Era un jueves acababa de llegar de un viaje donde me despedí de mi madre que se marchaba al extranjero. Entrando por la entrada de la finca de mis abuelos, era como entrar en un mundo donde lo desconocido y misterioso te tentaba saber que podríamos llegar más allá de esa simple entrada de finca, cada vez que avanza mi mente se iba conectando con la naturaleza que me envolvía, sólo podría escuchar los sonidos de los sere que allí habitaban.
Mi abuelo me comentaba dentro del autobús, intentando refrescar mi mente ya que mi madre se había marchado y decidido que nunca me aburriría viviendo con ellos ya que en la finca tenía muchas cosas que hacer. En parte mi abuelo tenía razón, de los 9 años que viví allí jamás me había aburrido tanto como para poner delante de un ordenador a contar algunas historias como la que contaré en seguida.
Un vecino que vivía a unos 30 minutos andando de la entrada de la finca tenía una perra que estaba embarazada de algunas semanas, mi vecino me regalaba una de las crías de la perra sin embargo me habían creado en la ciudad y nunca me había planteado cuidar de un perro, cuando el señor me comento tal frase no me lo pensé y acepté quedarme con una de las crías.
A las 5 de la mañana vino su hijo montando en un caballo gigante parecía que había bajado de la luna, tenía un pelaje marrón oscuro que era único, ese chico me vino trayendo un mensaje de que la perra estaba de parto. Dejé el café y el pan con mantequilla encima de la mesa me munte a la trasera de ese hermoso caballo y fuimos volando a la casa. llegando a la casa el señor ya me señalaba a una caja donde podría escuchar a la perra con sus 5 cachorritos recién nacido, empecé a mirar un perrito macho de un solo color, negro, un negro carbón, no lo dudé, me lo llevé a casa.
Desde ese dia mi vida cambio, le cuidé como si fuera una parte de min, le llame Badog. Badog fue algo que me enseño que la vida es muy injusta cuando quiere.
Badog era un perro que me entendía sabia cundo estaba asustado, enfadado, triste o feliz donde ponía yo mis pies el ponía sus patas. Era como mi tutor, me preguntaba si el realmente hablaba o solo se hacia el tonto. me acuerdo de bañarme con él en el río, me acuerdo de cundo me defensa de una vaca (aun que sea una vaca ella también te puede hacer daño además en brasil las vasas suelen ser un poco cabronas ... sigamos) eso fue lo más heroico que ví hasta el momento. Yo amaba a ese perro era lo único que me hizo despertarme cada día con ganas de vivir. Mi abuela siempre estaba impresionada por la madera que el perro me había afectado, era como hermanos.
Mi abuela una dia me dijo que mejor debería de no apegarme mucho a los animales ya que no sabemos que puede pasar en el dia de mañana y nos podemos llevar un disgusto terrible, yo confuso con lo que me había dicho y le pregunte el por que de todo aquello y ella me dijo que de pequeña tenia un loro que era como una persona y ella lo amaba como si fuera una parte de ella hasta que un dia su loro murió delante de ella y ella no podría hacer nada y desde ese dia ella jamas amo a otro animal como ella amo a ese loro. Yo seguía confuso y a la vez tenia miedo.
2ºparte
Paso 4 años de puro amor y cariño, yo y Badog nos entendíamos de tal manera que nos leíamos nuestros pensamientos. los momentos que más me divertía era cuando íbamos a cazar lambu una especie de ave que está muy rico su carne y mi abuela hacía unos cocido muy rico la verdad.
Un domingo por la mañana el sol apenas se había incorporado escuchaba como los gallos intentaba despertar al reto de mi familia, yo como de costumbre cogí mi tirachina y mi bolsa llamé a Badog y nos fuimos a cazar lambu. Mi abuela sentada en una silla viendo como me arrimaba de pronto me llama diciendo que tuviera mucho cuidado ya que por nuestra finca estaban pasando un grupo de unos 12 monos en concreto los sapajus y que no fuera por bosque ya que los sapajus son muy agresivos y no toleran a los humanos y mucho menos a los perro ya que son como enemigos. Yo recibí las ordene de mi abuela y embarque en esa expedición.
Llevaba como 1 hora andando y no veía ni rastro de las lambuses, sin embargo yo sabía el sitio ideal donde las podria encontrar,pero tenia que pasar por un puente que estaba bosque adentrado en el bosque. pero necesitaba al menos unas 8 lambuses, no tuve otra opción y me adentré en aquel bosque.
Cada metro que me acercaba al puente escuchaba sonido de animales que seguramente buenos no eran, por los árboles y sus hojas que parecía que no eran de este planeta y su abundancia de vegetación apenas entra los rayos de sol, cada vez que nos adentrabamos mas más frío teníamos y ese aire húmedo no ayuda en nada, pero yo estaba compaña de mi amigo y sabía que no nos podría pasar nada.
No muy lejos del puente Badog empezó a portarse de manera extraña como que sabía que algo iba a aparecer y que no era bueno... yo con miedo rezando para que no fuera los sapajus y en un momento escucho como muchos árboles se movía demasiado y podría escuchar unos ruidos muy fuertes que me recordaba las películas de guerra los soldado gritaban, en un momento hubo un silencio que me dejó la piel de gallina. veí como se bajaban dos enormes sepajus, su mirada era de cierto rencor y muy maléfico, tenía unos colmillos del tamaño de mis dedos y un olor único, su cola era del groso de mi brazo, tenía un color marrón oscuro rojizo, su manos era como la de un humano adulto y solo te transmitía inseguridad y poca confianza, en ese momento yo intentando sujetar a Badog para que no hiciera ninguna locura y al mismo tiempo estaba pensado de alguna manera escapar de aquel sitio tenía miedo apenas me podía mover.
Cuando de repente...
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Caminos De Historias
Randomuna lesión moral de un joven niño por la perdida de Badog (un grandioso amigo)