Sportacus llevaba más de tres horas en su dirigible, cosa que no resultaría para nada extraña de no ser por el hecho de que en realidad no estaba ejercitándose, como de costumbre, tampoco durmiendo o comiendo alguna fruta.
Sportacus llevaba más de tres horas en su dirigible con la vista fijada en algún punto del dirigible, acostado en su cama sin hacer ningún tipo de actividad física.
Sportacus llevaba más de tres horas tratando de procesar lo que había sucedido el día anterior.
Sportacus llevaba más de tres horas pensando en Robbie.
No fue producto de su imaginación o algo así, realmente ocurrió. Robbie le había confesado sus sentimientos y él, luego de entender que no estaba en un sueño y pese a lo vergonzoso de sus previas acciones, logró pensar con coherencia y correspondió a su declaración. Aunque estaba genuinamente feliz su mente estaba en otro lugar, demasiado ocupada en el conflicto que le ocasionaba pensar en que iba a pasar entre los dos ahora que ambos sabían de los sentimientos del otro. Sportacus no estaba seguro si irse había sido la mejor decisión.
¿Acaso hubiera facilitado las cosas si se quedaba? ¿Qué hubiera pasado después? ¿Y qué si Robbie había reconsiderado sus sentimientos por la forma en que se largó sin decir nada más? ¿Habrá pensado que es un cobarde? ¿Estará enojado por dejarle el chorizo tirado?
Las preguntas inundaban sus pensamientos, todo esto era mucho para él. Jamás se le hubiese ocurrido que algo así iba a pasar; podría apostar que Robbie Rotten no sentía nada por él, si acaso desprecio, pero nada más. Vaya que estaba contento de haberse equivocado. Sin duda era momento de hacer algo, al fin y al cabo de que servía saber que Robbie gustaba de él si las cosas seguirán siendo como siempre.
Sportacus se levantó decidido, comería algo e inmediatamente iría a buscar a Robbie. Se acercó a la mesa tomó un plátano y una manzana y se las comió, para después dirigirse a la puerta del dirigible, de repente mientras avanzaba escuchó un ruido que parecía proveniente del costado de la cama.
—Por lA CON-
—Q-que fuE ESO, LUCIFER ALÉJATE DE ESTE HOGAR CRISTIANO— Sportacus miró al origen del ruido, pero no se acercó— Qué me ocurre— se rió para si mismo al darse cuenta de lo exagerada que fue su reacción— Seguro se metió una rata.
—Eeeh cuál rata, rata te dicen, mogólico—Como si nada, Stephanie se puso de pie y habló— A propósito, era necesario ir hasta tu mesa parado de manos y jugar pingpong con la manzana antes de comerla?
—¿Stephanie? C-cómo llegaste aquí, qué te ocurre, desde cuándo estás acá.
—Primero que nada, buenos días Sportie— La pelirosa se acercó al mencionado y tomó sus manos— Mira, eso no es importante, pero estoy aquí el mismo tiempo que llevabas tirado en tu cama. Sportacus, venía a disculparme, no debí tratarte mal, en verdad lo siento. Yo... de verdad no se que me pasó, no soporto que estemos así, eres mi mejor amigo y te necesito, no podemos seguir de esta forma
—Steph—Sportacus la miró a los ojos y podría jurar que vio tanto arrepentimiento en ellos, tal vez tenía razón, no podía distanciarse de ella, por algo eran amigos.
Lo pensó un momento ¿Qué no todos actuaban sin pensar de vez en cuando? Stephanie era una buena chica, qué clase de amigo sería si no la perdonara. Entonces soltó sus manos, se acercó más a ella mientras continuaba mirandola directo a los ojos y la abrazó.
—Está bien, no estoy molesto contigo
—Gracias, pensé que no me perdonarías nunca, casi muero, te extrañé muchísimo Sportie— Se separó del abrazo y le sonrió, eso había sido mucho más fácil de lo que pensó que sería— Y bien ¿Ibas a algún lado? Podemos ir a mi casa, mi tío Milford preparó postre, vienes conmigo?
—Sí, de hecho...—Sportacus dudó un momento, no estaba seguro en si debía decirle a la chica lo que tenía pensado hacer, así que prefirió no hacerlo— Olvídalo, no tiene importancia, vamos— dejaría todo el asunto de buscar a Robbie para después, acababa de reconciliarse con su amiga y eso importaba más ¿No? Pensó además, que de posponer lo de Robbie, tendría más tiempo de planear que iba a decirle, pensó incluso en que ya estando en casa de Stephanie podría hablarle sobre el tema y definitivamente le vendrían bien algunos consejos de su amiga.
—¡Fantástico!— respondió y tomó el brazo de Sportacus para entonces salir juntos del dirigible.
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A quien se le ocurría actualizar después de dos años, literalmente, el capítulo anterior lo subí exactamente este día en 2017 -que le pasaba-
BUEEE, rE que este cap lo van a leer cuatro gatos, pero me pasa por abandonar la fic, mala mía.
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They don't know about us [Robtacus]
HumorDonde Robbie Rotten está MUY lejos de odiar Sportacus.