Capítulo 1. Reinarás.

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Capítulo I: “Reinarás”

El lugar donde se encontraban parecía pertenecer a otro mundo.

Era una enorme sala sin forma concreta, pues sus límites parecían extenderse infinitamente en el espacio que ocupaba; no había paredes, pero tampoco estaba construida al aire libre.

Una luz blanca y azulada bañaba la estancia, y a pesar de no estar rodeada por ningún tipo de muro, estaba cubierta con una especie de techo fabricado con cristal y moldeado para dar forma a una gigantesca cúpula a través de la cual se filtraba una luz nítida que producía escalofríos contemplar. Y, desde luego, él también estaba siendo partícipe de esa sensación.

Llevaba ya un largo rato, no habría sabido calcular el tiempo exacto, observando aquel extraño lugar para cerciorarse completamente de que nunca antes lo había visitado.

Y aun así, cuanto más miraba a su alrededor, más se apoderaba de él la pavorosa idea de que aquel espacio le era extrañamente familiar. Desde luego, esa idea no le agradaba en absoluto.

Fijándose un poco más, logró darse cuenta de que el suelo sobre el que apoyaba sus pies era de piedra gris. Le pareció ciertamente curioso que aquel lugar estuviese construido sobre una sólida superficie como aquella, ya que por lo demás todo era evanescente y frágil, con aspecto de poder desvanecerse con un solo soplo de aire. Tampoco quiso pararse a pensar que todo pudiera venirse abajo de un momento a otro, porque no sabía que había debajo de aquel suelo; puede que solo aire, un abismo sin fin que le haría precipitarse hasta nadie sabía donde.

Otro detalle del suelo era que estaba lleno de signos grabados, signos desconocidos, que él no supo leer.

¿Por qué estaba allí? ¿Cuánto tiempo llevaba ya en aquel lugar, y cuánto más le quedaba por esperar para irse? ¿Tal vez minutos, horas... o días?

No podía obtener respuesta a esas preguntas. Tenía la certeza de que en aquel lugar el tiempo no importaba demasiado.

¿Por qué no se sentía cansado o hambriento? Podía llevar mucho, mucho tiempo de pie en el centro de esa misteriosa sala, y sin embargo se sentía bien; ni hambre, ni frío, ni sueño. La única sensación que experimentaba en aquella situación era incertidumbre. Por lo demás, era como si su cuerpo se hubiera olvidado de sentir, lo cual facilitaba las cosas, pero era desconcertante. Terriblemente desconcertante.

Aquello era demasiado real para ser un sueño, así que decidió esperar a ver que ocurriría a continuación. Y no le iba a ser sencillo:

Cientos, miles de rostros, rostros a cuál más hermoso, lo estaban observando desde cada recodo de la sala, y, contando que esta se extendía hasta perderse, eran muchas las miradas que en ese momento se clavaban en él.

Lo miraban expectantes, ávidas, ansiosas. Era como si aquellos ojos lo mirasen con el deseo de obtener algo de él. Le pareció aún más impactante que aquellos montones de ojos perteneciesen a miles de mujeres hermosísimas. Eran mujeres de todo tipo, de muy diverso aspecto físico, incluso de distinta raza, pero todas de extrema belleza.

Todas eran guapas, altas y esbeltas, y todas emitían una malignidad insólita. Todo el tiempo que él había pasado ocupando esa sala, ellas lo habían estado rodeando con sus tétricas miradas, haciéndole preguntarse que esperaban al mirarlo así, aunque ninguna había despegado los labios para darle una respuesta. El silencio se hacía patente en el ambiente con una frialdad asombrosa. Nadie parecía dispuesto a romperlo, y él tampoco se sentía en condiciones de hacerlo. A lo mejor aquellas mujeres esperaban que él dijera algo, o puede que no. Fuera como fuere, no quería comprobarlo. No conocía a esas mujeres, pero la forma en que lo miraban y la espantosa sensación que le trasmitían le decía que su actitud con respecto a él no iba a ser muy amistosa. Aunque, por otro lado, si hubieran pretendido hacerle daño ya lo habrían hecho. Ellas eran muchas, y evidentemente más poderosas, y él estaba sólo e indefenso. ¿Qué significaba entonces todo aquello? Tampoco se atrevió a exponerles sus dudas.

Las almas perdidas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora