Un llanto se escuchaba por todo el bosque. En el corazón de su penumbra, un infante lloraba desconsoladamente. Sus inmaculadas ropas fueron manchadas de desgracias y maldiciones, y a su alrededor los cuerpos inertes de setenta lobos le hacían fúnebre compañía.
El aullar de otros lobos se escuchaba cada vez más cerca. El pequeño tiritaba de frío, gemía de dolor y estaba aterrado.
Talló sus tristones ojitos con el puño manchado de sangre, ensuciándose a sí mismo.Una mística luz encandecía en el lúgubre lugar y una figura femenina apareció por detrás de los grandes arbustos. El llanto del niño paró y observaba fijamente a la desconocida.
Su nívea piel hacía contraste con su cabello oscuro como aquella friolenta noche. Sus ojos eran dos brillantes orbes azules, y sus labios estaban curvados en una sosegada sonrisa, su vestido resplandecía de lo impecable que estaba. La belleza de aquella mujer lo dejó cegado, e instintivamente iba caminando hacia ella.— ¿Qué hiciste, pequeño? —susurró con la misma tranquilidad.
Se agachó a la altura del pequeño y acarició su húmeda mejilla, agarró el arco de oro que escondía tras su espalda y lo observó en silencio, luego su vista se posó en la marca dorada en el brazo derecho del niño y sonrió. No se trataba más que una simple deidad joven e inexperta que apenas iba experimentando su labor en ese mundo.
—Es muy imprudente ir sólo por el bosque, y más si tienes esto.
El infante desesperado extendió sus brazos esperando a ser acurrucado por la bella señorita de mirada dulce. Le hacía mucha falta el calor maternal.
La mujer lo acogió entre sus brazos y éste no tardó en aferrarse a su cuello. Ella calmó su tembloroso cuerpecito con caricias en la cabeza.-—Has asesinado a mis hijos—musitó, arrullando al pequeño—Los Dioses me piden que te castigue con muerte, pero eres solo un niño que se deja llevar por los impulsos de su corazón.
El agarre de la mujer se hizo fuerte y pronto lo tenía enmarañado entre sus brazos, inmovilizándolo por completo. El joven dios hizo un esfuerzo por zafarse, más fue inútil. Aquella mujer era mucho más habilidosa que él.
—Ya, ya pequeño, aquí estoy. —La mujer seguía acariciándole la cabeza, mientras lo presionaba contra su pecho.
El niño, lloraba y pataleaba angustiado, quería deshacerse de tal brusco abrazo y correr lo más lejos que podía. Quería regresar a los brazos de su madre.
—Por haber sido un niño malo y desobediente, recibirás un castigo—. Colocó su mano por debajo de las sucias telas que cubrían su abdomen, y el niño pronto sintió un infernal ardor que penetraba en el fondo de su alma. Soltó un desgarrador alarido y se retorció entre su agarre. — Esta marca de aquí, está maldita, y la llevarás contigo por tus pecados. No serás capaz de utilizar tus poderes mientras la tengas, y dudo que encuentres forma de deshacerte de ella. Arrastrarás contigo el peso de la desgracia y serás miserable por el resto de tú eterna vida, Min Yoongi.
El dios guerrero y protector de la nación del sol naciente rompió su propia ley de existencia; Proteger a los demás. Y por ello la protectora del bosque lo ha castigado. Su marca representó la desobediencia y fue desterrado del empíreo, vagando desamparado en la tierra de los humanos.
Sin esperarse que después de unos cientos de años su soledad se esfumaría al encontrarse con otra deidad más joven que él, que había sido amonestado sin culpa.
— ¿A ti también te castigaron los dioses? —preguntó al pequeño que se protegía en un tronco dejando al descubierto una singular cabellera rojiza, casi naranja. —No tengas miedo, no soy malo.

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Gods High School ||BTS||
FanfictionSiete dioses fueron obligados a llevar su vida como simples mortales. °Capítulos no definidos °Comedia °Inicio: 04/01/2020 °Fin: ¿? Esta historia es de mi autoría, por ende queda totalmente prohibido su reproducción total o parcial.