Jesse Rutherford Imaginas

4.-Flawless

Recuerdo perfectamente cuando la conocí, su cabello se mecía con el viento, sus mejillas sonrosadas y sus labios de tono durazno se separaban al hablar dándome las indicaciones pedidas. Sus ojos tenían un brillo singular y el color de los mismos eran tan llamativos y lindos que fácilmente me perdí en ellos. Me perdí en su silueta, en aquellas curvas destacables, en todo ella.

No pude resistirme a invitarla a salir, sin titubear lo hice. La sonrisa que acompaño su respuesta se quedó en mi memoria, mi corazón se aceleró y miles de sensaciones logré sentir.

Ella era perfecta.

Meses después tras una larga lista de citas, nuestra relación se volvió oficial. Todo iba tan bien.

Eran tardes enteras de pláticas escuchándola planear un futuro, de viajes, y de cosas que le gustaría que hiciéramos juntos.

El sol se escondía, la fresca brisa de la tarde me envolvía despeinando mis cabellos, mis dedos de los pies se hundían en la arena húmeda debajo de ellos a la vez que  una fina ola llegaba cubriéndolos y desapareciendo tan rápido como llego.

Una suave voz llegó a mis oídos, y unos ojos avellana me miraron curiosos. Su silueta de acomodo a mi lado, no dijo ninguna palabra, estaba tan sumido en mis problemas que no le presente atención a su presencia.

"—Otra alma en problemas." Pensé.

Di un sorbo a la botella en mi mano, perdiendome en el movimiento lento y pasirmonioso del mar, divagando en lo más recondito de mis recuerdos desesperado por una respuesta.

"—¿Sabias que Angelina Jolie le pago a un sicario para que la matará y dejará de sufrir en su adolescencia?"

Aquel comentario lo  hizo sonreír soltando una risa nasal volteando a verla por primera vez.

"—¿Que?" Dejo salir en tono burlón ante el comentario tan espontáneo.

"—Si, ella creía que al ser asesinada le dolería menos a su familia que saber que ella misma había acabado con su vida, suicidándose." Se encogió de hombros sonriéndole.

"—¿Ah sí? Un dato un tanto extraño, ¿A que se debe?"

"—Bueno, me preguntaba si necesitabas uno, estoy algo corta de dinero y acepto cualquier trabajo." Él solo rio negando con la cabeza manteniendo su mirada en la arena.

"—Agradezco tu propuesta, pero no es mi caso." 

"—Oh, pero también puedo hacer de psicóloga. Eso es gratis, soy muy buena escuchando."

"—¿Debería decirle mis problemas a una extraña?"

"—Ahí está lo bueno de esto, que al ser una extraña no hay consecuencia de juzgarte más de lo que desees escuchar."

Se quedó en silencio, preguntándose si serías buena idea, pero estaba desesperado por desahogarse.

"—He vivido aqui todos los años de mi vida, Malibú es mi hogar. Dentro de poco me voy de aquí, dejo a mi familia, amigos y muchos recuerdos. Y eso duele, sonara ridículo e incluso estarás pensando en la respuesta más obvia, que si no quiero no lo haga. Pero, todo está listo, los boletos, la nueva casa, mi nuevo trabajo..."

"—Me atrevo a preguntarte esto, si no estabas listo ni seguro de irte, ¿Porque comenzaste con los planes de mudanza?" Eso lo hizo reír sin gracia.

"—¿Me crees si te digo que no fuí yo? Mi novia está demasiado entusiasta con el futuro que nos prepara Nueva York, se que no tiene una excusa para defenderse del haber comenzado esto sola, sin consultarmelo, no puedo enojarme con ella."