad la amaba. Puede que como a una hermana mayor, pero jamás la olvidaré. Las cosas que me enseñó siempre las voy a atesorar, sin importar cuánto tiempo pase. Gracias a ella comprendí no de la mejor forma y a muy temprana edad, que todo tiene un fin y que nada dura para siempre.Sorry los abandone unos días, pero aún así aqui esta el capitulo 12 tan esperado.
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La fuerza de una simple rosa
Short StoryRose quien esta en penultimo año, se ve en la gran aventura de hacer todo lo que en primaria e inclusive en secundaria no hizo jamás. Por extraño que parezca gracias a un leve empujon de sus padres y su mejor amiga, Rose se anima a hacerlo. En el tr...