Capítulo 44: Consecuencia 2/2

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Tanto tiempo, tanto esfuerzo, tantos momentos que ahora me es díficil borrar de mi mente, porque me atormentan una y otra vez, él besándome, tocándome, haciéndome sentir especial, aunque no lo sea en absoluto.

Lloré mucho tiempo, no pude evitarlo, todas las noches solo sentía su olor en mi cama, la cual por cierto, intentaba reemplazar desde hace mucho, todas las cosas que me recordaban a él, pero era imposible, no puedo quemar la casa entera.

Además de llorar, me atraganté con helado, comía sin parar, me escondía bajo mis sábanas imaginando lo de nuevo, abrazando mi espalda, sonriendo, siendo un ángel conmigo. Canadá, bueno, él cambió mucho, a veces, me traía comida sana a la cama cuando olvidaba comer, supongo que debo estar realmente grave como para que se preocupe por mí. Debí hacerle caso, debí prevenir, que de su gente nadie es confiable, son todos los mismos delincuentes, justo como él, y él, es el peor de todos.

- ¡A-ah! - gemí de dolor cuando la cuchilla me cortó, creo que rozó una arteria porque no dejaba de caer la sangre, empecé a reprimir mis quejidos, igual que mi llanto, mientras cortaba de nuevo y de nuevo. Dolía, y no me refería al corte, dolía rebajarme a sufrir por él así, soy un idiota, si realmente me utilizó, no se merece mi pena y menos mi dolor. - f-fuck. . .

Fuí por un rollo de venda y alcohol, me la puse en el brazo apretando ligeramente, viendo como el blanco del algodón se volvía carmín por mi sangre. Me puse la campera, tapando con las mangas la reciente herida curada.

Jamás me perdonaré por esto, ni mi padre, ni mis hermanos, mamá. . .

- Let me help you. - dijo sonriente Australia, sirviéndome la taza de café que quería tomar, los brazos me temblaban a causa del dolor y por eso me era difícil servirme yo mismo. - Hermano, necesitamos hablar.

Me agarró de la muñeca y gemí, arrabatandole mi mano, ardía demasiado para que alguien me tocase ahora. Su cara cambió, expresando horrorizado su preocupación.

- ¡¿Te has cortado?! - agarró con más fuerza el dorso de mi mano, le tiré un golpe, librandome de su brusco agarre, sabe que odio que me toquen. - Hermano mayor, escuchame. . .

- ¡No! ¡Tú eres menor! ¡Un simple país sin nada de atractivo más que su petróleo! ¡¿Porque debería escucharte?! ¡No eres nadie! - esto último rompió el corazón de mi hermano, dejando ir sus lágrimas cuando amenazaron por salir. Me arrepintí al instante, sintiéndome afixiado de pronto, hablarle así a mi hermanito menor, sabiendo lo sensible que puede ser a veces, mi corazón se arrugó al verlo llorar, este también sufrió mucho, Inglaterra lo trató terrible, quizás no era una potencia principal, pero no se merecía esas crueles palabras. - Y-yo. . .

- Déjalo así, b-big brother. - intentó como pudo sonreír, arreglando su gorro para que tapase su rostro lleno de lágrimas. Se fue hacia arriba, se le escuchó subir las escaleras, mi cuerpo comenzó a temblar, impotente.

Tiré la taza de café al piso, agarrándome la cabeza por el dolor que su rostro me causó, siempre alejo a los demás, siempre, sobretodo cuando intentan ayudarme, yo. . .ahuyentó a las personas.

Salí de la casa, a unos cuantos kilómetros se encontraba la frontera, iría a ver como iba todo allá, aún me ardía el pecho, pero era tolerable.

Era casi de noche, no era tan fuerte el atardecer, pero si se veía dulce, bastante. Suspiré sentándome en la dura pila de ladrillos y estribos, materiales que se utilizarían para esto, los obreros de la construcción que estoy haciendo se habían ido ya, a sus casas, con sus familias, ninguno quería hacer el trabajo en realidad, lo veían injusto, pero. . .mi presidente lo exigía, no podía ignorarlo.

Ya casi estaba todo, tenía dos metros de alto, pero aún faltaba uno, las máquinas de trabajar estaban varadas por alrededor, el muro si era ancho, llegando a tener kilómetros.

Mire hacia el cielo, aunque no era de noche, la luna se podía divisar en el cielo, lejana.

¡Esta hermosa la luna lunera!

Sonreí inconcientemente, mi corazón no dejaba de palpitar al recordar todos los acontecimientos de esa noche, las lágrimas se mantenían, escurriendo independientes, igual que otras, que amenazaban con salir.

Te amo, tanto...

Porque tuviste que decir esas palabras, como te atreviste...

¡Eres el gringo más lindo y guapo que han visto mis ojos!

ⒸⒶⓂⒷⒾⓄ (ᴍᴇxᴜsᴀ +①⑥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora