Las emociones y sentimientos son lo que nos hace sentir vivos, no importa cuál sea ni con qué intensidad las sientas, te hace recordar que eres un ser vivo que siente, que ama, ríe y llora. Por más que alguien intente negarlo o mostrar lo contrario sabemos que los tienen en lo más hondo de su ser.
A veces huimos de ellas por la intensidad en que se presentan, algunas veces pueden llegar como si fuera una pequeña brisa de verano hasta terminar convirtiéndose en toda una ventisca que arrasa con todo a su paso, otras veces llega como un huracán, destruyendo todo de un momento a otro hasta dejar solo ruinas en el mundo estable que habías creado.
Cuando estaba en la sala de espera con Lane haciéndome compañía, esperando una noticia sobre el estado de salud de mi padre sentía un miedo espantoso en mi pecho, estaba ahí, instalado en mi corazón, recordándome que no era tan invencible como solía sentirme, recordándome que de un momento a otro las cosas podían cambiar tan radicalmente que ni siquiera lograba ser capaz de procesarlo.
El miedo es una de las peores sensaciones que puede alguien experimentar, sentir tu corazón latiendo tan rápido en tu pecho y sin ser capaz de reducir el ritmo cardíaco, esperando y rogando que no pase nada malo, intentado aferrarte a esa pequeña luz de esperanza que existe por más mínima que sea.
Cuando supe que estaba bien fue quitarme un peso de encima, aquella presión en el pecho había disminuido considerablemente, mi comportamiento no había sido el mejor cuando supe dónde estaba mi padre y porque no había contestado mis mensajes, pero el miedo me había consumido, el solo pensar que mi papá no iba salir de ahí me hacía entrar en desesperación.
Cuando por fin pude pasar a verlo no pude evitar llorar y correr a abrazarlo, él era lo único que me quedaba, claro que estaba su familia y la de mamá, pero no sería lo mismo, a él era a lo que le aferraba, y aunque sabía que algún día tanto él como yo abandonaríamos este mundo, no estaba preparada para que fuera tan pronto.
Así que sí, yo haría cualquier cosa por él como sé que él lo haría por mí, incluso si eso involucraba a una anciana insoportable con el ego bastante alto.
Normalmente los sábados me levanto tarde pues papá sale temprano de casa, sin embargo, hoy era la excepción, Olivia disfrutaba de hacernos sufrir con su odiosa voz desde las siete de la mañana.
Ella estaba en la cocina preparando un desayuno considerablemente bueno, antes de bajar a sufrir con su presencia decidí ver primero a papá.
Toqué un par de veces mientras asomaba mi cabeza por la puerta.
—Buenos días —saludé entrando a su recamara, decidiendo hacer caso omiso a los gritos de la abuela—. ¿Cómo amaneciste?
—Un poco cansado pero mejor —contestó, su voz pastosa me hizo saber que no tenía mucho de haber despertado—. Estoy más cansado de escucharla gritar a ella toda la mañana.
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Nosotros después de la lluvia
Подростковая литератураHermosa, adorable, enigmática, alegre, curiosa y completamente perfecta ante mis ojos, no suele arreglar su cabello, siempre la he visto con tenis, ni siquiera cuando ocupa vestidos lleva zapatillas. Hablo de la chica con quién accidentalmente termi...