9 de junio

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Ya han pasado cinco días desde que adopté a mi perrita, al final me decanté por el nombre de Aisha. 

También han pasado cinco días desde que vi a Jan, he pensado bastante en él durante estos días, sé que he lo he visto pocas veces y no sé nada de su vida ni de como es pero en mi mente viene su imagen, su camiseta negra, sus ojos verdes y su cabello castaño. Tan guapo y tan amable. La verdad es que me gusta bastante y me gustaría volverlo a ver.

Pero tengo un problema.

Se acercan los exámenes finales y me cuesta concentrarme para estudiar, nunca ha sido una tarea fácil para mi, aunque siempre he conseguido sacar unas notas notables. Y ahora se ha añadido que de vez en cuando Fran aparece molestando por mi cabeza.

La verdad es que he pensado más de una vez en ir a la tienda de animales para hablar con él y decirle para quedar algún día pero no me atrevo. No me gusta tirarme a la piscina sin saber si hay agua, me cuesta hablar con quien no tengo confianza y no sé ser esa chica valiente que cuando ve un chico que le gusta se le acerca y consigue salir con él. Nunca he conseguido hacer muchas amistades, cuando alguien me habla se me traba la lengua y mis pensamientos se desordenan, sólo ha conseguido hacer una amiga y, aunque es la mejor del mundo, sólo tengo una y muchas veces eso me hace sentir un poco sola. En el colegio hice algunos amigos pero ya no tenemos relación y no conservo contacto con casi nadie del instituto, digamos que no tuvimos una gran relación.

Hoy me he levantado con buen humor así que me ducho, me visto y como no tengo clase hasta las cinco de la tarde, me voy a dar una vuelta por el barrio antiguo. Estoy escuchando Good 4 u de Oliva Rodrigo cuando todo se me hace negro y no veo nada, pero no, no me he desmayado, sino que he chocado contra un pecho fuerte con una sudadera negra.

-- Perdón estaba distraído...-- me dice una voz que reconozco mientras coge mi mano para ayudarme a levantarme y cuando levanto la vista afirmo lo que ya sabía, es Jan-- Ostras, eres la Miana, no te había reconocido. Estás bien?

-- Sí, no ha sido nada-- y me sonrojo no sé ni por qué.

-- Ten, es mi número por si vuelves a caer y necesitas que te recoja del suelo. -- intenta bromear pero estoy demasiado avergonzada para reírme.-- O para lo que haga falta.-- En él se forma una sonrisita de lado y me pasa un papelito con un número escrito. Yo me pongo aún más roja si se puede pero a la vez estoy contenta ya que esto quiere decir que no le tendré que pedir yo.-- La perrita se lleva bien? Si quieres algún día vengo y te ayudo a educarla.

-- Por el momento no es necesario pero gracias por ofrecerte.-- Digo con la voz un poco estridente por culpa de la vergüenza.

-- ¿Quieres que te acompañe a donde quiera que vayas? No tengo nada que hacer.

-- Como quieras pero es que no tengo nada que hacer, estaba haciendo una vuelta por la ciudad mientras hacía tiempo antes de ir a la uni.

--Pues te acompaño a dar la vuelta y te invito a un café. 

Y así es como acabamos a uno de mis cafeterías preferidas tomando, yo un te frío de menta con dos cucharadas de miel y él un café con leche. Miro como se le mueve la nuez de adán mientras hace sorbos al café y lo encuentro de lo más sexy que he visto nunca. No sé su edad pero no creo que pase de los veinte, es super guapo y la ropa negra que lleva le queda como un guante, debe tener un montón de chicas a su alrededor. 

Por como se ha mostrado, es un chico que le gusta ligar y no tiene pinta de ser un chico de los que se comprometen con una sola chica y eso por alguna razón me entristece. 

Mientras estamos tomando nuestras bebidas me cuenta que está a punto de terminar su segundo año estudiando derecho, así descubro que he acertado y tiene veinte años, me cuenta que no le gusta mucho esta carrera, sólo lo hace porque tenía ni idea de cual elegir y en esta consiguió una beca que le iba muy bien. Yo le cuento que estoy haciendo la carrera de filología porque después me gustaría hacer de editora en alguna empresa.

-- ¿Cómo es que no te había visto nunca por aquí? A ver que la ciudad no es pequeña pero si eres de la zona, al menos me tendrías que sonar, una cara como la tuya no se olvida fácilmente --le pregunto, él ríe y de golpe me pongo super roja porque me doy de la última frase que he dicho.

-- Así que una cara como la mía no se te olvidaría fácilmente, eh? Te parezco guapo? - Dice el muy creído, aunque entiendo porque lo es .-- Pues tienes razón, es que yo no soy de Girona, soy de Cadaqués sólo he venido aquí para estudiar. 

Hablamos unos minutos más de tomas aleatorios y finalmente me voy a mi apartamento a prepararme para ir a las clases.


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Pues ya hemos visto que a Miana le gusta bastante Jan i hemos conocido un poco de su historia. ¿Qué tal, os va gustando la historia?

Cuando estoy contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora