Una Escena de Amor

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§

Capítulo 1

La vida se definía por muchas cosas, entre ellas por las que deseamos, como por ejemplo ella queria retroceder el tiempo desde que se desperto.

No sabia como, dado que siempre mantenia las cortinas cerradas, pero una luz se filtraba en la habitació y la joven de pelo café no tuvo de otra más que despertarse cuando la luz dio directamente en su cuerpo, haciéndola sentir calor.

Ella gruñó mientras se movía sobre la cama y en lo que se acercaba a tientas a la mesita de noche para agarrar su celular, no lo sintió. Fue cuando se levantó sobresaltada. Al principio seguía confundida debido a la pesadez que sentía, pero después su cerebro empezó a agarrar conciencia del lugar en el que estaba.

Esa no era su habitación concluyó su materia gris.

Se levantó con torpeza de la cama queriendo escaparse de la endemoniada cobija y casi cae de bruces al suelo. Para su suerte, la cobija que había estado enredada en su cintura la rescató, esta permanecía sujeta bajo algo pesado que dejó a la joven de pelo café con la boca abierta.

-Santa mierda -soltó de repente ante lo que tenía frente a ella.

Ese algo la hizo desear con todo su ser poder retroceder el tiempo.

Lo que sostenía la cobija era un cuerpo desnudo, y con una muy sexy retaguardia, dicho cuerpo yacía acostado sobre la cobija al otro lado de la cama.

Al mirarse a si misma, ella se dio cuenta que también estaba desnuda y corrió a taparse con una toalla que estaba colgada de un sillón gris de muselina.

¡Demonios, pero que había hecho anoche!, penso.

Estaba claro que emborracharse y tomar malas decisiones. Solo rogaba que ambos hubiesen sido cuidadosos.

De a poco. la joven de pelo café fue encontrando sus prendas de vestir, ropa interior, leggins, su fajón y su cartera en donde si había dejado su celular.

Al mirar la hora en su reloj, más bien terminó maldiciendo al cielo. Se le estaba haciendo tarde para llegar a la inducción que daría su universidad a los estudiantes de nuevo ingreso de ese año y ella era una de las encargadas de ofrecer recorridos por todo el campus.

Si se iba a casa a cambiarse, llegaría muy tarde y el presidente del consejo estudiantil se la comería viva después, de forma figurativa claro, porque quien había terminado comiéndosela literalmente había sido otro chico. Su rostro se compujo al pensar más en ello. Quería salir corriendo lo más rápido posible de ahí, antes de tener que pasar vergüenza al encarar al chico con el que pasó la noche, ¡pero su traicionera camisa no aparecía!

Buscó debajo de la cama por el lado que durmió, pero no la vio. Cuidando de no despertar al otro huésped, caminó lo más silencioso que pudo hacia el lado donde dormía el nudista. Su brazo derecho cubría parte de su rostro gracias a Dios, pero mordiendose el labio decidio que quería y no quería ver al dueño de su cuerpo de la noche anterior.

Vestida en solo su sujetador y el resto de su ropa, suspiró agarrando valor y se inclinó hacia el suelo para buscar debajo de la cama del lado del chico, pero no tuvo suerte, no estaba su camisa.

Cuando ella se puso de pie y se dio la vuelta para seguir viendo alrededor del cuarto, quedó helada cuando un brazo le sostuvo la muñeca.

-¿Qué haces? -oyó la voz somnolienta y carrasposa del chico preguntarle. Voz que la hizo estremecerse. Sonaba demasiado sexy en sus oidos como para seguir tomando decisiones racionales.

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